Ramón Sola

Factor campo

Los jugadores de la Real, en su «casa» –y vacía– de Turín. (@RealSociedad)
Los jugadores de la Real, en su «casa» –y vacía– de Turín. (@RealSociedad)

Cuando esta pandemia sacudió nuestras vidas y también nuestras diversiones, la primera cosa en ponerse a rodar fue el balón: «show must go on» La segunda, la estadística; enseguida nos explicaron que en el fútbol de la nueva normalidad el factor campo se había diluido casi hasta desaparecer, que los equipos visitantes habían pasado de ganar el 27% al 31% de las veces, que los de casa ya no tiraban 13 veces a puerta sino 11, que los árbitros ya no expulsaban a 0,11% foráneos sino a 0,09%....

Como en cualquier trauma humano, tras la negación y la frustración llegó la aceptación, la adaptación. Dicen que las estadísticas van volviendo a su ser y que lo que se percibe ahora en los datos es otra cosa más intangible, más profunda, más melancólica: un ritmo menor, una caída de pulso, pura resignación ante lo imprevisible de cada partido, de cada día. Y así hemos llegado a este 18 de febrero de 2021 en Turín, a lo inverosímil, a un Real Sociedad-Manchester United en un lejano y coqueto cascarón de celofán verde: no hay factor campo sin campo.

Pensando en ellos, quizás para los futbolistas de la Real jugar hoy en el Juventus Stadium sea un mal menor: les ahorrará la nostalgia de un Anoeta vacío en un choque de postín, quizás les estimule oír el himno de la Champions en un estadio mítico propio por un día, dicen que les excitará la opción de ganar a todo un United en terreno neutral. Pensando en nosotros, si la capacidad de resistencia del ser humano da para asumir grandes dramas, ¿cómo no va a tragar este sucedáneo? Si capta lo más insólito, ¿cómo no acatar que por una «cepa británica» quien acabe jugando lejos de casa sea el equipo no-británico? Si se acomoda ante lo irremediable, ¿cómo no valorar que la primera final copera vasca de la historia quedará reducida a otro sábado casero de pizza?

Hay una diferencia: la profesionalidad es una tabla de salvación en estas coyunturas. Ellos jugarán sin gente igual que nosotros teletrabajamos y lo mismo que otros se agarran a vender su comida «take away» o a echar cemento con la mascarilla puesta: lo mejor que pueden, que podemos.

Es en el planeta del ocio, en la fiesta de la vida, donde no hay alternativa, resignación, ni tampoco consuelo en una tarde como esta. Solo que vuelva el factor campo. O simplemente el campo.