
Imanol decía hace unas semanas que le empezaban a cansar los elogios de los entrenadores rivales en esta racha de trece partidos con una sola victoria porque lo importante en el fútbol es ganar y su equipo no lo consigue. Pero pocas veces el reconocimiento del mundo del fútbol y de la afición pueden recompensar tanto el dolor de quedar eliminados en la Supercopa de la manera más cruel, en la tanda de penalties.
Entre las miles de reacciones del mundo del fútbol tras la semifinal del miércoles hay una que resume todas, la del periodista de la Cadena Ser Dani Garrido: «Solo el mejor portero del mundo ha impedido que el mejor equipo, hoy, esté en la final».
Solo el mejor portero del mundo ha impedido que el mejor equipo, hoy, esté en la final.
— Dani Garrido (@garridocarrusel) January 13, 2021
Y lo más importante no es que la Real fuera mejor que el Barcelona, fue mejor que el mejor Barcelona porque todos los azulgranas, sin excepción, jugaron un partido muy bueno, están en su mejor momento, defienden como no lo hacían desde hace mucho tiempo y en ataque han encontrado tener con Busquets, De Jong y Pedri el triángulo en el centro del campo que llevan buscando desde que se marcharon Xavi e Iniesta.
Faltaba Messi, pero la Real acusa más la ausencia de su mejor jugador, David Silva, que el Barcelona la del suyo porque también Dembélé, Griezmann y Braithwaite jugaron a un gran nivel y en defensa, sin el argentino, los azulgranas ganan. Y ante ese equipazo la Real fue mejor en el cómputo general del partido, tuvo más y mejores ocasiones y solo seis grandes intervenciones del mejor portero del mundo en su mejor día le dejaron sin el premio de la final.
Januzaj versus Ter Stegen
El fútbol es un deporte colectivo, pero lo deciden las individualidades y en la prórroga y en la tanda de penalties en el duelo entre Januzaj y Ter Stegen, los dos jugadores más destacados del partido, se impuso el alemán.
Visto el partido muchos lamentamos que el genio de Bruselas no saliera antes al campo, pero también es verdad que la semifinal exigía mucho en defensa y que de haber jugado más minutos quizás no habría destacado tanto en esos últimos minutos en los que marcó la diferencia con su frescura y velocidad.
La pena es que Mikel Oyarzabal, que también acusa las semanas de inactividad por su lesión, llegó fundido al final tras un gran esfuerzo y no acertó con su ocasión en el centro de Januzaj y en el momento más inoportuno rompió su racha de quince penalties sin fallar. Pero no es un día de reprochar nada a nadie. Ni a Imanol ni los jugadores que lanzaron los penalties por querer asumir la responsabilidad en un momento difícil.
Porque también se ha criticado el cambio de Bautista en el último minuto para que lanzara el primer penalti, pero los tiraba en el Sanse con Imanol y no es fácil salir en frío para lanzarlo. Sobre todo, cuando enfrente está un portero que domina la situación como ninguno.
Ter Stegen llegaba a la tanda con un porcentaje del 27% de efectividad en los 41 que le habían lanzado como profesional, con 30 goles y 11 parados. Un porcentaje que mejoró al detener dos, a Oyarzabal y a Bautista, e intimidar después lo suficiente a Willian José para que lo lanzara al poste. Remiro llegaba con un 14%, tres parados de 21, y logró que solo entraran tres al aguantar bien a sus lanzadores y obligarles a fallar, pero el alemán es el mejor.
Por eso Imanol, que no acepta perder nunca, tenía razón cuando tras el partido dijo que la derrota sabía a victoria, porque el Barcelona necesitó del mejor Ter Stegen para ganar por un solo penalti después de 120 minutos de un partidazo que ha conseguido reforzar el principal objetivo del oriotarra, que no es ganar partidos o que les elogien desde fuera, sino que los aficionados de la Real se sientan más orgullosos que nunca de su equipo.
El mensaje de Oyarzabal
Uno de los momentos más duros de la noche de Córdoba fue ver a Mikel Oyarzabal llorar tras fallar su primer penalti con la Real en el momento más inoportuno después de transformar los quince que había lanzado antes, incluido el que permitió llegar a la prórroga.
Preguntado por las lágrimas de su capitán, Imanol dijo tras el partido que «mucha gente estaba en el vestuario llorando, pero es normal porque sentimos así esta camiseta y este escudo. Es un orgullo ser el entrenador de esta Real. Aunque no hemos pasado a la final debemos estar muy satisfechos».
Mikel Oyarzabal escribía este jueves en Twitter tras una noche larga que estaba «orgulloso por mis compañeros. Orgulloso por la afición a la que representamos. Orgulloso por mi escudo. Tenemos todo el futuro por delante y este equipo no se pone límite. Lanean jarraituko dugu. Harrotasuna!». Los aficionados le dejaron claro que ellos también están muy orgullosos de su líder y de su equipo.
Orgulloso por mis compañeros. Orgulloso por la afición a la que representamos.
— Mikel Oyarzabal (@mikel10oyar) January 14, 2021
Orgulloso por mi escudo.
Tenemos todo el futuro por delante y este equipo no se pone límite. Lanean jarraituko dugu. HARROTASUNA! pic.twitter.com/T9UyGiEdAV

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