Iker Bizkarguenaga
Aktualitateko erredaktorea / Redactor de actualidad

Las primeras vacunas abren una larga cuenta atrás hacia el final de la pandemia

548 dosis repartidas en cuatro residencias. El inicio de la campaña de vacunación contra el covid fue simbólico pero representa la esperanza de poner fin a una pandemia que ha causado mucho sufrimiento.

Vacunación en la residencia de Hondarribia. (Gorka RUBIO/FOKU)
Vacunación en la residencia de Hondarribia. (Gorka RUBIO/FOKU)

Consuelo Landa, de 91 años, en la residencia Ajuria de Gasteiz; Begoña del Olmo, de 80 años, en el centro residencial Elorrio;  Bernardina Escudero, de 87 años, en Caser Betharram de Hondarribia; y Francisco Guerrero, de 70 años y residente desde hace ocho en El Vergel de Iruñea, han sido las primeras personas en sus respectivos herrialdes a las que se ha inyectado la vacuna de Pfizer BioNTech.

Con ellas comenzó en la mañana de ayer un largo proceso que deberá cubrir diversas etapas durante los próximos meses y que, si no hay contratiempos, deberá servir para poner fin a la pandemia que ha dado un vuelco a nuestras vidas este año.

En la primera jornada de vacunación apenas se distribuyeron algo más de medio millar de dosis, pero el acto, en el que la expectación mediática fue mayúscula, sirvió para arrancar la campaña, que en esta primera etapa se centrará en los sectores más vulnerables y expuestos al virus, como el de usuarios y personal de las residencias, los trabajadores y trabajadoras sanitarias y personas dependientes.

A partir de marzo se abrirá el abanico a otros colectivos, siguiendo los criterios de vulnerabilidad y riesgo, con la previsión de que a finales de año se haya llegado a una tasa de inmunización que sea suficiente para alcanzar la inmunidad de grupo.

«Es el principio del fin», resumió la lehendakari María Chivite, que acudió a la residencia El Vergel junto a las consejeras de Salud y Derechos Sociales, Santos Induráin y Carmen Maeztu, si bien destacó que es necesario «seguir manteniendo» las medidas restrictivas, que calificó de «absolutamente necesarias».

«Es un día histórico, pero nos queda un camino por recorrer y hasta entonces debemos mantener las medidas de prevención establecidas», corroboró la consejera de Salud de Lakua, Gotzone Sagardui, desde el Hospital de Txagorritxu, donde llegaron las vacunas para ser distribuidas después a las residencias de Gasteiz, Elorrio y Hondarribia.

«Tranquila y contenta»

«Con esto se acaba todo». Desde el centro residencial hondarribiarra, Bernardina Escudero resumió lo que supuso para ella lo ocurrido ayer. Esta mujer de 87 años de edad, natural de Oiartzun, apareció a las 12.06 en la sala donde esperaba el personal de Osakidetza para aplicar las dosis –el proceso comenzó a la misma hora en Elorrio y Gasteiz– entre aplausos de los presentes, caminando con la ayuda de una muleta y acompañada por una trabajadora del centro.

Bernardina se mostró en todo momento tranquila y contenta cuando la profesional de Osakidetza Ainara Sarasola le suministró la dosis, tras lo cual saludó desde la cristalera de la residencia a la multitud de fotógrafos y cámaras de televisión que se agolpaban fuera. A los periodistas que se encontraban en el interior les dijo que estaba «muy bien, tranquila y contenta», pero no especialmente emocionada por ser la primera.

Tras ella fue el turno de Ana Aginagalde, gerocultora de 53 años, quien consideró que el de ayer era un día «feliz» y animó a la ciudadanía a vacunarse «sin duda», porque «esta es la solución» para volver a la normalidad; «a la verdadera, no a esta».

En Hondarribia, 116 residentes se han apuntado para recibir la vacuna –dos la han rechazado–, igual que el centenar de trabajadores y trabajadoras del centro.

En el Vergel, donde solo siete de 150 residentes se han negado a vacunarse, Francisco Guerrero fue el primero en recibir el preparado de Pfizer-BioNTech. Este iruindarra de 70 años dijo sentirse «encantado» y aseguró que esta vacuna ha generado «mucha alegría» entre los residentes y el personal del centro. Explicó que tiene un hijo, una nuera y dos nietas, que probablemente esta noche han dormido mejor.