Aimar ETXEBERRIA
CAGLIARI

Hastiada y sin fe, Italia aguarda la decisión de los indecisos

La desgana y el hastío hacia la clase política son dos de los protagonistas de la cita electoral de hoy en Italia, donde el gran número de indecisos jugará un papel clave. Serán estos quienes con su voto –o abstención– hagan decantar la balanza de unas elecciones en las que, en parte, también se mide la salud del sistema político del país.

Solo unos aislados paneles electorales indican en Cagliari, en la capital de Cerdeña, la proximidad de la cita electoral en Italia. Ni rastro de gente congregada alrededor de un orador, ni reparto de panfletos en los principales puntos de encuentro de la ciudad en los días previos a las elecciones. A tal punto llega la cosa que el viernes ni había llegado propaganda electoral a algunos hogares de la isla mediterránea.

El país ha abandonado los actos multitudinarios y se ha enfrascado en una campaña «de pantalla», desarrollada principalmente a base de debates televisivos y publicidad en las redes sociales. Los principales contendientes se han decantado por el formato en pequeño, quizá debido al hastío hacia la clase política que presenta la mayoría de electores o porque son ellos mismos quienes han dejado de creer en su capacidad de movilización. Y es que la desgana se hace notar en el ambiente.

Italia ha perdido fe en la clase política. Según la última encuesta sobre intención de voto publicada hace solo dos semanas –fecha límite para la publicación de sondeos que recoge la legislación italiana–, el número de indecisos se eleva hasta un 45% en algunos casos. Y no todos se decidirán por una formación u otra, ya que serán muchos quienes opten por no acudir a las urnas en unas elecciones en las que la abstención se prevé récord, principalmente entre los jóvenes.

Para la profesora de Sociología en la Facultad de Derecho, Economía y Ciencias Políticas de la Universidad de Cagliari Aide Esu esta abstención perjudicará, sobre todo, a la izquierda.

Considera que el Partido Democrático (PD) de Matteo Renzi ha perdido credibilidad entre los votantes, y prevé que muchos de los electores que históricamente han votado a la izquierda optarán esta vez o por la abstención o por el Movimiento 5 Estrellas.

Afirma también que habrá una minoría fiel a los históricos Pierluigi Bersani y Massimo D’Alema, sobre los que pesa la responsabilidad de haber dividido a la izquierda con su escisión del PD. Además, tanto Bersani como D’Alema llevan toda una vida en la primera línea política, hecho que no ayuda en la «necesaria» renovación –tanto de líderes como de ideas– de la izquierda italiana.

Por contra, la derecha parece cómoda con el contexto político que vive el país. A Esu no le sorprende que Silvio Berlusconi cuente con opciones de presidir nuevamente el Consejo de Ministros italiano, a pesar de haber sido recientemente relacionado con la mafia siciliana, de haber protagonizado escándalos sexuales con menores o estar condenado –e inhabilitado– por fraude fiscal. «Berlusconi atrae a un sector de la sociedad a quien no le importa mucho la política. Gusta por su imagen y por el poderío que desprende», sostiene esta profesora. Además, a la derecha le viene bien que uno de los temas estrella de la campaña haya sido el de la inmigración, del cual ha sabido sacar partido. Junto con los xenófobos de la Liga Norte –que tratarán de disputar el liderazgo de la derecha a Berlusconi– y Hermanos de Italia, herederos ideológicos de Alianza Nacional, la derecha parece estar lista para volver a gobernar el país.

Escenarios posibles

Y entre ambos bandos sobresale el Movimiento 5 Estrellas, con serias opciones de conseguir el mayor número de votos pero con pocas posibilidades de gobernar en solitario. Los liderados por Luigi Di Maio –que ya ha presentado a los que serían sus ministros en caso de alzarse al gobierno– centrarán todos sus esfuerzos en las contiendas que se librarán en el sur y en las grandes ciudades del país, claves para determinar el ganador de las elecciones según Lorenzo Pregliasco, analista político y profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Bologna.

Pregliasco vislumbra dos escenarios tras los comicios de hoy; o un gobierno en solitario –poco probable– o una gran coalición, que podría ser la formada por la derecha con el PD. No obstante, no descarta una nueva convocatoria de elecciones, algo que, a su juicio, no ocurrirá antes de 2019.

Y es que en Italia ya se escuchan voces que piden, nuevamente, un cambio en la ley electoral, que sería la quinta en menos de 25 años. La última, aprobada a finales de octubre del año pasado tras el acuerdo alcanzado entre PD y Forza Italia, es favorable a la formación de coaliciones, algo a lo que, hasta la fecha, los partidos italianos se oponen.

Es por ello por lo que no se descarta la formación de un gobierno tecnócrata tras el paso por las urnas, que tendría como deber principal la redacción de una nueva ley electoral y sería el encargado de volver a convocar elecciones. Este extremo no haría sino ahondar la crisis política en un país donde la misma vida política es ya de por sí suficientemente caótica y cansina.