Jaime Iglesias

ARCO insufla aire a los galeristas con una edición de formato reducido

Con un total de 130 galerías procedentes de 26 países (frente a las 203 del año pasado) y un aforo reducido forzado por las circunstancias, la Feria de Arte Contemporáneo más importante del Estado celebra su 40ª edición en medio de un clima de escepticismo.

Esculturas de Juan Luis Moraza y al fondo fotografías de Maider López en la galería Espacio Mónimo. (Jaime IGLESIAS)
Esculturas de Juan Luis Moraza y al fondo fotografías de Maider López en la galería Espacio Mónimo. (Jaime IGLESIAS)

Había muchas dudas acerca de la idoneidad de celebrar este 2021 una feria como ARCO. El momento de parálisis que vive el sector del arte, como consecuencia de la pandemia, y la propuesta de retrasar el evento hasta los primeros días de julio sembró dudas en muchos galeristas que consideraban que las fechas no eran las mejores. Ignacio Mugica de la CarrerasMugica de Bilbo (que por quinto año consecutivo es la única galería de Euskal Herria presente en la feria) se contaba entre los escépticos: «Julio es un mes difícil y yo era de la opinión de que era mejor esperar hasta 2022, pero al final nos convencieron y la verdad es que estamos moderadamente satisfechos, parece que el sector está despegando tras un año complicado».

Lo que sí tuvo claro el galerista bilbotarra, una vez decidió su participación en ARCO, es que tocaba mantenerse fieles a su propuesta: «Entre muchos colegas se ha impuesto la idea de que este año tocaba traer a la feria obras más ‘facilonas’, por así decirlo, pero nosotros hemos preferido exponer las últimas creaciones de nuestros artistas más descatados porque además, este ha sido un año muy fértil para la creación. En un año normal, el artista cuando crea, está acuciado por los plazos de presentación de una obra en tal o cual exposición, mientras que en 2020, con el negocio paralizado, han podido crear de manera más natural y hacer obras mucho más personales».

Entre las piezas que pueden verse en el stand de la CarrerasMugica se encuentran los últimos trabajos de artistas como Txomin Badiola, Juan Pérez Agirregoikoa o June Crespo. Según Ignacio Mugica «a pesar de ser artistas muy enraizados en la tradición vasca tienen una proyección internacional, su obra se vende bastante bien y esas ventas son las que nos han ayudado a sobrevivir en este año tan difícil». El galerista navarro Moisés Pérez de Albéniz también pone en énfasis en esa situación de incertidumbre que atraviesa el sector: «Muchos colegas preferían saltarnos este año y volver a vernos aquí en febrero de 2022 pero otros, con razón, te decían ‘quién sabe donde voy a estar yo dentro de cinco meses». Cree que, aún en versión reducida, la feria tenía que celebrarse sí o sí en 2021 y que el volumen de negocio que se está dando estos días en ARCO, sin ser el de otros años, indica una cierta recuperación del sector: «Yo con la anterior crisis tuve que trasladar mi galería desde Iruñea a Madrid. Cuando vienen mal dadas tienes que moverte, no puedes esperar a que las cosas mejoren por sí solas, tienes que asumir un cierto riesgo. Por eso era necesario estar este año aquí».

Este año ha traído a la feria obras de Itziar Okariz, Juan Ugalde, Carlos Irijalba o Fermín Jiménez Landa. Para el galerista, es una pena que los artistas de Nafarroa vivan en permanente diáspora frente a lo que ocurre, según él, en la CAV: «Euskadi tiene una política prácticamente de Estado respecto a la cultura, no solo a la hora de apoyar a sus artistas  sino también en el desarrollo de programas de creación». Valga a título de ejemplo, en este sentido, la obra “Personaje”, un proyecto desarrollado por la donostiarra Maider López producido por el Azkuna Zentroa que puede verse en el en stand de la galería madrileña Espacio Mínimo.
 
Un arte femenino y feminista

Al margen de evidenciar el extraordinario momento creativo que viven los artistas vascos, esta edición de ARCO también ha servido para ratificar la consolidación de un arte desarrollado en clave femenina y feminista. Obras como “Una artista pasa cada día”, de Diana Larrea, (en el stand de Espacio Mínimo) o “Indignadas”, de María María Acha-Kutscher, (expuesta en la galería ADN) son buenos ejemplos al respecto.

La obra de Larrea es un videoloop donde se suceden retratos y nombres de muchas de las mujeres consagradas a la creación artística que fueron silenciadas por la Historia. Por su parte, Acha-Kutscher se inspira en el arte pop para retratar iconos actuales de la lucha feminista en distintas realidades sociales y políticas.
La pujanza del arte realizado por mujeres ha provocado que este año ARCO haya dedicado su sección “Proyectos de artista” (que conmina a diferentes galerías a montar un stand para mostrar la obra de un único creador con carácter monográfico) a las mujeres. De este modo veinticinco artistas femeninas han visibilizado sus creaciones en otros tantos espacios expositivos.