Iraia OIARZABAL

Un ejército de voluntarios entregados a la misma causa

Suena el teléfono, lo hace en cualquier momento del día. Se necesita ayuda constante para mantener en las calles el pulso en defensa de las libertades. Y la respuesta es inmediata. Un organización ejemplar de un ejército formado por miles de voluntarios.

Faltan horas de sueño y sobran preocupaciones, pero no hay lugar para la resignación. Catalunya ha demostrado que cuenta con millones de ciudadanos dispuestos a movilizarse en defensa de los derechos fundamentales. Cuentan con la determinación de sus instituciones y, sobre todo, con la entrega incondicional de miles y miles de personas que trabajan bajo una organización impecable. Son los voluntarios que con sus petos verdes encima están demostrando de lo que es capaz este pueblo.

Francesc Cara, miembro del secretariado de movilización de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), nos atiende durante una pausa de su trabajo. Dedica prácticamente cada uno de sus momentos libres a trabajar como voluntario en la entidad soberanista y responder a nuestras preguntas forma parte de la larga lista de tareas que acumula estas últimas semanas. Forma parte de la ANC desde hace cinco años y en el último año y medio dedica entre 4 y 5 horas diarias al voluntariado. «Entro a trabajar a las 6.00 de la mañana y salgo a las 18.00. Luego me dedico a trabajar en la Assemblea», resume. Habla desde la modestia y subraya que su caso no es excepcional.

En cifras, por hacernos una idea de lo que mueven las entidades soberanistas, el pasado 11 de setiembre unos 2.700 voluntarios de la ANC colaboraron en la organización de la Diada. A lo largo de las semanas previas al referéndum del 1-O las tareas se han multiplicado y el domingo pasado casi 50.000 personas se presentaron voluntarias ante la petición de la Generalitat. Hay trabajo para todas: colocar vallas, formar cordones de seguridad, repartir información, montar infraestructuras...

Quizás lo que más ha llamado la atención es la labor que muchos voluntarios han desempeñado en las protestas de los últimos días con el objetivo de garantizar el control de la situación y la seguridad. Que todo se mantuviera en orden y sin sobresaltos no es tarea fácil en momentos de tanta tensión como los vividos el pasado 20 de setiembre frente a la consejería de Economía tras la detención de varios altos cargos o en las cargas policiales del pasado domingo en colegios electorales de todo el país.

Respeto y comunicación

«Es increíble cómo la gente que acude a las manifestaciones hace caso a estas personas. Cuando detectamos algún tipo de problema o que no se están respetando los límites, la mera presencia de estas personas y que les digan que por favor se retiren para atrás nos da cierta fuerza», explica Cara.

Comunicación y respeto son dos de las variables claves en la ecuación que hace que todo salga bien. La comisión de movilización la llevan entre varias personas. Ante una convocatoria, han de tener en cuenta diversos factores: elegir el lugar, decidir qué es lo que se quiere explicar a la gente, cómo hacerlo y qué infraestructura requiere, cuántos voluntarios harán falta, cuáles son los posibles riesgos... «Es un trabajo en equipo y muchas veces son tormentas de ideas. Cuando preparamos un 11 de setiembre, lo primero que miramos evidentemente es el contexto político en el que nos movemos y qué queremos pedir», destaca.

«Dar marcha atrás sería la perdición»

La evolución del movimiento independentista en los últimos cinco años es la clave para que Catalunya esté hoy donde está. «Nosotros no seríamos nada sin ael poyo que toda la gente nos ha dado desde 2012, eso lo tenemos claro», recuerda Cara. No confía en que el Estado español vaya a modificar su posición. «Yo no voy a llamar a la movilización a la gente ni les voy a decir que va a ser una fiesta cuando realmente nos vamos a encontrar situaciones como la del 1-O», señala. Recuerda su experiencia en L’Hospitalet de Llobregat, donde vivió momentos de tensión entre barreras humanas frente a policías y también sintió orgullo por la respuesta ciudadana. «El domingo tuve la muestra de que aquí en Catalunya, seas del sí o del no, hay que tratar a la gente con respeto. La dignidad que mostró la gente haciendo cola para ir a votar, bajo la lluvia y viendo vídeos de agresiones brutales por parte de la Policía española, fue como para poner los pelos de punta».

¿Qué esperar ahora? El Gobierno español hace tiempo que fijó posición. Hoy deben declarar en la Audiencia Nacional el mayor de los Mossos y los presidentes de Òmnium y la ANC. Desde la Assemblea son conscientes de que el reto está en mantener el pulso movilizador. «La gente tiene ganas de decir basta. No somos violentos pero vamos a ser firmes y es la firmeza la que nos va a llevar a nuestro objetivo», sostiene Cara.

En este punto, pone encima de la mesa la cuestión de la mediación, tan mentada en las últimas horas. «Confío en que tarde o temprano los gobiernos de Europa –si no abiertamente, por la puerta de atrás– presionen al Gobierno español y realmente esto se pare de alguna manera. Si nosotros damos un paso atrás estamos perdidos, eso lo tengo clarísimo, la represión va a ser brutal», alerta. Por ello, apela a no obviar las más que previsibles dificultades y a mantener la confianza en el proceso.

Una red de país....

Lógicamente Barcelona es el principal foco de atención, pero conviene no olvidar que el resto de provincias tiran con fuerza en la misma dirección. Emili Salva es de Corçà (Girona) y nos cuenta que la movilización también ha sido espectacular allí. En la comarca de la Bisbal, de donde procede, unas 20.000 personas se movilizaron en la «Aturada de Pais» del martes. En Girona lo hicieron cerca de 100.000. Cada convocatoria cuenta con un hilo conductor entre las principales capitales y el resto del país. Y cuando las circunstancias lo requieren, la disposición a echarse a la carretera es total. Es lo que ocurrió, por ejemplo, el pasado día 20 de setiembre. Todos van a una y con los conceptos claros: la mayor preocupación es que sea pacífico. «Estamos preparados porque mucho nos tememos que lo que irán es a coger a nuestro president. Y eso no lo toleraremos», afirma Salva.

Impedir la represión de un Estado obcecado en utilizar toda su fuerza no es tarea fácil. Catalunya ha demostrado al mundo la legitimidad del proceso abierto, pero mantenerse en su posición va a requerir de mucho sacrificio. Las entidades soberanistas son conscientes de ello. Gloria Segarra forma parte de la ANC en la provincia de Lleida y destaca el trabajo realizado para crear una red que una a todo el país en la misma causa. En Lleida esa conexión es más necesaria, si cabe, al tratarse de una provincia con muchos pueblos y no tanta población. Así, considera importantísima la estructura montada a nivel territorial y subraya que esa organización está dando sus frutos. La labor de los voluntarios va más allá de lo político. Como toda experiencia militante también tiene efectos directos en lo personal. «Me ha cambiado muchísimo y he perdido el miedo. Tengo la sensación de que no hay nada que perder, estoy dedicada en cuerpo y alma», confiesa emocionada.

...que también une a los pueblos

Cada acontecimiento histórico guarda historias personales especiales y en este recorrido hemos encontrado una que mantiene unidas a Catalunya y Euskal Herria. Miren Azpiri, ondarrutarra de nacimiento, lleva 33 años viviendo en Barcelona y los últimos cinco implicada a fondo en el trabajo voluntario en la ANC. Alrededor de una taza de café evoca el salitre de su pueblo mientras nos cuenta cómo empezó su andadura en la Assemblea. Al principio participaba puntualmente y tras las grandes movilizaciones a partir del 2012 se metió de lleno. «El 9N fue un antes y un después. Entonces decidí ser activista», relata. El domingo fue testigo de cómo policías irrumpían violentamente en el colegio L’Estel de Barcelona y pese a la dificultad del momento se muestra segura de que el proceso saldrá adelante.

No puede evitar mirar a Euskal Herria, sin dar lecciones pero apuntando lo que cree conveniente tener en cuenta. «La unión de los partidos es importante. Aquí tres partidos sustentan el proceso; solo puedes votar a uno, pero debemos ayudar a los tres», señala sincera.

Miren Azpiri se despide con un suspiro ante los intensos días que augura por delante y añade: «Espero que esto llegue algún día a Euskal Herria».