Andoni LUBAKI

El Frente Polisario elige en congreso al nuevo presidente

Tras la muerte de Mohamed Abdelazziz el Polisario busca un nuevo líder que le conduzca a la independencia tras más de 25 años de bloqueo a la solución del referéndum.

AAbdelazziz ha dejado un hueco difícil de llenar. El nuevo presidente sabrá que la población saharaui le comparará continuamente con nuestro antiguo líder», advierte Hassana Chej, fotógrafo del Ministerio saharaui de Información. «Que venga el que tenga que venir, pero que nos saque de este sitio y nos devuelva a nuestra tierra», implora.

Argelia impone como condición para seguir ayudando a los saharauis que el presidente y los altos cargos de la ejecutiva del Polisario sean militares. Eso ha hecho descartar a varios diplomáticos con experiencia para el cargo como es el caso de Mohamed Jadad, jefe de la diplomacia del Polisario y jefe negociador también de los encuentros que se han mantenido con el Gobierno alauí. «¿Por qué quieren imponer a un militar en el cargo los argelinos? Para controlarnos mejor. Argelia es tan nociva con nosotros como lo es Marruecos», asegura Cheja Mulay, antiguo estudiante en Cuba que ostenta un restaurante en Rabouni. «Nos utilizan como una patata caliente ante Marruecos. Si Marruecos reivindica algo de Argelia o hace algo que no le gusta, amenaza con mandar a la guerra al Polisario. Por eso quiere a un militar en el Gobierno. Alguien que no le desobedezca, alguien a quien el pueblo no le pueda exigir cuentas».

Nuevos problemas

A la actual situación de confrontación con Marruecos, al Polisario se le suman nuevos problemas. El yihadismo, que se expande dentro de los campamentos, el narcotráfico presente en toda la región y la división de opiniones entre la población... todo ello unido hace de los actuales tiempos unos de los más difíciles a los que se ha enfrentado el Polisario.

El Sahel y el sur del Sáhara están siendo invadidos ideológicamente por ideas yihadistas. Esta ideología milenarista encuentra el perfecto caldo de cultivo en la sociedad refugiada saharaui. Desesperada y hastiada de tantos años de bloqueo político, la yihad es un clavo ardiendo al que se aferran los que ya han perdido toda esperanza. «Ofrecen 450 euros al mes directamente a las familias en los campamentos cuando el sueldo de un Ministerio no llega a los 50 mensuales. Si no tienes trabajo, ni familia, ni nada que hacer más que estar calentando té en una mísera tienda, siento decirlo pero, es una buena salida», explica Cheja, quien afirma tener dos primos luchando con el Estado Islámico en Sirte. «Estudias en la Universidad y terminas tumbado en una haima (casa de tela utilizada por los saharauis), sin luz y sin agua. Cada vez más jóvenes quieren ir a luchar. Sus familias, que generalmente son las más pobres de la zona, les animan porque saben que les darán dinero en mano en los campamentos (nada de bancos) y que dejarán de ser pobres. Todo eso gracias a la yihad. Si no me crees, pregunta en El Aaiun qué es lo que pasó en marzo», invita Cheja. Se refiere a los tres Toyota Pick Ups que entraron en el campamento de refugiados de El Aaiun y se llevaron una cantidad indeterminada de jóvenes para luchar en la yihad. «Te dirán que no pasó nada; otros, que sólo se llevaron a cinco. Te digo que fueron 25 los que se fueron voluntarios. Eso en una noche. Espera que los vecinos vean que les llega dinero a las familias y que éstas se trasladan a mejores sitios que éste, verás cómo dicen que sí a la yihad sin importarles si es el Daesh o Ben Mojhtar (antiguo lider del AQMI y hombre fuerte en la zona)», vaticina Cheja. Fuentes oficiales consultadas por GARA han confirmado este hecho pero no han querido dar datos exactos ni hacer una declaración oficial al respecto.

Sin embargo, no es el problema más grave al que se enfrenta el Polisario del inicio del siglo XXI. La disidencia política interna ha hecho mella en lo más profundo del Frente. Varios ex-ministros y altos cargos de la Ejecutiva saharaui han pasado a Marruecos. Como ejemplo está la antigua directora del UNMS Gajmoula Ebbi, quien actualmente ocupa cargos de importancia en la política marroquí y se ha convertido en acicate contra el Polisario y ayuda para todo aquel que quiera abandonarlo y pasarse a las filas del enemigo.

«Años de inmovilismo crean, y no sólo en la sociedad saharaui, nuevos movimientos internos que, si bien surgen de un mismo tronco, se van distanciando. El enemigo aprovecha esa situación y hace que estos grupos disidentes se conviertan en punta de lanza de una ideología contraria a la que provienen. El ejemplo más claro es el autodenominado Frente Polisario Original», explica Ismail Tanrmert, intelectual amazigh desde su casa en Orán (Argelia). Tanrmert se refiere al grupo formado con ese nombre y cuya mayoría de integrantes viven y trabajan en la zona ocupada por Marruecos sin que hayan cambiado el nombre, creando confusión. «Podríamos hablar de los acontecimientos de 2014 como hechos aislados pero me temo que no es así (varios jóvenes saharauis atacaron en abril de ese año gendarmerías y wilayas –Ayuntamientos– del Polisario tanto en Smara como en El Aaiun sin que se sepan aún los motivos). Es algo que volverá a pasar si el Polisario no sabe mover ficha. Enrocarse a estas alturas no es estratégicamente bueno», advierte.

Un histórico candidato a presidente

El único candidato que se presentará a la elección es Brahim Gali: fundador del Frente Polisario, primer secretario general y líder del primer ataque contra fuerzas españolas en 1973. Ha ocupado desde el principio puestos de relevancia y actualmente es embajador en Argelia y anteriormente lo fue en el Estado español. Tan carismático para el pueblo como duro en sus acciones, Gali ha sido muchas veces crítico con la «recurrente pero poco creíble amenaza de guerra que lanza el Polisario de volver a la guerra cada cierto tiempo», como afirmó en el 40 aniversario de la independencia del Sahara Occidental el 27 de febrero en el campamento de Dakhla.

Aunque el líder mejor posicionado y único candidato sea él, aún debe ser ratificado por el Congreso del Polisario. «Todo está abierto aunque mucho esté escrito», afirma Hassana Chej por teléfono. «Puede ser que no lo ratifiquen». Algo que podría lastrar su candidatura son las voces que se han alzado recordando las denuncias por abusos sexuales sufridos en la Embajada de Argel cuando era embajador. Algunos saharauis en el exilio en el Estado español le han tachado de tribalista (Gali proviene de una de las tribus más grandes de entre los saharauis, la R´Guibat, si bien su rama dentro de la tribu sea la más minoritaria en los campamentos, la Awlad Taleb). Lehbib Taleb, afincado en Málaga, declara a GARA que «todos los presidentes tienen que ser militares pero nadie habla de que tengan que ser R´Guibat. En el Parlamento son mayoría y se ayudan entre ellos. Aunque dijeran que el tribalismo desapareció cuando se fundó el Polisario, es mentira. El único que no era tribalista era el mártir Luali Mustafa Sayed; su hermano Bachir tampoco lo es», asegura.

Tiempo de oportunidades

Lo que sí está claro es que el nuevo mandatario saharaui deberá hacer frente a un nuevo panorama político internacional. Ismail Tanrmert afirma que «el Polisario debería aprovechar para posicionarse como fuerza social y política estable en el Sahel y sur del Sahara. Aprovechar su conocimiento del terreno para erigirse como gendarme contra la yihad. Así, países extranjeros tendrán que tomar más en cuenta al Frente Polisario, cosa que, como todos sabemos, hasta ahora no lo han hecho porque no les ha hecho falta».

 

El sahel es una autopista para el narcoyihadismo a la que el caos libio postgadafi sumó otro carril

Desde el derrocamiento y linchamiento del líder libio Muamar al Gadafi, el Sahel se ha convertido en un polvorín. Grupos yihadistas surgidos del desgobierno que impera en esta zona del norte de África se hicieron con el arsenal que en Libia guardaba Gadafi. Bandas organizadas de traficantes ya habían visto desde antes en el auge del yihadismo una protección para atravesar el desierto, sumando sus fuerzas con las de los yihadistas y dando lugar a un fenómeno que en los últimos años se ha visto reforzado.

Todo el sur de Argelia, norte de Mali y Mauritania está considerada «zona roja» por diferentes organismos de seguridad. La permeabilidad de las fronteras junto con la poca vigilancia hacen de ella una «autopista» para el hachís marroquí y la cocaína descargada en las costas mauritanas y en Guinea. Se han dado incluso casos en los que los traficantes han atacado a militares en sus puestos de control y en algunos casos incluso los han secuestrado para exigir la devolución de una carga anteriormente incautada por las autoridades. Hasta ahora los traficantes se limitaban a escapar si eran interceptados.

La extrema pobreza de los habitantes de la zona la hacen también idónea para que las ideas yihadistas calen entre la población. Estas vienen cargadas de esperanzas, promesas y dinero a pueblos que hace mucho que las perdieron. AQMI (Al Qaedda del Magreb Islámico), Ansar Dine (grupo yihadista de mayoría tuareg), MUJAO (Movimiento para la Unicidad y Yihad en el África Occidental), MIA (Movimiento Islámico de Azawad), Al Murabitun... son sólo algunos nombres de grupos yihadistas perfectamente organizados que actúan en la zona.

Hay sospechas fundadas de que algunos de ellos, en especial el grupo MUJAO, ha recibido ayuda tanto logística como financiera marroquí. Salama Salek, jefe de seguridad de los campamentos refugiados, afirma en declaraciones obtenidas por GARA que «miembros saharauis de MUJAO fueron apresados cuando intentaban cruzar la frontera hacia territorio ocupado por Marruecos después de colaborar en el secuestro de los tres cooperantes en octubre del 2011. Tenían grandes cantidades de dinero, armas de fabricación francesa y planos de los campamentos para posibles futuras acciones».

En ese sentido, el Polisario es la única fuerza armada con un ejército regular en la zona que puede hacer frente a la yihad. Con una capacidad de movimiento de la que ningún otro país vecino dispone, su alianza con los países occidentales podría desestabilizar la balanza en contra del auge yihadista en África. Sin embargo, el Estado francés se niega a apoyar esa alianza en favor de su histórico aliado, Marruecos.A.L.