Pablo CABEZA
BILBO
Entrevista
OLMO CASCALLAR
GUITARRA Y VOZ DE HOSTOAK

«Se trata de tener buen gusto y crear canciones buenas que crezcan en ti»

Desde Irun, Lezo y un satélite que ilumina desde Bilbo llega Hostoak, una banda sumergida en el underground de la escena vasca, que en abril retoma vuelo cósmico, con un video y nuevo tema que prolongará el disco «Live in Iturriotz», un «homenaje» al disco de Pink Floyd «Live in Ponpeii».

Olmo Cascallar (Lezo), un manitas que graba, mezcla, masteriza, produce, canta y toca la guitarra sobrado de recursos, es el músico que gestiona con mayor peso Hostoak, guitarra que siendo parte de Gamora ganaba en 2010 el primer premio del concurso Villa de Bilbao en su edición XXII. De metal poco queda en Hostoak, salvo alguna zona donde el rock progresivo más encabritado se acerca al popular género, pero Hostoak es un cedé que podrían disfrutar todos los seguidores de Pink Floyd, ya que las referencias son notables. No obstante, si bien vale la indicación, tampoco se trata de una banda tributo ni similar. Hostoak derivan su sonido hacia la década de los setenta, etapa exultante respecto al rock sinfónico, progresivo y sicodélico. Las tres férreas vertientes que forman la columna vertebral del quinteto.

Hostoak toma la idea visual y de directo al aire libre del “Live in Pompeii” de Pink Floyd y lo traslada a Iturriotz, donde en plena naturaleza graban con público “Live in Iturriotz”, obviamente los medios de unos y otros no son los mismos, pero el resultado es espléndido: canciones envolventes, de largos desarrollos entrelazados entre neblinas y tormentas; sosiego y medidas incursiones en la pasión.

El cedé se publica dentro de una carpeta tamaño single con buen gramaje y un cuadernillo profuso en información. Propone 45 minutos de levitación electro-acústica gracias a Olmo, Álvaro Hermida, Iraitz Montalbán, Joxan Glez Arruti y Ekaitz B. Azpeitia, que hace poco dejaba el puesto en favor del joven Iñaki Gezala, de Irun, y que aporta a la nueva situación piano y segunda voz, por lo que la sonoridad de Hostoak tendrá nuevos matices. “Epilogue” es un nuevo corte que se dará a conocer a primeros de abril, video incluido basado en imágenes en onda slider, y que viene a ser el cierre de una etapa.

Oyentes inquietos, seguidores del rock de los setenta con exoplanetas girando alrededor de la mente, pueden localizar el cedé en hostoak.bandcamp.com o en su web hostoak.online. Posiblemente descubrirán un proyecto envolvente y prácticamente único en Euskal Herria.

Y si se prefiere desmaterializarse en directo, el próximo 22 de abril se les podrá ver en directo en el pabellón que la asociación cultural Undermount posee en Igeldo.

En cuanto a canciones, ya se ha avanzado que “Live in Iturriotz”, concierto que puede verse en YouTube, es una apuesta hacia el interior del rock, un mundo de espirales, de fragilidad y tensión. Líneas de fuerza que luchan entre ellas por la hegemonía, sin saber que ambas se necesitan. Entre euskara, inglés e instrumentales cargadas de melodía, transcurren once canciones apasionantes. Un trabajo que convierte a Hotsoak en una peculiar banda que desea que 2018 sea el año de su despegue aun perteneciendo al universo telúrico de la música.

Lleva la música interiorizada desde muy pequeño, así que con tiempo para desarrollarse y crecer como artista.

Nací en una familia de artistas, mi madre y mi tía son escultoras, y por parte de padre, los tres hermanos tocan la guitarra, así que en casa siempre había una guitarra y música. Empecé a los doce años a tocar, cuando me apeteció, no hubo premeditación ni alevosía. Eso sí, todo el rollo progresivo, 70´s, etc. lo mamé desde muy txiki, era la banda sonora habitual: Jimi Hendrix, Clapton, Pink Floyd, King Crimson, Zappa, Neil Young… Había una colección de vinilos bastante interesante. Mi primera banda la tuve a los trece años, a los dieciséis ofrecí mi primer bolo en escenario, ¡joder, ya han pasado 20 años! No sé si por la edad o qué, pero mis primeros intereses eran muy de metal, hardcore, pero sin hacerle feos a las bandas de la época, tanto de aquí como del otro lado del charco. Grupos como Pantera, Sepultura, Faith No More, Primus, Nirvana, RHCP y Suicidal Tendencies o de aquí al estilo de Dut, Bap! Anestesia… Empecé a tomar clases con trece años en el conservatorio de Lezo con Angel Unzu durante dos años, tremendo guitarrista de jazz, y seguí otros tres hasta un total de cinco. Esa ha sido mi formación “reglada”, luego mucho como se hacía antes, casete, rebobinar e intentar sacar trozos, muchas ganas, y siempre una guitarra en las manos. Mi primera banda se llamo Fumut, desde ahí ha habido unas cuantas, siendo las más importantes Nova, Dirua y Gamora.

Al margen de otras gratificaciones, una de las más sugerentes le ocurre cuando desde la banda anglo-chilena se le requiere para que sea su guitarra

Casualidades de la vida, Anton, líder de Criminal estaba viviendo en Donostia. Necesitaban una banda para tocar con su otro proyecto, Pentagram, e hicimos un bolo juntos con Gamora. Anton me ofreció tocar con ellos tras vernos en directo. Tras la gira del “White hell”, tuvimos la suerte de tocar en festivales como Bloodstock en UK, el Summer Breeze en Alemania, etc. Visto el buen momento de la banda nos tiramos a grabar a caballo entre UK y EH “Akelarre”, y con este hicimos giras en Europa hasta en Nightliner, esos buses con cama en los que te acuestas después de un bolo y te despiertas en otro país. Giras sold out en Chile, compartir cartel, batallas y farras con luminarias como Slayer, Mastodon, Motörhead, Kiss, entre ellas bastantes de las que me motivaron como músico. Vamos, e sueño de cualquier metalhead. Todo lo que se oye de los fans allí, se queda corto. Jode, la peña saltaba de las gradas al anfiteatro en pleno bolo. Pogos por doquier, el adn metálico de los chilenos es inmenso. Y cuando ya estaba preparándome para grabar nuestro próximo álbum me comunican que han decidido buscar a otra persona, por falta de química. Digamos, que dentro de lo que es el metal, teníamos diferentes perspectivas. Aun así, no ha habido mal rollo, solo me queda agradecerles la oportunidad que me dieron, y la satisfacción por lo hecho en esos años. Me dio una perspectiva real del negocio musical imposible de imaginar sin salir de aquí.

¿Cuándo se le ocurre y por qué la idea de musicalizar la novela «Der Steppenwolf» (El lobo estepario) y de visualizarla en este disco de carácter conceptual?

Cuando empecé a ordenar las canciones que tenía ya ensambladas, me di cuenta, que no tenía que tener prisa por sacar algo. Estaba quemado, sobre todo sicológicamente por los años non stop con Gamora y Criminal. Ten en cuenta que todos los bolos se hacían en mis vacaciones, tengo un trabajo normal como todo el mundo. Así que decidí tratar de ver que cosas me gustaban y no había hecho, buscar motivación, como músico y persona, la ventaja de una tabula rasa. Llevaba tiempo con ganas de hacer un álbum conceptual, y el que hubiera problemas para no sacar el DVD de Criminal, también me dejo una espinita clavada. Y algo que siempre había echado de menos era el poder grabar un álbum sin la constante presión que supone pagar un estudio, los tiempos apretados… Al montar mi propio estudio, el trabajo se multiplicó, y de qué manera, ya que grabé todos los instrumentos menos la batería en “Estepako otsoa”, pero me ha permitido tener un control y una libertad impensables de otro modo. Desde el principio trabajé con Joxan, el batería, ya habíamos coincidido en Dirua y Gamora. Mientras se iba ensamblando el álbum, ya empecé a trabajar con el resto de la banda, a finales de 2015. La demo de hecho, ya sabíamos que era parte de un todo, pero decidimos sacar una especie de adelanto, para darnos a conocer al público, para luego hacer el disco solo online, y con el fin concreto de grabar en vivo y en video todos a la vez y editar nuestro primer disco físico, “Live in Iturriotz”. Y encima quería una localización atípica, no un estudio o una sala. La parte logística de un proyecto así, de hecho ha sido lo que más tiempo nos ha llevado, fuimos con seis ensayos a grabar, poco tiempo, pero estábamos confiados en lo musical. Sin embargo las incógnitas de montar un estudio en medio de un jardín, la grabación del video, el desarrollo del merch, maquetación, artwork y demás nos han supuesto un trabajo que si bien ha sido matador, estamos muy orgullosos al verlo realizado ahora. Finalmente, tenía claro que quería trabajar con amigos, no con mercenarios. Los miembros son todos conocidos de antes, gente muy comprometida, tremendos músicos, y mejores personas.

Del thrash a Pink Floyd sin complejos y con una magnitud de maestro.

Me voy a ruborizar (risas). Creo que hay diferentes facetas en mi adn musical, que si bien a priori parecían difíciles de juntar, merecían estar presentes. Como solista de thrash, siempre les comentaba a los guitarras con los que me juntaba, que era más de Hendrix, que de Friedman [Megadeth], por ejemplo. Es obvio que el tío es el puto amo, pero cuando se trata de transmitir, te das cuenta que cuando David Gilmour hace un bending [subir o bajar la nota de afinación], eso puede ser cien veces mas expresivo que hacer mil notas a toda hostia. Y la parte bluesy de Hendrix, mezclada con una técnica más de metal rollos más tranquilos y expresivos es un poco mi voz como guitarra ahora mismo. Creo que se trata de tener buen gusto y trabajar para crear canciones buenas y que crezcan en ti, en la banda, y, a ser posible, en el oyente.