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Ashleigh Barty desarbola a Karolina Pliskova y levanta su primer Wimbledon

La variedad y astucia de Ashleigh Barty, la número uno del mundo, se impuso a una irregular Karolina Pliskova, enchufada solo a ratos, para levantar su primer Wimbledon y segundo Grand Slam de su carrera (6-3, 6-7 (4) y 6-3). Se convierte en la primera australiana en conquistar Wimbledon en 50 años.

Ashleigh Barty, el plato de Venus de Wimbledon. (Peter NICHOLLS / AFP)
Ashleigh Barty, el plato de Venus de Wimbledon. (Peter NICHOLLS / AFP)

La tenista australiana se lleva su primer grande desde que comenzara la pandemia y después de no haber jugado prácticamente en 2020. Barty, triunfadora en Roland Garros 2019, dejó a un lado las burbujas y los torneos sin público para oxigenarse en su casa y es ahora cuando recoge los frutos de ello.

En una actuación espléndida, ha desarbolado a una Pliskova superada, rígida y sin sus golpes. Se ha impuesto haciendo a Pliskova sufrir con cada golpe cortado, obligándole a meter varios golpes ganadores seguidos para desarmarle. La checa ha sido un espejismo del nivel que había dado en el segundo y tercer set contra Aryna Sabalenka y desesperaba incluso a Martina Navratilova y Billie Jean King, que presenciaban el partido en el palco real.

Ha perdido los catorce primeros puntos del partido, se ha puesto 4-0 abajo y ha amenazado con cometer un descalabro impresionante en la final. A partir de un mal juego de Barty, que supuso el 4-1, Pliskova ha empezado a asentarse. Ha maquillado el marcador con el 6-3, pero sus sensaciones han sido muy malas. Mientras la australiana ha sumado doce golpes ganadores en ese parcial, Pliskova solo ha conectado dos. Sin potencia, la checa ha sido un caramelo.

Ha tenido un muro enfrente y ha empezado a saber torearlo cuando se ha visto con el trofeo de subcampeona en las manos. Barty ha dispuesto de 3-1 a favor en la segunda manga, pero ha comenzado a sufrir, más por sus propios errores que por exquisitez de Pliskova.

Su nivel aún le daba para llevárselo y ha sacado con 6-5 para sellar el encuentro y el título. Pero se ha equivocado. Le ha regalado dos pelotas de rotura a su rival, esta ha aprovechado la primera y ha habido un desempate en el que Barty aún seguía pensando en ese décimo segundo juego.

Pliskova, de la nada, acababa de igualar la final. Ha sido la primera final femenina de Wimbledon en irse a tres sets desde 2012, cuando Serena Williams derrotó a la polaca Agnieszka Radwanska.

Pero la pelea no ha aguantado. La laguna mental de Barty ha desaparecido y Pliskova, que solo había dejado detalles en el 'tie break', ha comenzado a diluirse. Ha permitido que Barty empezara un set más con ventaja. Otra losa que salvar, otro mal augurio. Se había librado ya una vez, pero esta vez ha sido imposible, Barty no ha vuelto a tender la mano y el plato de Venus de Wimbledon ha ido a parar a la australiana.

Se le negaba así la gloria a una Pliskova que seguirá cargando con la maldición de haber sido número uno sin ganar un solo Grand Slam, como Dinara Safina o Marcelo Ríos, mientras que se le tendía a una Barty que ya ha demostrado saber ganar en la tierra de París y en la hierba de Londres. Rememora los éxitos de Evonne Goolagong y se convierte en la primera australiana en conquistar Wimbledon en 50 años.