Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

Música irlandesa de alta graduación

CROCK OF GOLD: BEBIENDO CON SHANE MACGOWAN
GB. 2020. 124’. Tít. O.: ‘The Crock of Gold: A Few Rounds with Shane MacGowan’. Dtor. y guion.: Julien Temple. Prod.: Johnny Depp, J. Temple y Stephen Deuters.
Int.: Shane MacGowan, Johnny Depp, Siobhan MacGowan, Gerry Adams, Paolo Ikonomi, The Pogues.

El productor Johnny Depp y el director Julien Temple, en Donostia. (NAIZ)
El productor Johnny Depp y el director Julien Temple, en Donostia. (NAIZ)

El documental musical ha pasado por distintas etapas, y en los últimos años ha vivido un creciente auge. Ajeno a sus tendencia a la baja o en alza, el británico Julien Temple lleva cuatro décadas siendo el indiscutible rey del género. Con ‘Crock of Gold’ (2020) demuestra que la veteranía es un grado, y que no le hace falta seguir las modas para hacerlo mejor que el resto.

Se atreve a ir a la contra, volviendo a la narrativa en estricto orden cronológico, para contar la infancia y vida personal del homenajeado en la primera parte, mientras que reserva la segunda para describir su éxito profesional y artístico, con la parte más conocida de su carrera musical.

Todo en el montaje de Caroline Richards está perfectamente equilibrado, sin que las canciones desborden a las entrevistas o al material de archivo, al que se suman las ilustraciones animadas de Ralph Steadman.

Como bien refleja el danés Thomas Vinterberg en ‘Otra ronda’ (2020), la ingesta alcohólica tiene una fase eufórica y hasta simpática, junto a otra más desagradable y agresiva. Por ser un declarado bebedor, Shane MacGowan posee ambas facetas, que van unidas y son indisociables en el retrato hecho por Temple.

El líder de The Pogues hay momentos en que se muestra ante la cámara como un tipo insufrible para su entorno, siendo necesaria la mediación de un buen amigo como Johnny Depp para acercarse a él sin salir malparado en el intento. Pero también revela un lado tierno y más sensiblemente poético, especialmente al lado de su admirado camarada político Gerry Adams.

Se puede decir que MacGowan es muy irlandés para lo bueno y para lo malo, en la medida en que la música, la literatura y la forma de beber en familia desde la más temprana edad dentro de su país le han marcado y le han acabado pasando factura con el paso del tiempo, pero tras haber logrando un gran esplendor.