Koldo Landaluze
Especialista en cine y series de televisión

‘Fellini de los espíritus’, explorando el imaginario onírico del soñador de Rimini

Cómo es posible abordar una filmografía en la que todo se creó a partir de realidades inventadas y sueños que tal vez nunca lo fueron. Semejante tarea ha sido llevada a cabo por Anselma Dell’Olio en su largometraje documental ‘Fellini de los espíritus’.

Coincidiendo con el centenario del nacimiento de Federico Fellini, acontecido el 20 de enero de 1920, el pasado año se puso en marcha la producción de ‘Fellini de los espíritus’, un metódico y original largometraje documental dirigido por Anselma Dell’Olio que además de incluir materiales inéditos del archivo de la Rai Teche e Instituto Luce y una selección de secuencias de sus películas, añade entrevistas exclusivas que tienen como intención guiarnos a través de los intrincados laberintos oníricos que imaginó el soñador de Rimini.

La película, que contará con preestrenos en cine este 14 de enero, formó parte de la Selección Oficial de Cannes Classics del Festival de Cannes 2020 y cuenta con la participación de grandes figuras del mundo del cine como Terry Gilliam (‘Brazil’) o los ganadores del Óscar Damien Chazelle (‘La La Land’), William Friedkin (‘El exorcista’) y Roberto Benigni (‘La vida es bella’).

Profundamente enamorado de la vida, Fellini recorrió su existencia buscando siempre su sentido y, por ello, este documental investiga en profundidad su pasión por lo que definió como ‘misterio’, el mundo invisible en una búsqueda implacable de otras posibilidades, otras dimensiones, otros viajes y de todo lo que puede hacer volar el espíritu y la mente.

Cruzando el espejo

El próximo 31 de octubre se cumplirán 28 años desde que el eterno niño que se inventaba las cosas para poder contarlas después dejó de dar cuerda a su fábrica de sueños y fantasías.

Desde entonces, y apartados en un rincón de Cinecittá, un imaginario humano y de sombras cobran vida para recordarnos que un día conocimos a una voluptuosa estanquera, que en las noches romanas Anita Ekberg chapoteó en la Fontana di Trevi para deleite de Marcello, que hubo un tiempo en que los mares eran de plástico y los cielos se reinventaban con colores extraídos de la paleta de Van Gogh.

Junto al rinoceronte que compartió bote salvavidas con los divos del Bel canto en ‘E la nave va’, reposa el búho autómata que dictaba el tempo sexual de Casanova y la ruidosa moto que siempre aguarda atravesar nuevamente las calles de aquella ‘Amarcord’ habitada por la Gradisca que suspiró por Gary Cooper y tuvo que conformarse con un simple Carabinieri.

Desde que conocimos a Federico Fellini, los sueños ya no son lo que eran. Por todo ello, el documental ‘Fellini de los espíritus’ se descubre como una guía audiovisual necesaria para cruzar el espejo que delimita lo real de lo fantástico.

Como tantos otros artistas, Fellini nunca se quiso desligar de ese espacio de abstracción y libertad creativa que es la infancia y, por ese motivo, puso todo su empeño en construir un discurso propio que, secuencia a secuencia, nació del neorrealismo y le condujo a un espacio único y criptográfico.

Según confesó el propio cineasta, «creo que cuando somos niños todos tenemos con la realidad una relación nebulosa, emocional, soñada; todo es fantástico para el niño, porque todo es desconocido, nunca visto, jamás experimentado. El mundo se presenta ante sus ojos totalmente privado de emociones y de significados, vacío de síntesis conceptuales, de elaboraciones simbólicas. Es solo un gigantesco espectáculo gratuito y maravilloso, una gran ameba viva donde todo habita –sujeto y objeto– en un único flujo imparable, visionario e inconsciente, fascinante y terrorífico».