Mikel ZUBIMENDI

Trump busca «pelea» con China y hace crecer los temores sobre su diplomacia

Trump hizo lo que ningún presidente había hecho en cuatro décadas: hablar directamente con su homólogo taiwanés. Aumenta la tensión bajo un horizonte de guerra comercial.

Una llamada de Trump, de solo diez minutos, a la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, ha complicado de manera sustancial las relaciones con China, ya de por sí delicadas, y ha supuesto una ruptura de una posición diplomática de EEUU que duraba 40 años. Y es que desde 1979 hasta el viernes pasado, ningún presidente en el cargo o recién elegido había hablado directamente con su homólogo taiwanés, ni por teléfono ni en persona.

Desde que EEUU abrió relaciones diplomáticas con China en 1979, había cortado toda relación formal con una Taiwán a la que consideró como «parte de una sola China». Aunque durante este tiempo haya mantenido relaciones no oficiales con la decimoctava potencia económica del mundo, justo por detrás de Australia, entre otros sustanciales contratos militares, EEUU ha evitado la pelea con China, un poder militar masivo y emergente además del mayor socio comercial de Washington.

Partidaria de la independencia, la presidenta taiwanesa rechaza una eventual reunificación. Sin buscar la confrontación con su gigantesco vecino continental, pero sin desaprovechar las oportunidades que le brinda un Trump provocador, impulsivo e irrespetuoso con los usos y códigos diplomáticos, Tsai Ing-wen ha acrecentado la neuralgia política de un Pekín que habla de los «enormes riesgos y potenciales choques» que puede traer esta dinámica.

Trasfondo de guerra comercial

Pekín advirtió a Trump de que la única manera de mantener la cooperación entre ambos países era el respeto al principio de una «sola China». En palabras del portavoz de Ministerio de Exteriores chino, Lu Kang, que informó de una protesta oficial, eso implica que el único gobierno chino es el de Pekín y debe alejar al gigante estadounidense de toda aspiración independentista de Taiwán.

Quizá sorprendido por la tormenta que ha desatado, Trump volvía a la carga vía Twitter. En su mensaje acusaba a China de devaluar su moneda para que «nuestras compañías» no puedan competir o de «construir un complejo militar masivo en mitad del mar de China».

Pekín no quiso hacer comentarios sobre esos tuits. No obstante, en tanto que nueva potencia bancaria y punto de ensamblaje y expedición por barco de casi todos los productos asiáticos hacia EEUU, quizá lo que más teme el mundo es una guerra comercial. Y, como munición, la denuncia contra China por su juego injusto y manipulador en la competición económica global resulta popular y se capitaliza en votos.

 

¿Un exrival sin experiencia? No hay problema para Trump

Tras haber nominado al exgeneral de Marines James "Perro Loco" Mattis como secretario de Defensa, Trump reveló ayer quién era su elegido para la Secretaria de Vivienda y Desarrollo Urbano: Ben Carson. El fichaje de este neurocirujano retirado, el primer afroamericano en su Gabinete, socialmente muy conservador, supone premiar a un exrival en el proceso de primarias republicanas y, en cierta medida, usar la conformación del Gobierno como prescripción para cerrar heridas.

Cuando las espadas de ambos estaban en alto, Trump acusó a Carson de tener un «temple patológico similar a la enfermedad de un abusador de menores». Hace semanas, este se autoexcluyó de todo puesto en el Gobierno por «no tener experiencia». Tras el anunció de Trump, que puso en valor «su mente brillante y pasión», Carson giró 180 grados y se mostró «encantado de volver a hacer grandes las ciudades para todos». A Trump no tener experiencia no le parece ningún problema.M.Z.