Ane  Urkiri
NAIZeko zuzendaria / Directora de NAIZ
Entrevista
Nely Carla Alberto
Exjugadora de balonmano

«Me hubiera gustado asentarme en un equipo»

Nely Carla Alberto (Donostia, 1983) ha vuelto a Bera Bera, su equipo de formación, después de 17 años. Se consagró en Itxako y dio el salto a la liga francesa, donde ha jugado durante una década. Será la segunda entrenadora del segundo equipo y formará parte del staff técnico del primer equipo. 

Nely Carla Alberto en Donostia. (Gorka RUBIO/FOKU)
Nely Carla Alberto en Donostia. (Gorka RUBIO/FOKU)

«Si por mi fuera, seguiría jugando», dice tajante la donostiarra mientras, a su vez, recuerda entre risas sus inicios en el balonmano: «Yo no tenía ni idea, hacía pasos, cogía el balón y me iba corriendo». Su entrenadora de aquel entonces acertó en no dejarle instalarse en la portería, le necesitaban «en el juego exterior». Y vaya que se le necesitaba, fue un acierto para el balonmano.

Hace ya una semana que está inmersa en un nuevo reto después de que «un cúmulo de cosas» le hayan llevado a tomar la decisión de la retirada. Se siente preparada «para la reconversión». Hace ya tiempo que sacó el título de entrenadora para cuando colgara las botas. «Este verano hemos estado en casa y la niña cuando ha estado aquí con los abuelos, con los tíos ha estado tan a gusto... Ha sido un punto de inflexión, pues llevábamos años valorando volver».

En una trayectoria de 22 años en la que ha conquistado una decena de títulos (una Copa EHF; dos Challenge Cup; dos ligas, una copa y una Supercopa con el Itxako; otra liga y dos copas francesas; una medalla de bronce en los JJOO de Londres y otra en el Mundial), también ha tenido sus momentos duros –como las dos embolias pulmonares o la quiebra de Mios Begles–; con todo, considera que el deporte le ha devuelto todo el sacrificio.

Ya hace una semana que anunció la retirada. ¿Cómo se siente ahora?

Me siento bien. Es una larga carrera la que he hecho. He tenido una buena trayectoria y la verdad es que el hecho de que me feliciten por mi trayectoria las compañeras con las que jugué de pequeña es muy gratificante. Te reconocen como una gran deportista y es lo que nos gusta.

Se fue a la liga francesa para crecer como deportista.

Cuando eres joven quieres irte a ligas extranjeras a mejorar. Yo desde hacía tiempo decía que quería ir al extranjero porque quería vivir otras experiencias. Estaba en el Itxako y me fui antes de que la crisis pegara fuerte, me fui un año antes. Yo creo que fue la mejor decisión, aparte de que yo me quería ir para tener otras experiencias.

¿Y por qué la liga francesa?

Porque me salió una buena oferta aunque era muy lejos, al norte de Francia, en Normandia. A medida que iba progresando individualmente y colectivamente en el grupo, los equipos empezaron a ponerse en contacto conmigo. El mismo entrenador de Le Havre se fue a Fleury y me llevó con él. Luego, a partir de ahí, cada dos años he ido cambiando de equipo.

¿Se considera un culo inquieto?

No es que sea culo inquieto, los cambios se han dado por las oportunidades, el hecho de que me proponían algo diferente o porque el club no quería que me quedara… Es verdad que me hubiera gustado asentarme en un equipo, pero el deporte es así.

Ha permanecido en la liga francesa durante una década. ¿Cuál ha sido la clave para el crecimiento de la competición?

En ese sentido, Francia cuida muchísimo el balonmano. Favorece mucho que tanto la liga femenina como la masculina sean potentes, y que lleguen muchas extranjeras; eso te permite crecer. Aparte, el Ministerio de Deportes apoya toda la estructura. Yo creo que se está haciendo un muy buen trabajo en la apuesta por el balonmano. Fíjate: la selección masculina y femenina han logrado el oro olímpico. Eso quiere decir algo y además llevan años obteniendo medallas casi siempre.

Estuvo en un centro de formación en Merignac.

Cuando un equipo de Segunda sube a Primera, si logra mantenerse, en el segundo año, por obligación, tiene que crear un centro de formación. Eso me parece muy bien porque estás reclutando a chicas jóvenes, estás formando para que en un futuro puedan subir al primer equipo. Lo bueno que tienen es que el centro de formación les paga los estudios, les pide que tengan buenas notas a cambio de estar en el centro de formación. Es verdad que es mucho dinero pero creo que en Francia los organismos son conscientes y apoyan muchísimo.

«[Bera Bera] Se ha dado cuenta de que si no hace algo por el segundo equipo, siempre iba a tener ese problema»

¿Considera que en Bera Bera tiene ese mismo reto? ¿Impulsar la base para que esté cerca del primer equipo?

Hablándolo con Tati [Garmendia, responsable del área de balonmano], es lo que se quiere intentar para que las jugadoras que vengan tengan un aliciente y puedan ver que si trabajan, pueden tener la oportunidad de estar con el primer equipo. Yo creo que quieren hacer bien las cosas y se han dado cuenta de que si no hacen algo por el segundo equipo, siempre iban a tener ese problema.

En varios estudios se destaca que la mayoría de mujeres suele abandonar la práctica del deporte muy joven, porque tiene que decantarse por los estudios o el trabajo. Eso también dificulta el proceso de reclutar talento, ¿no?

Sí, cuando yo estaba también pasaba lo mismo. Yo he coincidido con compañeras que han jugado conmigo y me decían, «¿pero todavía sigues jugando?» Y ellas por ejemplo con 18-19 ya lo dejaron. Es un sacrificio porque tienes que entrenar, tienes que ir a los partidos cada fin de semana, a la hora de salir con tus amigos ya no quedas tanto… Sacrificas cosas pero luego para mí tienen recompensa. Tarde o temprano, lo que no has vivido puedes vivirlo de otra manera.

¿Siente que el balonmano le ha recompensado todo lo que ha sacrificado?

Sí, me he dedicado a ello porque me gusta, si no, hubiera colgado las botas hace tiempo y me hubiera dedicado a otra cosa. A mí me ha aportado muchísimo, tanto individualmente como colectivamente. Colectivamente, cuando estás mal sabes que tienes un apoyo grande detrás; individualmente te hace ser más fuerte mentalmente.

Sufrió dos embolias pulmonares con dos trombosis. ¿Cómo se recupera una de esos golpes?

La primera vez me puse muy mal –a mi marido le dijeron que estaba casi con un pie en el otro lado–, pero creo que por mi fortaleza interior o mental se quedó en un especie de susto. Y la segunda ya fue en 2017. Volví a Fleury y me lesioné de la rodilla. Me operaron y como no tuvimos muy buena comunicación con el anestesista, no me dio lo que me tenía que dar. Pasó el tiempo y volví a tener una embolia pulmonar. Pensaron que eran anginas pero no… Ese tipo de lesiones te hace tener más fuerza para volver. Yo nunca me he rendido. No quería que una lesión me apartara.

«No quería que una lesión me apartara. Soy un poco cabezota y si encima me dicen que no puedo, más todavía»

¿Cree que ha cumplido con ese propósito?

Sí. Y tampoco quería dejar por ser madre. Quería demostrar que siendo madre se podía seguir jugando. Quería demostrar que no tienes porque abandonar el deporte por tener un hijo.

¿Es cabezona?

Un poco sí, y si encima me dicen que no puedo, más todavía (se ríe).

¿Qué año considera que fue su punto álgido?

Londres 2012, fue donde conseguí la medalla olímpica y venía de estar muy bien con el equipo.

Bera Bera se ha asentado entre los mejores equipos estatales pero, ¿qué le falta para ser más competitivo en Europa?

En la liga ya hay varios equipos que se están reforzando bien y eso les va a venir muy bien. Pero yo creo que lo que deberían de hacer es disputar más partidos con los extranjeros. Hace falta tener dinero pero es importante, porque son otros estilos de juego y te dan otro tipo de punto vista para saber cómo está tu equipo.

Su primer rival en Europa será París 92. En ese sentido, ¿su llegada puede ser un plus para el Bera Bera?

Es un hueso duro de roer, encima se han reforzado más este año. Yo quizás tengo más referencias y puedo conocer cómo trabajan o sus puntos débiles.

«Ahora que estoy en casa me gustaría disfrutar de mi familia, de mi hija, del balonmano como entrenadora y luego ya se verá»

¿Cómo se dio su contratación?

Mi primera opción era volver un poco más cerca, a la zona de Burdeos. Mi marido me propuso hablar con Bera Bera, porque igual podían tener alguna cosa que me pudiera interesar. Llamé a Tati, le expliqué mi situación y me dijo que lo iba a mirar. Estoy contenta porque quiero seguir empapándome de cómo trabaja Imanol [Álvarez, entrenador del primer equipo], aportar lo que yo tengo, solucionar las dudas que tengan…

¿Cual es su reto más cercano? ¿Y el más lejano?

El más cercano, quizás, asentarme en el Bera Bera, y el más lejano, entrenar a un equipo de máxima categoría. Eso sí, ahora que estoy en casa me gustaría disfrutar de mi familia, de mi hija, del balonmano como entrenadora y luego ya se verá.

Su hija se dará cuenta dentro de unos años que su madre fue una referente del balonmano.

Me hubiera gustado que me hubiera visto jugar. Es pequeña (16 meses) y no es consciente. Pero por lo menos que vea que tengo mis camisetas, mis balones, mis medallas… Que vea los periódicos y diga, «mi madre consiguió una medalla olímpica». Es lo que me gustaría.