Arnaitz Gorriti

La entrenadora Liz Mills, la mujer que devuelve a la selección masculina de Kenia al Afrobasket

La australiana consiguió un hito el pasado sábado, ya que el triunfo de la selección keniana ante Angola por 73-74 devolvió a los «Morans», en el puesto 115 del Ranking FIBA, a una fase final continental por primera vez desde 1993.

Kenia, capitaneado por la seleccionadora Liz Mills, celebra por todo lo alto su clasificación al Afrobasket tras batir a Angola. (FIBA AFRICA)
Kenia, capitaneado por la seleccionadora Liz Mills, celebra por todo lo alto su clasificación al Afrobasket tras batir a Angola. (FIBA AFRICA)

¿Y que la selección masculina de Kenia se ha clasificado para el Afrobasket de 2021, que tendrá lugar en Kigali, Rwanda, del 24 de agosto al 5 de septiembre de 2021? ¿Qué bien, verdad? ¿Es esta una noticia que merece espacio en un medio que nada tiene que ver con ese país del este del continente africano? Sí, claro, que tiene importancia, sobre todo porque la última vez que el seleccionado keniano jugó el Afrobasket fue en 1993; es decir, que ha precisado 28 años antes de regresar a la máxima competición continental.

Más aún, la forma de certificar el billete el pasado sábado fue verdaderamente dramática. En la localidad camerunesa de Yaounde, Kenia caía por 73-72 ante la favorita Angola, en un durísimo grupo B con Angola y Senegal –sin Pierria Henry ni Clevin Hannah, eso sí– y jugándose la tercera plaza, la última que otorgaba el boleto al Afrobasket junto con las «Mambas» de Mozambique. Pero una canasta sobre la bocina del alero Tylor Ongwae daba a los «Morans» –apodo del seleccionado keniano, número 115 en el Ranking FIBA– un inesperado triunfo por 73-74 y de paso, el billete para el Afrobasket de Kigali.

Una pionera en su banquillo

Muy bien. ¿Y qué? ¿Acaso el baloncesto no regala finales así de emocionantes cada semana? ¿Qué tiene de especial la clasificación de Kenia? Pues que su selección masculina está entrenada por una mujer: la australiana Liz Mills y que Kenia es el primer seleccionado masculino que, entrenado por una mujer, consigue meterse en la fase final de un torneo continental absoluto, nada menos.

Liz Mills acabó sus estudios universitarios en Sidney alla por el año 2008, una maestría en Coaching, una licenciatura en Ciencias del Deporte y Gestión Deportiva y es un Entrenador de Baloncesto Australia Nivel 2 calificado, según consta en su currículo en su página de Facebook.

La entrenadora Mills comenzó a entrenar en Sydney trabajando con clubes juveniles y equipos representativos antes de pasar al programa de representantes senior en 2007. En 2008, la entrenadora, con su hermana gemela Vik, viajó a África para ayudar a desarrollar el deporte en el continente.

Desde entonces, ganó el Campeonato Nacional Masculino de Zambia con Heroes Play United en su primera temporada con el equipo, y también entrenó al equipo de la Universidad Nacional Masculina de Zambia en los juegos CUCSA y FASU en 2012. Ha entrenado en FIBA Africa Zone VI Campeonato de Clubes en Mozambique. También fue entrenadora de fuerza y acondicionamiento para los equipos de baloncesto masculino y femenino de Zambia Sub 20 y el equipo de netball sub-20 para los Juegos de la Zona VI sub-20.

Durante 2012 trabajó como directora de la Academia de Deportes y Rendimiento Superior en el Centro de Desarrollo de la Juventud Olímpica, la institución deportiva creada por la ONU y el COI en colaboración con el Comité Olímpico de Zambia.

En 2013, Liz Mills regresó a Australia para completar su maestría. Durante este tiempo fue entrenadora del equipo femenino de la Liga Juvenil sub-21 de los Suburbios del Norte. En 2014 fue invitada a entrenar con clubes y selecciones nacionales en Namibia y Sudáfrica. El año pasado asistió a su primer programa NBA y FIBA ​​Africa Basketball Without Borders en Johannesburgo.

En diciembre de 2014, la entrenadora Liz Mills y su hermana gemela Vik lanzaron el Torneo de baloncesto de Navidad Mills en Zambia. Desde 2014, la técnica Mills ha sido entrenadora asistente de las selecciones masculinas de Zambia y Camerún, y también ha sido entrenadora jefe del equipo del Club de Rwanda Patriots BBC para los Clasificatorios de la Basketball Africa League 2019. También ha sido entrenadora invitada en Namibia, Sudáfrica y Kenia. Ha consultado con varios equipos de clubes masculinos y equipos nacionales en África, proporcionando análisis de estadísticas avanzados en profundidad y desglose de vídeos.

Después de tan profuso trabajo y de haberse quedado a las puertas del Afrobasket de 2017 con la selección de Zambia –en este caso, como entrenadora ayudante–, en 2021 le llegaba este reconocimiento deportivo a «Coach Mills». Eufórica y conteniendo las lágrimas, se mostraba «agradecida a la Federación de Kenia por confiar en mí para guiar a la selección hasta el Afrobasket».

Poco antes de este éxito, Mills reflexionaba sobre la pregunta de «¿qué hace una chica como tú en un sitio como este?», que subyace en las interesadas preguntas de la prensa. ¿Una mujer blanca en el África negra entrenando a equipos y selecciones absolutas masculinas? ¿Cómo es eso posible?

«Para ser completamente honesta, he tenido más oportunidades de entrenamiento en África que las que hubiera tenido si me hubiera quedado en Australia», compartía Mills en una reciente entrevista. «Esto no solo incluye entrenar, sino también poder interactuar y aprender de las personas dentro de la FIBA ​​Africa y NBA Africa. Sin duda nunca hubiera tenido este tipo de oportunidades en Australia», añadía.

«Ahora hay tantos entrenadores extranjeros en África, que ser blanco no necesariamente importa. Ser mujer puede ser un problema: creo que eso es lo realmente notable de los equipos que me han contratado, es su disposición a ver más allá de mi sexo y evaluarme en función de mi capacidad como entrenador. Mi currículum habla por sí mismo», zanjaba.

La primera, pero no la única

«Es muy importante que las federaciones y los clubes confíen en la capacidad de desempeño de las mujeres», recalcaba la entrenadora australiana luego de su éxito con Kenia.

Pero lo cierto es que Mills no es la primera. En 2017, Brigitte Affidehome Tonon registró su nombre en los anales de la historia al convertirse en la primera mujer en liderar un equipo nacional masculino en África cuando guió a Benin a las clasificatorias regionales del FIBA AfroBasket de aquel año.

«Tengo un gran respeto por Tonon. Recuerdo que estaba con Zambia cuando se hizo cargo de Benin y pensé que eso era algo grandioso», declaraba Mills al respecto.

«Con suerte, podemos tener otra mujer que guíe a un equipo masculino al AfroBasket o la Copa del Mundo. Lo más importante es allanar el camino para la próxima generación de entrenadoras. Mostrarles que es posible», zanjaba.

Cuando lo imposible se hizo posible

Hasta el pasado día 20, el único triunfo keniano había llegado ante Mozambique, en el Kigali Arena Rwandés, el 27 de noviembre de 2020 por 62-79, por lo que una victoria más otorgaría a los «Morans» el pase definitivo a la cita continental. Claro que empezar cayendo contra Senegal por 51-69 no era la mejor tarjeta de presentación. Y de caer ante Angola, quedaba un partido a vida o muerte ante las «Mambas».

Volvamos a esos últimos segundos del Palais Polyvalent des Sports de Yaounde. Últimos segundos del partido con 73-72 a favor de Angola, uno de los seleccionados más importantes del Continente Negro, conocido su inmortal «Angolazo» ante la selección española en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, y sus aseadas participaciones en eventos como los Mundiales e 2006 y 2010.

Angola se había escapado 22-9 en el primer cuarto, y tras alcanzar el descanso con 39-28, el partido se le había complicado en exceso, al punto de que Kenia logró adelantarse 60-68 a menos de cinco minutos para el final. Pero el vértigo keniano, más los triples de Morais y Alexandre Jungo, las principales estrellas angoleñas, habían propiciado el 73-72 en los segundos finales del choque.

Aclarado para el jugador estrella, Tylor Ongwae –«Okari» en su camiseta con su dorsal número 9–, autor de 16 puntos en el partido clave, mientras los últimos segundos del partido caían como los últimos granos de arena. Ongwae avanzaba hacia la línea del triple con su defensor, Jerson Gonçalves, pegado a él como una lapa.

El alero keniano amagaba con levantar el balón, y el bueno de Gonçalves, a sabiendas que el tiempo se agotaba, picó en el amago y saltó, olvidando los cánones que indican que jamás se debe saltar en estos casos, sino mantener los brazos arriba y lo más cerca posible del balón, porque en caso de amago, el defensor que salta está perdido.

Pero Gonçalves picó y Ongwae, pisando la línea del triple, pudo lanzar liberado, ya que sus compañeros habían estirado tanto el campo que no había modo de que una ayuda llegue a puntear su tiro. Gonçalves hizo un escorzo para al menos evitar la falta y vio cómo el tiro de su defendido vuela y se posaba sobre el aro, rodeando la circunferencia un par de veces, completando un dibujo con parsimonia, como si el propio balón se deleitara del emocionante final, antes de caer en el cesto y darle al combinado keniano un triunfo por 73-74 que garantizaba su tercera plaza en el grupo B, inalcanzable para Mozambique, cuya paliza a Kenia el domingo 21 por 44-71, quedaba como un consuelo amargo sin mayor consecuencia.

Liz Mills había guiado a sus jugadores y estos habían cosechado el triunfo que los devuelve a ellos al Afrobasket y a la entrenadora australiana a la Historia.