No es nada fácil opinar sobre una película que nace como un producto dedicado al llamado ‘fan service’, pero es que entre la audiencia seguidora de la serie de culto ‘Los Soprano’  (1999-2007) tampoco se ponen de acuerdo, porque hay a quienes les encanta esta precuela cinematográfica, pero también están quienes expresan su decepción en la comparación con lo visto en la pequeña pantalla. Esto segundo suena raro, porque el guion de la película es de su creador catódico David Chase, mientras que la dirección corre a cargo de un firmante de muchos capítulos como Alan Taylor. Y es más, hasta el fantasma del malogrado James Gandolfini sobrevuela los escenarios de la ciudad de Newark, porque su papel de juventud lo hace su propio hijo Michael Gandolfini, que guarda con su progenitor un extraordinario parecido, incluso imitando gestos y modo de hablar, con lo que todo resulta por demás creíble. Pienso entonces que el relativo porcentaje de rechazo puede provenir de que cada seguidor de una serie tiene su visión particular de cómo sería el prólogo o las continuaciones si las hubiera.

Lo que pasa en ‘Santos criminales’ (2021) es que la familia Soprano cede protagonismo al clan mafioso Moltisanti, porque en los años 50 y 60 trabajaron para ellos. En la primera parte del metraje el personaje de Tony Soprano tiene poca presencia, ya que en el pasado fue así, con lo que su gran aportación se deja para el futuro ya conocido. Con lógica en el cartel a Michel Gandolfini le precede el actor Alessandro Nivola, que encarna a Dickie Montisanti, y entre los secundarios Ray Liotta es el que más se luce como gran capo de dicho clan. Luego hay otra subtrama inesperada, la que incorpora el actor afroamericano Leslie Odom Jr, y que hace referencia a los disturbios raciales de 1967 en Newark, que se cobraron 26 vidas.