A mediodía de este jueves comienza el debate de investidura de María Chivite (PSN) como presidenta navarra, que será facilitado por EH Bildu tras la decisión de sus bases. En las horas previas ha habido algunos movimientos verbales, como la declaración de Ramón Alzórriz, secretario de Organización del PSN, en Radio Euskadi de que asumen que tendrán que hablar con la formación soberanista de izquierdas en lo sucesivo para garantizar la gobernabilidad.

Alzórriz ha recordado que el diálogo entre grupos es la norma habitual en los parlamentos y se ha quejado de que sea convertido en escándalo cuando el PSN lo hace y no cuando son otros quienes hablan.

Entrevistado en la misma emisora, Adolfo Araiz (EH Bildu) ha considerado que el veto del PSN en las últimas semanas ha tenido mucha parte de «pose», que espera que ahora sea superada por la obvia necesidad de sumar mayorías parlamentarias. Y es que Chivite solo tiene asegurados –con el acuerdo con Geroa Bai, Podemos e I-E– 23 votos parlamentarios sobre 50.

Preguntado por la hipótesis de que Chivite intentara apoyarse en Navarra Suma para sacar adelante algunas medidas, el parlamentario de esta formación Carlos Pérez-Nievas se ha mostrado tajante: «Plantear eso es una tomadura de pelo, es indignante». Javier Esparza, líder de esta coalición, promete una oposición total y feroz al Gobierno de Chivite.

Sobre esta opción, Araiz le ha restado credibilidad, recordando que en el ejecutivo habrá fuerzas como Geroa Bai y Podemos con las que difícilmente cabría incluir a Navarra Suma.

En Onda Vasca, el líder de Navarra Suma, Javier Esparza, ha insistido en hablar de «pacto de la vergüenza».