Iker Bizkarguenaga

Una vacuna abre paso a la esperanza cuando Euskal Herria supera los tres mil fallecidos

Biontech y Pfizer anunciaron ayer que su vacuna tiene una eficacia del 90%, según un primer análisis de la fase 3. Es una gran noticia que llega tarde para los fallecidos, que ya son más de tres mil en Euskal Herria.

Una mujere con mascarilla, ante la sede de Pfizer en Nueva York. (Kena BETANCUR/AFP)
Una mujere con mascarilla, ante la sede de Pfizer en Nueva York. (Kena BETANCUR/AFP)

Con la cautela obligada ante cualquier anuncio que hace una empresa sobre sus propios productos, el que hicieron ayer la firma alemana Biontech y la estadounidense Pfizer es sin duda uno de los que con mayor ansia se aguardaba en todo el mundo, después de meses de temor, angustia e incertidumbre a causa de una pandemia que ha puesto nuestra existencia en un brete.

Según explicaron ambas empresas, la vacuna que están desarrollando es eficaz en más del 90% –las personas que la reciben tienen una protección contra el coronavirus un 90% mayor que las no vacunadas–, una conclusión a la que han llegado después del primer análisis intermedio de su ensayo de fase 3.

Este nivel de eficacia, que está muy por encima del 50% requerido, por ejemplo, por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU, se habría logrado siete días después de la segunda dosis, es decir, 28 días después del inicio de la vacunación, que tiene dos dosis, aunque advirtieron de que la eficacia final de la vacuna podría variar según avance el estudio.

También añadieron que en esta fase 3 no se ha reportado ningún problema de seguridad, por lo que el organismo independiente que supervisa los ensayos ha recomendado recoger información adicional, que será analizada con las autoridades reguladoras. En cualquier caso, Pfizer y Biontech anunciaron que la próxima semana solicitarán a las autoridades de EEUU la autorización para el uso generalizado de la vacuna, mientras que la Comisión Europea firmará «pronto» el contrato con ambas farmacéuticas –esperan producir 50 millones de dosis este año y 1.300 millones en 2021– para adquirir hasta 300 millones de dosis, según dijo su presidenta, Ursula von der Leyen.

Las bolsas se disparan

La noticia saltó a mediodía y fue recibida con mensajes de felicitación en las redes sociales y con alborozo en las bolsas, con subidas de más del 5% en Wall Street y del 8,5% en el Ibex –la mayor subida en diez años–, con el sector de viajes y turismo liderando las ganancias. También logró lo que parecía imposible: que Donald Trump y Joe Biden se pongan de acuerdo en celebrar algo. El primero lo hizo con un mensaje lleno de exclamaciones y de forma más comedida el segundo, quien advirtió de que aún pasarán «muchos meses» hasta que se pueda vacunar a la población de forma amplia.

Siendo esto así, y a la espera de lo que deparen el resto de proyectos, una decena, que también están en la fase 3, el anuncio aporta luz a la carrera contra el virus y permite albergar la esperanza de doblegarlo en un plazo relativamente razonable.

Sin embargo, será demasiado tarde para las 1.258.817 personas que al cierre de esta edición constaban como fallecidas –seguramente el número real es bastante mayor– a causa del covid-19 en todo el planeta, más de tres mil ya en Euskal Herria.

Nuestro país acaba de superar ese listón. Las ocho muertes notificadas ayer por el Gobierno de Iruñea, cinco en las últimas 24 horas y tres correspondientes al día anterior, elevan a 768 los decesos en ese herrialde desde el inicio de la pandemia, a los que hay que sumar al menos 18 en Ipar Euskal Herria y 2.212 más en el último recuento notificado en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa.

Eso hace un total de 2.998, pero el dato aportado por el Departamento de Salud de Lakua en su boletín semanal tiene fecha del pasado 1 de noviembre y, desde entonces, solo en las residencias de mayores han fallecido otras once personas más, de modo que la cifra de víctimas es al menos de 3.009.

Este es el número de personas contagiadas con covid-19 que ha fallecido en nuestro país, según las cifras oficiales, aunque es difícil determinar cuánta gente ha muerte realmente por el virus.

En primer lugar, porque en la primera ola pandémica, sobre todo en el pico entre marzo y abril, hubo muchos decesos en los que hubo sospechas de que habían sido causados por el coronavirus, pero que no se pudo confirmar porque a los fallecidos no se les hizo PCR para saber si estaban contagiados o no.

Por otro lado, en esta segunda ola Osakidetza distingue en su informe semanal entre los fallecimientos con el covid-19 como causa directa y el total de los decesos de personas que han dado positivo en los últimos dos meses antes de fallecer, una cifra en la que se incluyen los primeros, pero también otras personas sobre las que no se puede decir que el virus haya sido el causante último de la muerte, pues tenían otras dolencias. En este sentido, las 2.212 que aparecen como cifra total indican la cantidad de personas que desde marzo han enfermado de covid-19 y han acabado falleciendo.

De lo que no hay duda es de la magnitud de una tragedia que está lejos de remitir, como dejan claro los datos diarios de hospitalizaciones e ingresos en las unidades de cuidados intensivos. En las UCI de Hego Euskal Herria había ayer 195 pacientes de covid, diez más que la víspera, y en el Hospital de Baiona había otras diez personas.

46% en las UCI de la CAV

En este sentido, Ignacio Garitano, coordinador del Programa de Vigilancia y Control de Osakidetza, donde hay un total de 280 camas de UCI y 130 –un 46%– ya están ocupadas por enfermos de covid, indicó ayer que «estamos en un escenario dos –en una escala de cinco– y acercándonos al siguiente», y aunque sostuvo que el sistema «no está sobrepasado», reconoció que se están reprogramando algunas intervenciones para garantizar la disponibilidad de camas.