El Ejecutivo autonómico ha indicado que las emisiones de benceno de las dos empresas están »por debajo del umbral legal pero mantenidas en el tiempo», lo que ha llevado a «reforzar las medidas de vigilancia sobre la salud de la población».
En principio, los rastros de dicho hidrocarburo no tenían explicación en las actividades industriales que tienen lugar en Durango, lo que motivó una investigación más exhaustiva, en la que se descubrió que el origen del benceno se situaba en el entorno de dos empresas de fundición.
Sin embargo, este compuesto no es utilizado en este tipo de plantas y tampoco existen referencias científicas que documenten alguna vinculación. Al profundizar en la investigación se descubrió que los picos de emisión de benceno se producían en una fase concreta del proceso de producción, debido al material utilizado en algunos moldes al entrar en contacto con la colada a altas temperaturas.
Los niveles de benceno detectados tanto en el interior como en el exterior de las dos fundiciones es «inferior al valor límite permitido anualmente (5 microgramos por metro cúbico de aire)».
No obstante, dado que su presencia es «habitual», se ha hecho un requerimiento a las dos empresas para que presenten un plan de acción para corregirlo.
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