Iñaki IRIONDO

«Pena, dolor, tristeza y rabia», pero ni condena ni reproche

El lehendakari no mencionó ni una sola vez los nombres de Eduardo Maiz y José Luis Sabas, ni los cargos que ocupaban ni mucho menos que son conocidos suyos. Dijo sentir «pena, dolor, tristeza y rabia» por la actitud de quienes no habían cumplido con los «protocolos fijados» y se habían vacunado antes de lo que les correspondía. Pero en su declaración no hubo condena alguna a quienes lo han hecho, ningún reproche expreso, ninguna mención al abuso de poder que supone. Peor, no hubo tampoco ninguna asunción de responsabilidades por parte del Gobierno, a pesar de que se acumulan pruebas de complicidad o negligencia en la cúpula del Departamento de Salud y de Osakidetza.

Habremos de confiar en que –como ayer se comprometió– la consejera Gotzone Sagardui ofrezca hoy en el Parlamento toda la información de la que dispone. Porque tanto ella como Iñigo Urkullu se cerraron en banda y, por mucho que se les preguntó, negaron a la ciudadanía la transparencia que se le promete. También es casualidad que justo en esta ocasión al Ejecutivo le haya dado por el «respeto» a la Cámara, cuando otras veces deponía todo ante la prensa sin esperar a más. De hecho, la semana pasada, Sagardui se defendía de los reproches parlamentarios contestando que cuando anticipaba la información a los medios lo hacía para toda la sociedad.

La consejera deberá explicar muy bien si el director del Hospital de Santa Marina le informó de que iban a vacunarse todos y por qué Osakidetza les envió viales para cumplir ese objetivo. Deberá dar cuenta de si un grupo de altos cargos del Hospital de Basurto se hicieron ilegalmente con una partida de vacunas y actuaron con nocturnidad y alevosía sin despertar la reacción de nadie con mando en plaza. Y veremos qué hace Iñigo Urkullu, que ayer con cierta frialdad dijo que habrá que esperar a la comparecencia de hoy para saber si cesará a la consejera en caso de que se demuestre que hasta la fecha no ha dicho en público toda la verdad. Y mientras tanto el caso ya está los tribunales, de la mano de LAB, que ha presentado denuncia por hasta siete delitos distintos.