Aritz INTXUSTA

La fábula de las marionetas proscritas

Peligrosísimas vacas africanas preocupadas por la mentira, malvados panaderos que se enfrentan a diablos y niños que discuten por jugar en el parque. Los titiriteros más perseguidos del Estado aterrizan en San Fermín.

«No debería ser noticia que unos titiriteros actuaran, pero entiendo que, por desgracia, sí lo es», comenta Raúl Griot, uno de los miembros de la Compañía Títeres desde Abajo, que en febrero acabó encarcelado tras una brutal y cavernaria campaña de acoso por sacar a escena una pancarta del tamaño de media servilleta de bar en la que se leía “Gora Alka-Eta”. Mientras tanto, su compañero Alfonso Lázaro sigue montando el armazón del humilde tenderete que les sirve de escenario al abrigo de la Plaza Santa Ana.

El espectáculo principal de ayer en sanfermines fue la fábula africana “Lo que más duele en el mundo”. «La obra reflexiona sobre la mentira con vacas, hienas y moscas, pero no tiene un discurso aleccionador ni excesivamente claro pese al título, porque la trama da muchísimas vueltas». Luego continuaron con un clásico del títere de cachiporra, con el “Panadero y el diablo”, de Andrés Vilafañe. Como remate, a la minúscula escena se subieron los personajes de “El pequeño propietario”, una obra corta en la que dos niños discuten sobre quién tiene derecho a jugar en un parque.

La compañía granadina justo aterrizó ayer y no había tenido tiempo aún para familiarizarse con los sanfermines. Hoy repetirán en el mismo lugar, pero un poquito antes (a las 18.00 horas) a iniciativa de la Peña La Única. La de hoy será una obra pensada para los adultos, como “La bruja y don Cristóbal” que les llevó a prisión, pues todavía en el Estado no se ve aceptable que las brujas sean buenas y los policías malos, pese a todo lo llovido.

Libres del enaltecimiento, todavía se les persigue por «incitar al odio» y las marionetas de la bruja y de Cristóbal no suben a escena por precaución. Hoy sus guantes representarán “La plaza de mi pueblo”, una obra «gamberra». La obra se desarrolla tejiendo canciones de toda la vida y punks. «Hay canciones de La Polla y una escena basada en detector de gilipolleces de los Lehendakaris muertos. Criticamos el militarismo con el tema de “Mambrú” y esas cosas», sigue Riot.

«Después de pasar por la cárcel nos planteamos todo, después decidimos seguir como siempre. Aquí venimos tranquilos», asegura el titiritero.