Periodista, especializado en información cultural / Kazetaria, kulturan espezializatua
Entrevista
DAVID FREYNE
Cineasta, director de ‘Dating Amber’

«Cambiar la cultura, los prejuicios que arrastra una sociedad lleva su tiempo»

Su nombre saltó a la fama en 2017 con su opera prima ‘The Cured’ una relectura en clave social del cine de zombies. Ahora estrena su película más personal, ‘Dating Amber’, una comedia en la que evoca el autodescubrimiento de su sexualidad en la opresiva Irlanda de los 90.

El director de ‘Dating Amber’, David Freyne. (CORTESÍA DE DAVID FREYNE)
El director de ‘Dating Amber’, David Freyne. (CORTESÍA DE DAVID FREYNE)

​‘Dating Amber’ es la historia de un montaje sentimental, el que vincula a Eddie, un joven que no acepta su homosexualidad y que se siente acosado por sus compañeros de instituto, y Amber una chica lesbiana que tiene asumida su condición pero que acepta ejercer de novia postiza de Eddie en el deseo de que a ambos les dejen en paz. Con un formato de comedia sentimental, David Freyne cuestiona los efectos de un modelo de masculinidad tóxica y la perversa influencia de la iglesia católica en nuestra educación afectiva.

​¿Cómo pasa uno del cine de terror de ‘The Cured’ a rodar una comedia melancólica como ‘Dating Amber’?
Esta tenía que haber sido, de hecho, mi primera película, ya que el guion lo escribí antes que el de ‘The Cured’, pero me surgió la posibilidad de rodar aquella película, lo hice y la verdad es que fue un pequeño éxito. Pero eso, lejos de beneficiarme, yo creo que me perjudicó porque se trata de un género con muchas servidumbres y cuando has dirigido un filme de terror y ha funcionado automáticamente se te ve como un especialista en ese tipo de películas y solo te ofrecen proyectos similares. Así que a la hora de rodar ‘Dating Amber’ el reto fue convencer a la gente de que también podía dirigir una comedia.

A pesar de ser dos películas muy distintas, existen puntos en común entre ambas propuestas, comenzando por el diseño de personajes. En ambas películas habla de personas que buscan su lugar en el mundo, integrarse en una sociedad que les margina. ¿Por qué le atraen este tipo de personajes?
Yo soy de los que piensa que los directores solemos contar siempre la misma historia desde diferentes enfoques, al fin y al cabo cuando ruedas una película no puedes dejar de proyectar tu personalidad en lo que haces. En este sentido, los personajes de ‘The Cured’ y de ‘Dating Amber’ tienen cosas en común pero también se diferencian atendiendo a mi situación personal. Cuando rodé ‘The Cured’ me dominaba la rabia, fue un momento donde intentaba pelear con el monstruo que había dentro de mí mientras que, dos años más tarde, cuando hice ‘Dating Amber’, me encontraba más sosegado y en paz conmigo mismo. En este sentido, los protagonistas de ambas películas representan las dos caras de la misma moneda.

También los escenarios que refleja en ambas películas son muy similares, a pesar de tener un tratamiento distinto. ¿Qué encanto le encuentra a esos parajes rurales alejados de las grandes ciudades, de cara a ambientar sus historias?
Bueno, es que en Irlanda estamos muy limitados en ese sentido, no tenemos tantas localizaciones como para poder elegir (risas). No, ya en serio, yo creo que ambas películas están protagonizadas por personajes que se enfrentan a conflictos parecidos y, en ese sentido, están muy condicionados por el lugar en el que habitan. De hecho, el pueblo en el que transcurre la acción de ‘Dating Amber’ es el lugar en el que yo crecí y es un lugar asfixiante, un pueblo militarizado, repleto de cuarteles, de soldados, y eso te condiciona porque creces rodeado de símbolos que se supone que representan un estándar de masculinidad que resulta problemático si, como fue mi caso, tú no te ajustas a él. Además, si te educas en una escuela católica donde te están todo el rato hablando del pecado, de lo que está bien y lo que está mal, esos condicionantes son aún más fuertes.

En este sentido, no sé hasta qué punto ‘Dating Amber’ puede ser percibida como una película generacional ¿Por qué decidió ambientarla en 1995?
Porque fue la época en la que yo crecí y fue un momento donde se vivieron situaciones interesantes. En aquellos años la homosexualidad acababa de ser despenalizada en Irlanda y comenzaba a debatirse la ley del aborto. Ambas circunstancias marcaron el principio del fin del reinado opresivo de la Iglesia católica. Dicho lo cual, no quise que la película tuviera un tono testimonial como retrato de una época concreta porque, aunque el personaje protagonista tiene un fuerte componente autobiográfico, creo que sus dudas, su vergüenza a la hora de hacer pública su sexualidad, fueron también las que vivieron otras personas de generaciones anteriores.

En este sentido, cuando echa la vista atrás a su juventud, ¿no le asalta la sorpresa de estar evocando una época pretérita, de estar hablando de los años 60 o 70?
No, porque yo en los 90 no vivía con ninguna carga del pasado sino con una sensación muy presente. Aunque hoy nos pueda parecer alucinante, en aquella época en la escuela aún tenías que oír cosas como que si eras gay estabas condenado al infierno. La presencia de la Iglesia católica fue una presencia muy activa en nuestras vidas y aún hoy lo es. Hasta el punto de que sin ser católico, y a pesar del tiempo transcurrido, esa sensación de culpabilidad aún está presente dentro de mis esquemas mentales.

¿Piensa que el conflicto interior que vive el protagonista de cara a reconocer públicamente su homosexualidad no se da entre los jóvenes de hoy?
Sí, sí se da, no de la misma manera, pero sigue ocurriendo. De hecho, a mí me sorprendió que los actores de mi película, todos ellos nacidos después del año 2000, me confesasen que se sentían plenamente identificados con el conflicto que narra ‘Dating Amber’ y es que, pese a lo que hemos avanzado en estos últimos veinticinco años, salir del armario sigue siendo una experiencia difícil, quizá porque no es sencillo librarse del peso de la culpa y de la vergüenza que te hacen sentir por ello de una generación a otra. Cambiar la cultura, la moral y los prejuicios que arrastra una sociedad lleva su tiempo.

A la protagonista femenina de ‘Dating Amber’ le resulta más fácil salir del armario que a Eddie. ¿Cree que para las mujeres es más sencillo reconocer su homosexualidad, que el miedo a ser marginado por ello está más presente en los hombres?
Yo creo que depende mucho de la persona. En el caso de Amber lo que ocurre es que ella se siente más liberada, ha crecido soñando con el hecho de huir de su pueblo y echar raíces en una gran ciudad como Londres y esa predisposición le facilita dar el paso. Pero no me gustaría que este personaje se asumiese como un reflejo de cómo se vivía el lesbianismo en esa época, porque cada persona vive el autodescubrimiento de su sexualidad de una manera distinta. Dicho esto, es cierto que la presión siempre ha sido mayor en los hombres, a las mujeres que hacen pública su homosexualidad directamente no se las cree, en muchos casos se les dice ‘lo que ocurre es que estás atravesando un momento de confusión’ cuando no directamente ‘eso se te pasará en cuanto conozcas a un hombre que te dé lo que necesitas’.

Mucho se ha hablado de la liberación de la mujer pero ¿cree que los hombres también tendríamos que liberarnos? ¿Qué ese sería el siguiente paso de cara a lograr una igualdad real?
El tema es que vivimos en una sociedad que estimula un modelo de masculinidad tóxica. En este sentido, muchos hombres se sienten cohibidos a la hora de vivir su sexualidad ajustándola a los límites que establece dicho modelo y eso nos hace mucho daño a todos con independencia de que seamos gays o heteros, hombres o mujeres. Los hombres tenemos aún un recorrido muy importante que hacer para liberarnos de ciertas exigencias como esa que establece que mostrar nuestras emociones en público es un síntoma de debilidad. Asumir ese tipo de conductas resulta muy asfixiante para todos.