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La Policía iraquí impide con fuego real el asalto a un consulado iraní

La revuelta popular que desde hace un mes sacude a la capital y el centro y sur de Irak tiene cada vez más en el punto de mira a Irán, acusado de dirigir un protectorado iraquí plagado de corrupción e incompetencia. La Policía dispersó anoche con fuego real el asalto al consulado iraní en la ciudad santa chií de Kerbala.

Manifestantes frente al consulado iraní de Kerbala. (Mohammed SAWAF/AFP)
Manifestantes frente al consulado iraní de Kerbala. (Mohammed SAWAF/AFP)

La Policía iraquí disparó munición real contra un grupo de manifestantes que intentaban asaltar el consulado de Irán en la ciudad santa chií de Kerbala (sur), matando a varios de ellos (tres o cuatro, según las fuentes).

Los enfrentamientos se registraron anoche y los manifestantes intentaron incendiar la legación diplomática tras desplegar en el muro que protege el edificio banderas iraquíes y pintadas con el lema «Kerbala libre, fuera Irán».

La Comisión de Derechos Humanos iraquí ha informado asimismo de una docena de heridos de bala.

Sin embargo, una fuente del Ministerio de Interior iraquí ha negado que hubiera víctimas mortales y ha denunciado que los manifestantes «incendiaron neumáticos y contenedores de basura» a las puertas del consulado iraní, pero no consiguieron irrumpir en el edificio.

Las fuerzas del orden «protegen el consulado de un país extranjero mientras nosotros solo queremos que Irak sea libre y que no lo dirija ningún otro país», ha denunciado uno de los jóvenes manifestantes, que acusan a Teherán de ser el arquitecto de un sistema político iraquí corrupto e incompetente.

Desde hace días, la cólera de las protestas, que reclaman la «caída del régimen», se concentra sobre Irán, una de las dos potencias extranjeras que tienen un papel preponderante en Irak. La otra, EEUU, no está en el punto de mira de las iras de los manifestantes y mantiene silencio sobre la crisis política en el que fue su país ocupado.

Por contra, en el largo mes de protestas, el general Qassem Suleiman, general de división del Ejército iraní y comandante de operaciones exteriores de la fuerza Al-Quds, ha multiplicado sus visitas a Irak. Y las declaraciones del guía supremo iraní, Ali Jamenei, en las que denunció un «complot americano e israelí», han exacerbado las iras de los manifestantes.

Irak vive una segunda oleada de protestas desde el pasado 25 de octubre para pedir un cambio en el sistema de gobierno, basado en la corrupción y el sectarismo, y durante las manifestaciones ha habido muestras de rechazo al papel de Irán en el país árabe, donde tiene una fuerte influencia.

Desde la caída del régimen de Sadam Husein en 2003 tras la invasión estadounidense, el Gobierno de Bagdad se ha acercado a Teherán y ha dado la bienvenida a su apoyo político y económico, canalizado sobre todo a milicias y movimientos políticos confesionales chiíes.