Guerra, Pello

La bilateralidad es un mito del foralismo

En Nafarroa llevamos años escuchando que mantenemos una relación de bilateralidad con el Estado, que hablamos de igual a igual y que entre los dos nos arreglamos, especialmente cuando estamos bien avenidos. Todo ello, claro está, con el ingrediente de la lealtad institucional, la unidad de la patria y la solidaridad interterritorial. Esto es al menos lo que nos ha vendido el foralismo que defiende la comunidad diferenciada.

Pero no parece que sea muy bilateral que el Estado intente prorrogar lo máximo posible un acuerdo sobre el Convenio que resulta lesivo para Nafarroa, ya que le obliga a pagar entre 100 y 250 millones de euros más cada año.

«En esta bilateralidad, el Estado tiene la sartén por el mango», destacó el portavoz de EH Bildu, Adolfo Araiz, en el Parlamento. Y es que es una bilateralidad muy rara aquella en la que una parte impone sus criterios a la otra. O las dos partes son iguales o no hay bilateralidad que valga. Y en este caso, ha quedado acreditado que el Estado manda más que Nafarroa.

Y en esta relación desigual tienen buena parte de culpa los mandatarios navarros que han negociado hasta el momento con el Estado. Si no, no se entiende que firmen acuerdos tan perjudiciales. A no ser que haya otros elementos que no nos han contado.

La igualdad en la relación no existe, pero Nafarroa tiene la capacidad de negociar directamente con el Estado. Por eso, no parece una buena estrategia acudir a una Conferencia de Presidentes con otras catorce comunidades. Aunque Madrid haya optado por el inmovilismo.