En un acto institucional celebrado en el Museo de Nafarroa con presencia de todos los consejeros del Gobierno foral, la presidenta Uxue Barkos ha asegurado que, «como en cualquier equipo de trabajo, se impone una reflexión», al cumplirse el primer año de mandato del Ejecutivo. Ha querido matizar que «no se trata de una crisis de gobierno», sino de «una revisión de las estructuras heredadas en la Administración».

Barkos, que ha agradecido el trabajo «duro y exigente» de los consejeros, ha hecho un balance positivo de este primer año de Gobierno, aunque ha admitido que también se han cometido «errores», fruto muchos de ellos de la «inexperiencia» de los nuevos equipos. También ha admitido que en ocasiones «no se ha sabido explicar bien algunas medidas que han podido generar incertidumbre en ámbitos muy sensibles».

En un repaso a los acontecimientos del último curso, Barkos ha subrayado «decisiones complicadas» como la reforma fiscal o los «problemas estructurales» que asumió al acceder al cargo, como el incremento de la aportación de Nafarroa al Estado español (que ha pasado de 485 millones en 2010 a 591 en 2015) y que ha calificado como «una situación absolutamente perversa».

«Pese a los mensajes apocalípticos que se lanzaron al comienzo de la legislatura, un año después de la formación de Gobierno comprobamos que hay otra manera de hacer las cosas y que hemos puesto en marcha un cambio sereno pero profundo, también en el ámbito económico, en el que los últimos datos de la AIReF revelan que Nafarroa está en situación de estabilidad, de seguridad», ha añadido.

Barkos ha adelantado algunas de las principales acciones previstas, entre las que se encuentra la aprobación de siete nuevas leyes forales: Salud, Inclusión Social y Renta garantizada, Contratos Públicos, Impuesto sobre Sociedades, Impuesto sobre el Juego, Inversiones locales y la Ley foral general tributaria.