
«Mi autoridad viene dada por la decisión del Parlamento de Catalunya y, el día que el Parlamento decida no confiar en mí, habré terminado con mi mandato», ha ddeclarado Puigdemont, quien ha explicado que su papel «en el exilio» consiste en «continuar con esta legitimidad».
El expresidente de la Generalitat ha insistido en que, a día de hoy, tiene «la legitimidad y la mayoría parlamentaria para ser elegido», pero ha lamentado no poder ser investido «porque sería detenido en cuanto entrase en España, lo que impediría que cumpliese el mandato democrático de las elecciones del 21 de diciembre».

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