B.Z.

El Govern espera ya el visto bueno de la CUP para tramitar los presupuestos

Dos años se cumplieron ayer de la celebración de la consulta del 9N y un año de la aprobación de la Declaración de desconexión en el Parlament. El trabajo que le queda al soberanismo, sin embargo, es ingente, empezando por la aprobación de unos presupuestos sin los cuales el Govern asegura que no habrá referéndum en setiembre de 2017.

Si el referéndum anunciado para otoño de 2017 es la criatura mimada del soberanismo catalán, los presupuestos del próximo ejercicio son el elefante instalado en medio de la sala de máquinas que todos prefieren evitar mirar. Y sin embargo, sin domar a la bestia, no habrá criatura que camine. Así lo anunció al menos el propio president, Carles Puigdemont, al establecer que, si el Govern no cuenta con unos presupuestos para 2017 convocaría elecciones. Con estos condicionantes sobre la mesa, y tras semanas de conversaciones discretas entre el Ejecutivo de Junts pel Sí (JxSí) y la CUP, el Govern tiene ya lista una propuesta de arranque con la que espera al menos poder iniciar el trámite parlamentario (la propuesta de 2016 no fue ni siquiera aceptada a trámite, lo que provocó que Puigdemont convocase la cuestión de confianza).

Algunos medios hablaron ya ayer de un principio de acuerdo entre independentistas, algo que desde la CUP negaron. Será este sábado cuando el Consejo Político de la formación decida qué hacer, después de que la propuesta trasladada por el equipo del vicepresidente económico, Oriol Junqueras, sea debatida entre hoy y mañana en las asambleas territoriales. Por lo poco que ha trascendido, se sabe que el principal punto de negociación ha sido el de la fiscalidad, ámbito en el que la CUP ha insistido en elevar los impuestos, de un modo u otro, a las rentas más altas. Se desconoce cuál es la fórmula escogida por JxSí para tratar de seducir a la izquierda anticapitalista.

Se desconoce, asimismo, cuál será el modo en que unas cuentas llamadas «de desconexión», que tendrán que tener partidas destinadas a las estructuras de Estado y al propio referéndum, tratarán de esquivar el previsible recurso de inconstitucionalidad por parte del Gobierno español. Por lo pronto, se da por hecho que el PP catalán pedirá un dictamen al Consell de Garanties Estatutaries, algo que alargaría un mes más los trámites, imposibilitando que entren en vigor este mismo año (algo ya difícil sin el dictamen). Que Catalunya arrancará 2017 con los presupuestos de 2015 prorrogados de nuevo es ya un hecho. Y en cualquier caso, el sí de la CUP de este domingo solo garantizaría el inicio de los trámites parlamentarios, no la aprobación definitiva de las cuentas.

Una relación complicada

Por mucha conveniencia que haya, no parece que la relación entre la CUP y JxSí vaya a llegar nunca al amor. El trabajo conjunto existe y, en realidad, ha dado ya frutos. Sin ir más lejos, ayer mismo se dio luz verde a la tramitación de la Ley que regulará las relaciones con los catalanes que viven en el extranjero. Pero los puntos de fricción son notorios y vienen explicados, en parte, por la necesidad que cada cual tiene de marcar perfil, ya que ni la CUP se puede permitir aparecer desdibujada por la mayoría de JxSí, ni el Govern puede presentarse preso de 10 diputados anticapitalistas.

Por ejemplo, la CUP aprovechó la sesión de control al Govern para criticar el papel del conseller de Interior, Jordi Jané, y del director de los Mossos d’Esquadra, Albert Batlle, por el papel desempeñado por la Policía catalana en la detención de la alcaldesa de Berga, Montse Venturós, a requerimiento de los juzgados. «No están actuando de acuerdo con la excepcionalidad del momento», aseguró el diputado Benet Salellas. Fue el propio Puigdemont el que le contestó que «la actuación de Interior y del Govern en la detención (de Venturós) es exactamente cero». «Se trata de alejarnos de toda tentación de poner la mano de la política en los Mossos», añadió.

 

Puigdemont no irá a la reunión de presidentes

Ya lo había insinuado, pero el president, Carles Puigdemont, dejó ayer claro que no asistirá a la denominada sexta conferencia de presidentes autonómicos que el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, convocará en las próximas semanas. Durante la sesión de control del pleno del Parlament, tanto la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, como el del PSC, Miquel Iceta, le afearon su ausencia en una reunión en la que se hablará, entre otras cosas, de la necesidad de actualizar el modelo de financiación autonómico. Algo que Catalunya lleva reclamando años. Pero Puigdemont pidió que, antes de eso, Rajoy «pague sus incumplimientos».

«La experiencia me recomienda no asistir; es un periodo de postautonomismo y en él no encajarían los comportamientos más clásicos y fallidos del autonomismo más rancio», añadió un Puigdemont que también se refirió al segundo aniversario de la consulta del 9N y al procesamiento de Mas: «La mejor manera de responder será celebrando un referéndum de independencia en 2017». GARA