El BOPV publicó ayer el decreto aprobado por Lakua para dar respuesta al fuerte aumento de los contagios de covid, un nuevo marco que limita horarios y aforos en todos los establecimientos –esta medida entrará en vigor el lunes–, y que respecto a la mascarilla indica que su uso al aire libre «será preceptivo siempre que no resulte posible mantener de modo constante una distancia mínima de 1,5 metros entre personas».

«En consecuencia», advierte de la obligatoriedad de utilizar esa prenda en «todo tipo de entornos urbanos transitados, tales como cascos viejos, zonas comerciales y de tiendas, mercados, mercadillos, o áreas en que se encuentren establecimientos de hostelería, así como en todos los espacios y paseos marítimos, en parques infantiles, aceras, pasos de peatones, plazas o calles con concurrencia de personas».

De esta forma, el BOPV concreta el significado del término «entornos urbanos  transitados», mencionado por primera vez el jueves por el lehendakari y que había generado dudas, pero también pone de manifiesto que realmente el escenario legal no ha variado en esta materia, con esa mención explícita a la distancia interpersonal como factor decisivo para su uso.

Un hecho que vino a reconocer ayer el portavoz de Lakua, Bingen Zupiria, cuando señaló que existe una «coincidencia» en la «literalidad» sobre el uso de la mascarilla en el decreto ley aprobado por el Consejo de Ministros y ratificado esta semana en el Congreso, en la Ley Antipandemia que aprobó el Parlamento de Gasteiz, y en el decreto del lehendakari. Admitió que «básicamente dicen lo mismo».

¿Cuál es entonces el sentido de lo aprobado ahora por Lakua? Zupiria argumentó que es «evidente» que en la interpretación de las normas «se están produciendo diferencias», ya que, según sostuvo, «da la sensación de que la normativa estatal plantea una excepción en el uso de la mascarilla», mientras «en el caso de los textos vascos» parece que «la excepción es el no uso de la mascarilla».

Sería por tanto un problema de interpretación por parte de la ciudadanía lo que habría llevado al Ejecutivo a aprobar un texto que, «básicamente» dice «lo mismo» que los anteriores.

«Para que no haya ninguna confusión y por la importancia que el uso de la mascarilla tiene,  lo que el lehendakari ha hecho con su decreto es precisar que el uso de la mascarilla es obligatorio en toda circunstancia y lugar, interior o exterior, en el que no podamos mantener una distancia de metro y medio con otras personas», resumió.    

Recurrir a los tribunales

Por tanto, más allá de esa apostilla «para que no haya ninguna confusión», no hay ningún cambio. Es algo que tiene sentido dada la prevalencia del decreto  aprobado por el Consejo de Ministros. De hecho, Urkullu pidió por carta a Sánchez que cambiara la norma antes de ser validada por el Congreso. El mandatario español no le hizo caso, y el jueves el lehendakari escenificó un cambio que no es tal.

Al margen de la mascarilla, Zupiria señaló que Lakua sigue reflexionando sobre si recurrir o no a los tribunales para poder limitar la movilidad nocturna.

«Estamos comprobando que la situación es cambiante y diferente. En algunos casos se aceptan algunas medidas especiales, en otros no, en otros en segundo recurso parece que se admite alguna. Así que habrá que ver cómo se desarrolla esto en los próximos días y, en función de cuál sea el resultado, el lehendakari adoptará la decisión correspondiente», explicó el portavoz.

La imagen de Valderejo

Por otra parte, la insistencia de Urkullu en demandar la obligatoriedad de la mascarilla también en exteriores puede ponerle en un compromiso en el Parlamento a causa de un capítulo protagonizado esta semana por dos compañeros de partido, nada menos que Andoni Ortuzar y Joseba Egibar.

El presidente del PNV y su portavoz en el Parlamento acudieron el lunes a una explotación ganadera alavesa junto a otros burukides, y en las imágenes difundidas se les ve a ambos sin la prenda en compañía de otras personas, algunas con ella y otras con el rostro desnudo, lo que ha causado gran hilaridad en las redes sociales dado el empecinamiento del lehendakari en este tema.

Ahora, a iniciativa de EH Bildu Urkullu deberá responder en el Parlamento si esa imagen «coincide con el mensaje que está trasladando el Gobierno a la ciudadanía» y si acaso «no se está enviando un mensaje público contradictorio»