
Los empleos atípicos –aquellos que no son fijos y a tiempo completo– tienden a estar asociados con mayor inseguridad para los trabajadores, dado que estos corren el riesgo de perder el empleo con mayor facilidad, y a menudo están relacionados con desventajas salariales, como recoge un informe de la OIT que se hizo público ayer.
La Organización Internacional del Trabajo ha elaborado un documento titulado “El empleo atípico en el mundo: retos y perspectivas”, que analiza las formas que difieren del contrato indefinido al cien por cien de carga horaria, es decir: los trabajos temporales; a tiempo parcial; temporal a través de agencia; subcontratación; trabajo por cuenta propia dependiente; y otras «relaciones ambiguas», como el contrato de cero horas o «a pedido».
El informe asume que estas formas de empleo pueden facilitar el acceso al mercado laboral y ofrecer cierta flexibilidad a los trabajadores y a los empleadores. Sin embargo, subraya que con frecuencia están relacionados a una mayor inseguridad en varios aspectos.
«En países donde el empleo atípico está muy extendido, los trabajadores corren el riesgo de pasar de este tipo de empleo al desempleo», indica. Asimismo, advierte de que «los trabajadores en empleo temporal pueden estar sujetos a desventajas salariales de hasta un 30% en comparación con los trabajadores permanentes que realizan labores similares». Otro de los problemas detectados es que cuando los trabajadores ejercen este tipo de empleo «no estándar» tienen «dificultades para ejercer sus derechos fundamentales, tener acceso a las prestaciones de seguridad social y a la formación profesional».
Aunque el informe no aporta datos nuevos por estados y se limita a ofrecer algunas cifras como ilustración, «constata» un aumento de las formas atípicas de empleo a nivel mundial. Respecto al tiempo parcial en Europa, uno de cada cinco trabajaba con este tipo de contrato en 2014, con ejemplos claros de uso intensivo como en Holanda, donde afectaba a más del 45% de los empleados.
Precisamente, en la rueda de prensa de ayer, la principal autora del estudio, Janine Berg, puso el ejemplo de Holanda para explicar que este tipo de contratos no son malos por sí mismos y que en ese país los trabajadores tienen sueldos dignos y los mismos derechos que sus colegas a tiempo completo.

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