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Uno de los desalojados en Abadiño detalla la actitud violenta de Desokupa

Uno de los ocupantes de la vivienda desalojada el jueves por la empresa Desokupa explica que los ultraderechistas tuvieron en todo momento una actitud violenta y que alrededor de 15 personas de la organización privada se presentaron sin previa denuncia.

Los «desokupas» ultras en Abadiño en imagen difundida por ellos mismos.
Los «desokupas» ultras en Abadiño en imagen difundida por ellos mismos.

Continúa el escándalo en torno a la empresa privada Desokupa, que acudió el jueves por la mañana a desalojar un edificio ocupado en Abadiño, un antiguo estanco del barrio Zelaieta de la localidad, escoltados por la Ertzaintza. Los ocupantes que estaban en su interior decidieron salir. Según Anboto, fuentes de la Ertzaintza confirmaron que los miembros de la empresa entregaron un documento de desalojo a los ocupados, quienes lo firmaron, según testigos, entre «amenazas».

Uno de los ocupantes de la vivienda, Roberto, de 40 años, ha asegurado el viernes por la mañana en declaraciones a Euskadi Irratia que «unas 15 personas» entraron sin denuncias previas a la casa donde vivía junto con otra persona y que «en todo momento tuvieron una actitud violenta» con ellos. Así se dirigieron a ellos los ultras de Desokupa, según Roberto: «Cerdos, nos dedicamos a hacer esto por todo el país y hoy os ha tocado a vosotros».

Daniel Esteve, la cabeza visible de la empresa dedicada a los desalojos extrajudiciales, anunció su actuación con Desokupa en Abadiño a través de un vídeo publicado el pasado martes en sus redes sociales, donde confirmaba que habían «coordinado» el desalojo «con la policía de la zona». Además, después del desalojo, el fundador de la organización ultra agradeció a su apoyo a la Ertzaintza.

Este viernes, sin embargo, se ha desdicho negando que hubiera coordinación alguna con la Ertzaintza. Según sus declaraciones a Radio Euskadi, avisaron al cuerpo policial de la desocupación y la Ertzaintza les pidió que si se producía un altercado de orden público se les informara.

Esteve también ha cargado en la radio contra el ocupante de la vivienda, diciendo que no entraron 15 personas, sino 7: «El señor este se tendrá que comer sus palabras. Primero, porque en el momento que él firma el papel, lo lee tres veces y hay un abogado que le explica lo que está firmando. La coacción no existía porque lo demuestra un vídeo». El vídeo que refiere, ha dicho, se publicará en los próximos días.

Ya por la tarde, cientos de personas se manifestaron en frente de la vivienda para denunciar la actuación de los ultras en Abadiño. Una persona fue detenida por atentado a la autoridad y otras dos fueron identificadas. La persona detenida ha pasado a disposición judicial.

De ultraderechas y gimnasios

«Desde que empezamos en 2016 hemos llevado a cabo más de 5.600 desokupaciones con éxito. Somos la única empresa del sector recomendada por los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado. Estamos muy orgullosos por todo lo que estamos consiguiendo». Así reza la página web de la empresa Desokupa.

Cinco años después de su nacimiento, esta «empresa» se ha consolidado como pionera en el negocio de los desalojos extrajudiciales en el Estado español. Algunos de sus integrantes tienen trayectorias laborales vinculadas a cuerpos policiales y porterías de clubes y discotecas. También hay profesionales de artes marciales mixtas y amateurs del boxeo, ultras de equipos de fútbol; personal instructor de gimnasio o jefes empresariales del mundo de la seguridad privada. Algunos de ellos arrastran un historial delictivo o de actividades ilícitas y otros tienen vínculos con la extrema derecha o con grupos de crimen organizado.

El equipo que sostiene esta organización ultra lo componen alrededor de 95 personas -además del equipo que efectúa los desalojos, expertos en boxeo y artes marciales, cuentan con abogados, responsables de redes sociales, etc.-. Pero su cabeza visible y fundador es Daniel Esteve.

Esteve fue detenido en 2008 por la unidad de secuestros y extorsiones de los Mossos d’Esquadra cuando era el responsable de una empresa de cobro de “morosos”, Morosos Bcn. Fue acusado de los cargos de detención ilegal, vejaciones, amenazas y asociación ilícita.

Desokupa se anuncia como una «empresa especializada en desempleos de pisos ocupados a la fuerza y sin contrato de alquiler, métodos legales, en menos de 72 horas recuperamos la vivienda, a toda la península».

¿Cómo actúa Desokupa?

El modus operandi de Desokupa es el siguiente: la empresa firma un contrato con el cliente, el propietario de la vivienda. La primera visita a la vivienda ocupada suele ser informal. Algún miembro de Desokupa acude al inmueble y amenaza a los ocupantes para que abandonen el lugar.

Durante la segunda visita, más formal, y en ocasiones con la presencia del propietario, llaman a la puerta de la vivienda ocupada y les muestran a los inquilinos la escritura de propiedad y el contrato de desalojo. Si los inquilinos acceden a salir de la vivienda para hablar, inmediatamente los ultras les bloquean el acceso para que no puedan volver a entrar.

Según se puede observar en los vídeos que cuelga la empresa en sus redes sociales, instan a los inquilinos a abandonar la vivienda en ese momento y, si no lo hacen, les amenazan diciendo que en 48 horas se procederá a un desalojo judicial. Se fuerza a los inquilinos a negociar un acuerdo que suele incluir una cantidad de dinero para que recojan y se marchen. Por las cercanías del inmueble se despliegan hasta varios hombres, ocho en el caso de Abadiño.

Si los inquilinos se niegan a abandonar la vivienda, la organización ultra se dedica a acosarlos y en el momento que la casa queda vacía -porque los inquilinos han ido a trabajar o a comprar, por ejemplo-, bloquean el acceso y cambian la cerradura.

A pesar de que la empresa asegura que actúa dentro de la legalidad, Desokupa ha sido investigada varias veces por la Justicia. Una de las denuncias la interpuso en 2019 una mujer que residía en Portugalete contra Daniel Esteve por coacciones. Esteve envió a la denunciante casa un mensaje de audio en el que le intimidó y coaccionó para que abandonase el hogar en el que se encontraba y al que accedió a través de un alquiler.