
Perteneció a esa clase de periodistas que se empeñan en ir siempre un poco más lejos. Las consecuencias nunca viajaron en su mochila y su brújula señalaba constantemente un punto fijo enclavado en los siempre difusos territorios de la coherencia, lugar fronterizo donde siempre anida el peligro camuflado tras muy diversas máscaras.
Desde que a la edad de 22 años –trabajando para el diario argentino ‘El Liberal’– viajó a la remota provincia argentina de Santiago del Estero, David Beriain tuvo presente que lo suyo no era el espacio reducido de una redacción, sino lo que aguarda al otro lado de las paredes.
Su gran envergadura, asociada a un ceño fruncido, dotaban a este acérrimo seguidor de Osasuna de un aspecto intimidatorio que saltaba por los aires en cuanto asomaba la sonrisa y dejaba entrever su verdadera y tímida naturaleza.
Se coló entre talibanes, conversó con miembros de la FARC, acompañó a los percebeiros en su peligrosa recolecta del mar, se presentó en mitad del Cartel de Sinaloa para revelar lo que había en este imaginario de narcocorrido y terror y mostró la trastienda trágica que también tiñe de sangre el Amazonas.
El nexo común de esta ruta zigzagueante y dispar siempre fue la misma, sacar a relucir lo que habitualmente se silencia o no tiene cabida en los titulares. Fruto de ello son una serie de artículos y documentales en formato de series y largometraje. A ello se sumó su blog ‘En pie de guerra’.
Cada vez que alguien le preguntaba sobre los motivos que le llevaban a realizar estos proyectos respondía «no voy solo para que la gente conozca esa realidad. Voy para aprender yo, porque necesito hacer preguntas, porque siento una curiosidad que me arde por dentro y provoca mi necesidad de hablar con esas personas. No porque me guste el riesgo, pero lo asumo porque quiero sentarme a hablar con esas personas. Me considero un curioso de la naturaleza humana e intento encontrar verdades sobre la naturaleza humana en las condiciones más extremas de la realidad, donde no hay sitio para la impostura».
A este respecto, escribió en la revista ‘Panenka’: «A veces me preguntan cómo hago en ‘Clandestino’ para llegar a los carteles mexicanos, a las guerrillas, a las mafias. Siempre respondo de la misma manera: ‘Porque soy un navarro cabezón. Porque estoy dispuesto a fracasar más veces que los demás hasta que salga’».
Para dotar de mayor sentido a su propio código, puso en marcha la productora y a su amparo han nacido diferentes proyectos en formato documental. Según reza su presentación, «en 93 Metros pensamos que la información es algo más que un producto. Creemos en el poder de las historias y en el respeto a sus protagonistas. Pensamos que esas historias están en todas partes y que todas merecen ser contadas con delicadeza, entrega y rigor. En medio de la guerra de Afganistán o a la vuelta de la esquina. Nos dejamos la piel en todos los terrenos para capturar la vida en toda su intensidad».
Esta declaración de intenciones es reflejo del propio Beriain, un periodista que siempre reconoció sentir miedo cuando abordaba sus proyectos pero que «había que hacerlos. Eso sí, es necesario el sentido común porque el cementerio está lleno de valientes».
Roberto Fraile, el ojo discreto
Junto a David Beriain se encontraba el ojo discreto de Roberto Fraile, un profesional también curtido en diferentes frentes y que junto a Beriain, captó con su cámara diversos conflictos armados.
En 2012 resultó herido en la explosión de un artefacto en la ciudad de Alepo, en Siria, donde se encontraba grabando al Ejército Libre de Siria en el conflicto contra el presidente Bashar Al-Assad.
En este su último viaje, acompañó a Beriain a Burkina Faso para grabar un reportaje para la plataforma Movistar relacionado con la caza furtiva.
En 2017, Beriain y Fraile participaron en el documental de Hernan Zin 'Morir para contar'. Ambos sumaron sus respectivos testimonio al de otros reporteros de guerra que aportaron sus experiencias en torno a su oficio y a la manera en que enfocaban el riesgo que encontraban al doblar la esquina de la realidad extrema en la que convivían.

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