Manifestaciones de apoyo al exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva, encarcelado desde abril por corrupción, apoyaron el domingo su candidatura para las elecciones presidenciales de octubre, que fue formalizada ayer por el Partido de los Trabajadores (PT), a pesar de que una condena firme le inhabilita.

«Todo Brasil está unido con una sola voz: ¡Lula presidente!», proclamaba el diputado Paulo Pimenta, en un acto en Brasilia.

Convocados a través de las redes sociales con el hashtag #MaisCandidatoqueNunca las convocatorias se sucedieron a lo largo de la toda jornada, tanto en metrópolis como Rio de Janeiro o Sao Paulo como en ciudades del nordeste, región pobre de la que proviene Lula, de 72 años, y bastión del PT.

Uno de los principales actos tuvo lugar en Curitiba, ciudad del sur en la que el expresidente cumple una pena de 12 años de prisión acusado de haber recibido un apartamento frente al mar como soborno para favorecer a una constructora en una licitación pública.

Lula niega el cargo y se declara víctima de un complot para impedirle presentarse a la elección presidencial.

Aunque encabeza la intención de voto, la ley brasileña le impide ser candidato a causa de su condena, no obstante lo cual todavía puede apelar el fallo.

La formalización de su candidatura no tuvo el eco esperado debido a la crisis que afronta el país tras ocho días de huelga de camioneros, que empezó a perder fuerza ayer, pero ha causado una aguda crisis de desabastecimiento y ha paralizado el país.

El Gobierno, que la semana pasada había anunciado un acuerdo con los camioneros que finalmente no se concretó, volvió a informar el domingo de un nuevo acuerdo, que incluye una caída del precio del diesel, la eliminación de uno de los impuestos que inciden sobre el combustible y otros beneficios en relación a los peajes que pagan los camiones. Los sindicatos se dieron por satisfechos e instaron a volver al trabajo.