Y sin embargo muere menos gente
La cifra de muertos en la segunda semana del año en Nafarroa por todas las causas se ha quedado en la mitad de los que acostumbran. Es hora de poner en la balanza también a esas vidas colaterales que se salvan.

Es lógico desfallecer en algún tramo de este pulso por contener al virus mientras la vacunación avanza. El repunte de casos tras la relajación en navidades supone un mazazo. Pero todo no va tan mal como pudiera parecer. Es más, en la última semana con datos completos (la que va del 4 al 10 de enero), ha fallecido menos gente en Nafarroa que en otros años. Y no poquita gente menos, sino prácticamente la mitad que en los años en los que la epidemia de gripe es fuerte.
En la segunda semana del año fallecieron 84 personas en Nafarroa, cuando lo esperable es que murieran 130 (media de los últimos años) y hubiera entrado dentro de lo normal el deceso de 160. Cabe recordar que, en las 84 personas que fallecieron en esos días, ya se han incluido las siete que murieron por covid.
Una reducción de entre 50 y 80 muertes no es baladí. Oficialmente se han contabilizado 997 víctimas del covid en Nafarroa (aunque se estima que la cifra real de fallecidos sea de unos 200 más). Hablamos, por tanto, de que el «ahorro de muertes» en una única semana –horrendo concepto– equivale aproximadamente a un 5% del exceso real de fallecidos en el pasado año.
La explicación de esta caída de la mortalidad es que las medidas de contención del virus han tenido una enorme incidencia en otras enfermedades respiratorias, con la gripe como principal exponente, que tienen índices de letalidad más bajos, pero que sumados todos sí que se hacían notar. Y eso que para la gripe hay vacuna.
El descenso resulta tan significativo porque deberíamos estar en lo peor de la onda de gripe. Si se fijan, el gráfico del INSPL recoge más de un año, por lo que se puede deducir la forma que tomarán las curvas azul y verde a partir de ahora. Solo hay que saber que los epidemiólogos trabajan por semanas, que van numerando del 1 a la 53 y que la cuenta se reinicia cada daño. Así, pueden comparar la semana 1 del año en curso con la semana 1 de años anteriores.
Evidentemente, las próximas semanas no van a ofrecer resultados tan buenos. El covid se ha vuelto a descontrolar, los casos suben y la mortalidad aumentará. Pero esto no equivale a fracaso total, porque la cuenta cambia si en lugar de sumar en exclusiva muertos por covid, colocamos en el platillo de la balanza estas vidas que se salvan colateralmente.
Y otra buena noticia. Ese pico rojo y feroz de fallecidos que se corresponde a la primera ola es prácticamente imposible que vuelva. Más de la mitad de aquellos muertos fueron de ancianos en residencias. Esta vez, partimos casi de arranque con el colectivo residente vacunado. Algunos de ellos seguirán muriendo pese a la vacuna (hecho este que quizá no se está transmitiendo con la suficiente claridad y que puede generar frustración), pero no será lo mismo.
Queda un invierno difícil, pero, poco a poco, ahora sí vamos saliendo.

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