Tarde o temprano Todd Haynes tenía que acabar haciendo el documental ‘The Velvet Underground’ (2021), por su condición de cronista de la música del pasado siglo, al que le faltaba acercarse a la Factoría de Andy Warhol. Y como en anteriores películas suyas ya se las ha visto con personalidades muy influyentes, musical y sociológicamente hablando, nadie mejor que él para escuchar y entender en retrospectiva las palabras y acciones de Lou Reed, John Cale, Maureen Tucker y Sterling Morrison, sin olvidar a la carismática Nico. La banda es vista como la extraña e imprescindible conexión entre la cultura urbana de la calle y el arte minoritario de las galerías y performances vanguardistas.

El cineasta angelino ya había roto moldes en el cine musical con su mediometraje ‘Superstar: The Karen Carpenter Story’ (1987), un biopic de animación realizado con muñecas Barbie, que fue demandado por Richard Carpenter, el otro componente del famoso dúo, a cuenta de que se hablaba de sus adicciones y de la anorexia nerviosa y muerte de su hermana. Y de ahí a la poderosa estética del glam-rock, servida en ‘Velvet Goldmine’ (1998), con una importante aportación a la banda sonora por parte de Brian Eno. Antesala del que es el biopic musical menos convencional de la historia, dedicado a Bob Dylan, que es deconstruido mediante seis identidades distintas, incluida la de la actriz Cate Blanchett, en ‘I’m No There’ (2007).

En estos momentos Haynes prepara ‘Fever’ (2022), un título en referencia al de la canción de Peggy Lee, que será encarnada por Michelle Williams. Es la película ideal para que confluyan en ella las dos tendencias básicas en su obra, ya que en la vida de la cantante se solapan la música y el melodrama. Sabida es su querencia por las películas del maestro Douglas Sirk, manifestada en el uso de la banda sonora orquestal y del color saturado, en sus homenajes con ‘Far From Heaven’ (2002) y ‘Carol’ (2015), que nos dejaron antológicas interpretaciones femeninas de Julian Moore, otra vez Cate Blanchett, y Rooney Mara.