Maite Ubiria

Macron firma la devaluada Ley sobre Lenguas Minoritarias y entierra la opción de relectura

El presidente francés dejó correr los plazos con tal de no firmar la Ley Molac, abriendo el camino al recurso. Por el contrario, no ha necesitado ni dos días para estampar su firma y publicar la ley que ha «cepillado» el Tribunal Constitucional, enterrando las esperanzas de una nueva revisión.

Macron en un acto de celebración de la reapertura de salas culturales. ( Thibault  CAMUS/AFP)
Macron en un acto de celebración de la reapertura de salas culturales. ( Thibault CAMUS/AFP)

Desde que se conociera la decisión del Tribunal Constitucional francés de revocar dos capítulos fundamentales de la llamada Ley Molac se han sucedido los debates en cuanto a las posibilidades legales, constitucionales, de revertir esa decisión.

Una de ellas pasaba por que Macron emprendiera la vía de la reforma constitucional del artículo 2 que consagra al francés como única lengua oficial en el Estado francés. Una vía larga, tortuosa y que requiere, no solo de la voluntad del presidente, sino de una mayoría muy cualificada de ambas cámaras o de recurrir a un referéndum.

Había otra opción, la de que el patrón del Elíseo se amparara en el artículo 10.2 que, de forma resumida, habilita al presidente para que, en caso, como el que concurre en la Ley Molac, de controversia sobre parte de un texto legal, pueda pedir al parlamento que revise el texto. Una especie de relectura suplementaria.

La vía del 10.2 se extingue

A priori, con ser una vía controvertida porque coloca de árbitro al presidente permitiéndole actuar por encima de la división de poderes, esa vía del artículo 10.2 parecía dar una opción para solventar las consecuencias sobre el sistema de inmersión del fallo dictado por el Constitucional. Con su decisión el alto tribunal pone en cuestión la enseñanza inmersiva, en todas las redes, e impide el uso de signos, caso de la ñ, que no existen en francés pero sí en el euskara o el bretón.

Esa vía intermedia ha decaído. En domingo, en pleno puente festivo en el Estado francés, y a hora temprana, Emmanuel Macron ha sepultado toda esperanza y clarificado, al tiempo, cuál es su posición política. Ha firmado y publicado en el diario oficial el texto.

Secundando, de facto, la vía diseñada desde el Ministerio de Educación de recurrir al Tribunal Constitucional la Ley Molac después de que el Parlamento la aprobara, por amplia mayoría pero contra la voluntad del Gobierno, para hacer descarrilar la primera ley adoptada en 70 para dar protección y garantía jurídica a la promoción de las lenguas minoritarias, hoy Macron ha hecho oficial, antes de desayunar, la norma.

«Todas las esperanzas se han apagado, el presidente ha publicado esta mañana La Ley de Lenguas Regionales en el Diario Oficial», ha hecho saber por vías sociales Jean-Jacques Urvoas, ex ministro socialista que ejerció en su día de presidente de la Comisión de Leyes de la Asamblea Nacional.

Al estampar su firma en el texto legal que ha vaciado el Constitucional, el presidente ha aplicado con celeridad una decisión, la adoptada el viernes, que es considerada por responsables institucionales y redes educativas de Ipar Euskal Herria como «una declaración de guerra».

De hecho llaman a una manifestación el 29 de mayo, sábado, a las 16.00 en Baiona.

La vía constitucional, más difícil todavía

Cerrada esa vía de poder proponer a parlamento una remodelación del texto, quedaría la posibilidad de que Macron optara por una ley constitucional, de cara a poner en marcha un procedimiento de reforma parcial de la Carta Magna.

A día de hoy nada indica que Emmanuel Macron vaya a abrir la espita a una revisión constitucional sobre un capítulo que afecta a la definición de la República. Ello a un año vista de las elecciones presidenciales y con Marine Le Pen, la aspirante de Rassemblement National, como más firme contrincante.