Dabid LAZKANOITURBURU

Víboras ajenas sobre Yemen

La crisis en la alianza entre los rebeldes hutíes y las tropas leales al expresidente Ali Abdallah Saleh, que derivó en enfrentamientos armados, se zanjó hace dos meses con la muerte de este a manos de sus aliados cuando huía de Sanaa.

Ahora es su rival en la guerra que asola Yemen, el bando progubernamental, el que amenaza con colapsar con los enfrentamientos en Aden entre las tropas leales al presidente en el exilio saudí y sucesor en su día de Saleh, Abd Rabbo Mansur Hadi, y el Consejo de Transición del Sur.

Aliados contra los rebeldes zaidíes (pro-iraníes), los sudistas no han renunciado nunca a sus reivindicaciones, herederas de la nostalgia por Yemen del Sur. La destitución el año pasado del gobernador sudista de Aden, junto con el hartazgo por la endémica corrupción en el gobierno, han galvanizado la rebelión contra un poder que siempre se ha visto como algo ajeno desde el sur, pese a que Hadi es natural de la provincia de Abyan, aledaña a Aden.

Pero como ocurre en Yemen, y por extensión en todos los conflictos en Oriente Medio, detrás de cada crisis hay uno o varios actores regionales y/o internacionales moviendo los sangrientos hilos.

En el caso que nos ocupa, todo apunta a que los Emiratos Árabes Unidos (EAU) estarían alentando a los sudistas. Y es que esa satrapía del Golfo recela de que el principal apoyo a Hadi provenga de una formación, Al-Islah, próxima a los Hermanos Musulmanes. Los mismos EAU animaron el año pasado a Saleh a desmarcarse, a costa de su propia vida, de los hutíes.

El que durante 33 años fuera presidente del país dijo que gobernar Yemen era bailar sobre un nido de víboras. Lo que no vaticinó es que las víboras que están envenenando Yemen provendrían de fuera.