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Euskaltel, de lo público a lo privado de la mano del Gobierno de Lakua

La deriva empresarial de Euskaltel está marcada por la política de privatización de servicios y entidades llevada a cabo por el Gobierno de Lakua especialmente a partir del estallido de la crisis global de 2008. Una política de profundas raíces neoliberales.

Los máximos dirigentes de Euskaltel en diciembre de 2011: el director general, Alberto García Errauzkin, y el presidente, José Antonio Ardanza, que fue lehendakari entre 1985 y 1999. (Luis JAUREGIALTZO | FOKU)
Los máximos dirigentes de Euskaltel en diciembre de 2011: el director general, Alberto García Errauzkin, y el presidente, José Antonio Ardanza, que fue lehendakari entre 1985 y 1999. (Luis JAUREGIALTZO | FOKU)

La OPA amistosa lanzada por Ibercom MásMóvil sobre el 100% del capital del Grupo Euskaltel abrirá una nueva etapa en la historia de ambas compañías de telecomunicaciones con ‘raíces vascas’ pero que han tenido un desarrollo muy diferente.

Euskaltel nació como una entidad pública allá por 1995, cuando los teléfonos móviles como ahora los conocemos todavía eran tecnología del futuro –cercano, pero futuro– y casi nadie iba por la calle con smartphones, ordenadores portátiles o audífonos inalámbricos.

Fue una iniciativa pública centrada en el despliegue de la red básica de telecomunicaciones, con especial énfasis en ser pionera de la telefonía por cable a través de la fibra óptica, a la que luego se sumó la televisión.

El 100% del capital era público: el 40% a cuenta del Gobierno de Lakua y el 60% repartido entre las cajas de ahorro de Araba (Vital), Bizkaia (BBK) y Gipuzkoa (Kutxa).

El neoliberalismo que (casi) todo lo privatiza

Con el cambio de aires impulsado por el neoliberalismo político, del que se impregnó a fondo el PNV, y en el contexto de la crisis económica global que comenzó en 2007-2008, el Gobierno de Lakua inició el proceso de privatización de Euskaltel vendiendo todas sus aciones para ‘sanear’ las cuentas públicas: la típica jugada del ‘pan para hoy, hambre para mañana’.

Kutxabank, la entidad en que se fusionaron las cajas a partir de 2011, se quedó con menos del 50% de las acciones de la operadora, aunque mantenía en cierta medida el control como socio mayoritario.

Las primeras empresas privadas en formar parte del accionariado de Euskaltel fueron el Grupo Mondragon, Iberdrola y Endesa.

Los primeros fondos de inversiones

Pero en 2012 es cuando se produce el cambio de rumbo definitivo: el Gobierno autonómico, el Grupo Mondragon y Endesa venden sus participaciones y Trilantic Capital Partness se hace con el 48,1%.

Este era un fondo de inversiones creado por antiguos directivos de Lehman Brothers, una firma que ya por entonces cargaba con el pesado ‘honor’ de haber sido el origen del estallido de la burbuja financiera en 2008.

Realmente Trilantic compartió la operación con otro fondo, Investindustria. Como sucede ahora, el valor de las acciones de Euskaltel también se infló rápidamente en bolsa.

Los fondos no cumplieron con todos los compromisos adquiridos, como lo refleja que todavía en 2019 la operación estuviera envuelta en un proceso judicial, ya que tanto Lakua como Kutxabank y el resto de antiguos socios (Mondragon, Iberdrola y Endesa) demandaron a Trilantic e Investindustria para reclamarles 40 millones de euros.

Zegona entra sin disimulo

Por aquellas fechas solo Kutxabank permanecía en el accionariado de Euskaltel y ya solo con el 21% de los títulos.

Es entonces cuando aparece en escena Zegona, un fondo británico que no ocultó desde un principio que sus intenciones eran enriquecer a sus accionistas con operaciones especulativas. Es decir, que no iban a asumir ningún compromiso ‘territorial’ ni tenían intención de echar raíces en el sector de telecomunicaciones.

Y es a partir de entonces cuando el Gobierno de Iñigo Urkullu –especialmente a través de la consejera Arantxa Tapia– se ha empecinado en presentarse como avalista del «arraigo» de Euskaltel como empresa con sede en territorio vasco.

Empecinamiento que contrasta con la realidad, porque en abril de 2019 Zegona ya era el socio mayoritario del Grupo Euskaltel.

La OPA de MásMóvil es ‘amistosa’ porque cuenta con el respaldo del fondo británico, además del visto bueno de Kutxabank y de la Corporación Alba, que en total suman el 5% de las operaciones del Grupo Euskaltel.

La otra parte «vasca» de la OPA

La OPA anunciada el domingo tiene como comprador a la «sociedad Kaixo Telecom, S.A.U., participada íntegramente por MASMOVIL Ibercom, S.A.U.», como se indica en la nota publicada este lunes por la CNMV.

El ‘label vasco’ de esta compañía reside en que Ibercom fue fundada en Donostia en 1997 «con el objetivo de ofrecer servicios de Internet y telecomunicaciones a la pequeña y mediana empresa» en el ámbito estatal.

Durante sus primeros diez años fue adquiriendo otras firmas de pequeño tamaño, tales como Loop Telecom (2002) y Balada Telecomunicaciones (2005).

En 2012 pasa a cotizarse en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB), lo que provoca que su imagen tenga una mayor proyección, adquiriendo además otra compañía guipuzcoana, Comymedia.

Pero es al «integrarse» con MásMóvil cuando la nueva compañía –MásMóvil Ibercom S.A.– se consolida en el mercado del Estado español como uno de los grandes grupos de telecomunicaciones, por detrás de Telefónica, Vodafone y Orange.

Su capital social es de 2.6 millones de euros, cotiza en las bolsas de Bilbo, Madrid, Barcelona y Valencia, y tiene instalaciones en Madrid y Donostia. Lo cual, como ha señalado este mismo lunes el presidente de la Cámara de Comercio Bilbo, José Ángel Corrés, no parece suficiente para que MásMóvil pueda considerarse guipuzcoana.