Para Aranzadi, según indica en un comunicado, lo fundamental es acordar un marco de trabajo participativo, democrático y transparente que, entre otras cuestiones, apueste por una agrupación de electores como fórmula menos proclive a las dinámicas partidistas y por primarias abiertas y proporcionales, con listas abiertas, fuera de los modelos personalistas.
Asimismo propone una recogida de fondos por micromecenazgo; un código ético con limitación de mandatos para los cargos públicos y con tope salarial claro e igual para todos los cargos públicos, de confianza, trabajadores y asesores de la candidatura; un programa elaborado colectivamente y una estructura asamblearia, en la que los cargos públicos se deban a su programa electoral y a la gente que los eligió.
Por eso, señala que el ámbito máximo de decisión serán las asambleas abiertas a toda la ciudadanía donde se fiscalice su actividad.
Aranzadi, según remarca, no quiere que se pierda la energía ciudadana que se volcó en 2015 y que permitió la entrada de las candidaturas municipalistas en los ayuntamientos.
Por ello, ha promovido una Confederación Municipalista que integra ya a una decena de candidaturas impulsadas por la ciudadanía y por los movimientos sociales de buena parte del Estado.