Soledad GALIANA

DUP, pieza clave para May y mal augurio para el proceso de paz

El Partido Unionista Democrático (DUP) se ha erigido en la pieza clave para la continuidad del partido conservador británico al frente del Ejecutivo de Londres gracias a sus diez diputados, mientras que la incertidumbre acecha a las instituciones norirlandesas, que podrían ser colapsadas por los unionistas. Un mal augurio para el proceso de paz.

Los medios británicos nunca habían dedicado tanta atención a los resultados de las elecciones generales en el norte de Irlanda como hasta estos últimos dos días. Y la atención no se debe al aumento histórico en el número de diputa- dos para tanto Sinn Féin como para DUP, o la desaparición de los dos partidos políticos definidos como «moderados» (SDLP y UUP) del mapa político del Parlamento de Westminster, sino a la importancia de los diez escaños del unionista DUP para la primera ministra tory en funciones, Theresa May, y su intención de dar continuidad al Gobierno conservador de Londres.

Tanta es la desatención que existe en Gran Bretaña hacia la política norirlandesa que los británicos se lanzaron a las redes sociales para informarse de qué es el DUP y qué valores representa. La búsqueda se transformó en la consulta número uno para Google y la página web del DUP se colapsó durante la mañana del viernes. Sin embargo, lo que los ciudadanos encontraron no ha hecho sino reforzar su preocupación ante la alianza a la que May se ve abocada para mantener su ambición política, que ya se augura finiquitada.

Los medios británicos han definido al DUP como sectario, homófobo, machista, racista... Los vínculos del DUP con los grupos paramilitares lealistas, particularmente con la Asociación de Defensa del Ulster (UDA), con la que la líder del partido, Arlene Foster, se reunió y paseó por las calles de Belfast durante la campaña electoral –pese a que sólo tres días antes se le atribuyó la muerte de Colin Horne ante su hijo de tres años a consecuencia de una lucha interna– no han servido para calmar los ánimos de los votantes británicos, que han tomado las redes sociales para acusar de hipocresía a May, quien basó parte de su campaña contra el líder laborista, Jeremy Corbyn, en la acusación de «asociación con terroristas» por sus reuniones con Sinn Féin en los años 80.

Theresa May se ha apresurado a desempolvar el nombre oficial del partido, que sólo sale del cajón en ocasiones especiales, como la autodeterminación escocesa. Pero incluso en el Partido Unionista y Conservador se han escuchado voces preocupadas, como la de la líder tory en Escocia, Ruth Davidson, quien escocesa y protestante planea casarse con su novia católica irlande- sa en las próximas semanas. Y aunque Davidson le ha quitado importancia a la alianza de su partido con los unionistas es importante recordar que el único lugar en Gran Bretaña e Irlanda donde no se reconoce el matrimonio entre homosexuales es el norte de Irlanda, y eso es así debido exclusivamente a la oposición del DUP.

Los conservadores ya han reconocido que el DUP no podrá influenciar en los derechos del colectivo LGBT, pero sí sobre los plazos del aborto o los presupuestos británicos, de los que se espera se beneficie el norte de Irlanda. El problema es que la última palabra de dónde ira el dinero la tendrá el DUP, que seguramente tenderá a asegurar el presupuesto de sus ministerios y ahogar a aquellos en las manos republicanas de Sinn Féin.

El partido republicano ha obtenido los mejores resultados de su historia en estas elecciones al Parlamento de Londres al lograr siete diputados y arrebatar al nacionalista SDLP los escaños de Foyle y South Down y al UUP los de Fermanagh-South Tyrone, a pesar de la alianza entre los partidos unionistas que presentaron un único candidato.

Sinn Féin está resistiendo la presión de quienes le reclaman que acabe con su política de no ocupar sus escaños en Westminster y jurar lealtad a la reina inglesa. El partido republicano apunta a que el mandato de los votantes es para que se centren en la situación en el norte de Irlanda, y la líder de Sinn Féin en el norte, Michelle O’Neill, ya ha llamado a la reanudación de las negociaciones para la formación del Ejecutivo norirlandés suspendidas durante la campaña electoral.

La posibilidad de que el DUP se alíe con los conservadores en Londres no es un buen augurio para el proceso de paz irlandés, ya que los unionistas podrían decidir colapso las instituciones norirlandesas y gobernar a distancia o de forma indirecta a través de su influencia en el Ejecutivo de Londres, o volver a ellas desde una situación de poder que poco haría por asegurar su estabilidad o su continuidad.