Aritz Intxusta
Redactor de actualidad

Una onda dentro de otra onda

Atendiendo a la edad de los infectados y al lugar donde se producen los contagios, se aprecia cómo la primera onda de casos en jóvenes está remitiendo y que, en los domicilios se ha gestado una nueva ola de características diferentes. 

Contagios en Nafarroa clasificados según donde se producen.
Contagios en Nafarroa clasificados según donde se producen.

Basta mirar el gráfico para ver que el susto ha sido bueno en todos los sentidos. El evento supercontagiador que supusieron los viajes de estudios en Salou, pistoletazo de salida de esta ola tan particular, se ha cortado. El aumento fue tan espectacular que por primera vez en toda la epidemia la primacía del domicilio como lugar donde se producían los contagios se rompió. Ahora ya no ocurre esto.

El virus empezó a propagarse en fiestas juveniles donde se ignoraron las medidas de seguridad (no solo en los viajes) y que en el gráfico que acompaña esta información figuran dentro de los ámbitos «social» y «desconocido» .

Acabadas estas fiestas por el impacto social que supuso la avalancha de casos y el regreso de restricciones, esa primera ola juvenil ha caído bruscamente. Los casos en «social» y «desconocido» se desploman. Y este fenómeno es más agudo de lo que cabía suponer si se atendía únicamente al total de casos diarios que ha ido reportando Nafarroa. 

En los informes diarios no se aprecia el desplome porque, como se aprecia en la línea roja, ha aparecido una especie de segunda onda dentro de la onda inicial, que los está ocultando. 

Los casos entre jóvenes caen, pero suben los contagios en el domicilio. Ahora los contagiados son los convivientes. 

Esto sucede porque las vacunas son una barrera eficaz, pero también porosa y solo previenen (según el ISPLN) dos de cada tres contagios.

Esta onda dentro de la onda tiene otras características y, por tanto, incertidumbres distintas a la onda juvenil. No parece que vaya a responder a algo tan sencillo como un «se acabó la fiesta» para caer en picado. Y, por de pronto, sigue subiendo.

Influirá la diferencia de edad de los nuevos contagiados, la falsa sensación de seguridad de los vacunados, la variación en el porcentaje de asintomáticos, la ocultación de contactos por no perderse las vacaciones, etc.

Y, del lado contrario, ayudará el mayor nivel de inmunidad colectiva, el triste despertar a que esto todavía no ha terminado y –ojalá de forma definitiva– el inicio de la vacunación en los veinteañeros, el grupo poblacional que por su modo de relacionarse ha sido capaz por el momento de reactivar la epidemia. 

El estudio semanal del Ispln incluye otro gráfico, este por edades, que certifica que esta segunda onda de contagios se está dando en todas las franjas salvo en dos. La primera, lógicamente, es la de los jóvenes 15-30, que es donde el virus pierde fuerza. La segunda es la de mayores de 70, que permanece casi impasible. 

Los ancianos aguantan quizás por su menor interacción con los jóvenes o por su mayor porcentaje de vacunados por completo y con tiempo suficiente desde la segunda dosis para generar inmunidad. Da un poco igual, la verdad. Lo importante es el hecho, pues las vacunas solo reducen porcentualmente la propensión a desarrollar la enfermedad grave, y como los mayores de 70 parten una propensión mayor a sufrirla de forma grave y a morir, siguen teniendo mal pronóstico en caso de que el contagio se materialice.  

La posibilidad a ingresar en un hospital en alguien que supere los 65 años (siempre según el Ispln) es de 68 por mil si está vacunado por completo ­–y de 219 por mil si no lo está–. Para las personas entre 35-65 años, la posibilidad de ingreso es de 48 contagiados de cada mil, cayendo a 13 en caso de que haya terminado su pauta vacunal. Pero ojo a estos datos, porque tienen trampa. Para entrar a computar el contagio debe producirse y las vacunas evitan el contagio un 64% de las ocasiones.

La clave ahora radica en cómo estos nuevos contagiados, distintos a los iniciales, serán capaces de contagiar a otros. Y también, en que la tendencia a la baja de las líneas azules (las fiestas) no se trunque.