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PEKÍN

EEUU y China apelan a la OMC en vísperas de otra ronda negociadora

Pekín considera que la amenaza estadounidense de denunciar el estatus de país en vías de desarrollo que mantiene China en el seno de la OMC no es más que una «táctica», abocada al fracaso, con la que la Casa Blanca quiere hacer presión en vísperas de que se reanuden, hoy mismo, las negociaciones comerciales entre ambas potencias.

El Gobierno de China repudió ayer «el egoísmo» que, a su juicio, se esconde tras la iniciativa de la Administración de Donald Trump de reclamar a la Organización Mundial del Comercio que revise el estatus de país «en desarrollo» de varios miembros de esta institución, una medida que tiene como objetivo prioritario a Pekín.

El inquilino de la Casa Blanca ha dado 90 días a la OMC para solucionar el problema de los estados que, según él, usurpan la condición de «países en desarrollo» para obtener una ventaja económica frente a los que son considerados «desarrollados».

La portavoz del Ministerio chino de Asuntos Exteriores, Hua Chunying, indicó que, con esta maniobra, la posición de Estados Unidos «destaca aún más por su arrogancia».

«Saber quién debería ser clasificado en la categoría de países en desarrollo, en función de qué normas (...), eso debería determinarse negociando con la mayoría de los miembros de la OMC», sugirió.

Pekín reaccionó así a la publicación, el pasado viernes, de un memorándum firmado por Trump en el que se afirma que la OMC utiliza «una obsoleta dicotomía entre países desarrollados y en desarrollo que permite a ciertos miembros (...) beneficiarse de injustas ventajas».

El texto menciona siete países entre los «diez más ricos» en términos de PIB por habitante, pero se centra especialmente en China. En el mismo saco incluye a México, Corea del Sur y Turquía, resaltando que todos ellos forman parte del G20, en el que se agrupan las economías más ricas del planeta.

Este documento se ha hecho público en vísperas de que las delegaciones negociadoras de las dos mayores potencias económicas del planeta vuelvan a verse las caras en Pekín, hoy y mañana, para intentar poner fin a la guerra comercial desencadenada por Trump al instaurar aranceles suplementarios sobre las importaciones chinas valorados en 360.000 millones de dólares en intercambios anuales.

«Moneda de cambio»

El Gobierno de Trump viene reprochando desde hace tiempo a la OMC, y a algunos de sus miembros, de abusar del estatus de país en desarrollo, que, entre otras medidas, les permite retrasar la aplicación de ciertos acuerdos de libre comercio o proteger ciertos sectores de la competencia exterior sin exponerse a la ira de otros socios de la organización.

En el nuevo memorándum se advierte de que, si en 90 días no se logra un «sustancial progreso» en la reforma de las normas de la OMC, Washington dejará de respetar el estatus oficial de todo miembro «que incorrectamente se declare país en desarrollo e incorrectamente busque los beneficios de las flexibilidades en las reglas y negociaciones de la OMC».

En la primera reacción oficiosa al otro lado del Pacífico, el domingo la agencia Nueva China señaló que «de forma evidente» Washington pretende utilizar este memorándum como «nueva moneda de cambio» en las negociaciones comerciales entre ambos países. «Pero esa táctica no es nueva para China y nunca ha funcionado», advirtió.