La vicepresidenta de Ikastolen Elkartea, Nekane Artola, y el responsable de Educación, Zigor Ibarzabal, han comparecido este miércoles ante la ponencia constituida en la Cámara de Gasteiz para definir las bases de un acuerdo sobre el futuro sistema educativo de la CAV.

En su intervención, se han referido a cuestiones como la innovación educativa, que entienden que debe desarrollarse «como una reflexión orientada al proyecto educativo» consistente en «reflexionar sobre la praxis cotidiana» poniendo el foco en los objetivos de la «organización e intervención» de las ikastolas.

Han indicado que, aunque todavía «no hay una hoja de ruta definida para la transformación, está claro que hay que analizar otros modelos y ajustarlos a nuestra realidad, adaptarlos a la situación socioeconómica y sociolingüística de Euskal Herria». Es decir, que «hay que mirar tanto al entorno como al mundo».

Las «palancas» para la transformación

A continuación han expuesto «las palancas» que deberían utilizarse para materializar esa «transformación educativa», concretadas en ocho puntos.

La autonomía escolar, a la que hay que ponerle bases sólidas construyendo su andamiaje dentro del proyecto educativo.

El modelo de persona o perfil de salida de la alumna/alumno, que debe definirse centrándose no solo en el individuo, sino también en la comunidad educativa y la sociedad en general.

El proyecto curricular/currículo vasco, que debe recoger «temas y realidades locales», además de responder a las bases pedagógicas recogidas en el proyecto educativo. «El currículo vasco debe ser un componente imprescindible de ese currículo local, con la cosmovisión propia que en él se recoge». Siendo clave para la transmisión cultural, «debe tener reflejo en los materiales didácticos».

El plan de formación, orientado a toda la comunidad educativa y con el objetivo del «empoderamiento tanto de los profesionales como de las familias».

El empoderamiento del profesorado, para lo cual se plantea profundizar en los diferentes roles de los educadores: investigación, experimentación, evaluación y decisión. Al mismo tiempo, se busca «un liderazgo compartido» y «un equipo fuerte y cohesionado».

La organización escolar, profundizando en la sistematización en el proceso de trabajo, creando foros y organizando acciones que fomenten la participación de la comunidad educativa.

El liderazgo y la estabilidad de los equipos directivos «son las claves principales», según ha indicado Ikastolen Elkartea en la nota en la que ha resumido su intervención. Este punto «debe estar orientado al funcionamiento escolar, a la convivencia y al trabajo colaborativo», promoviendo una «cultura de aprendizaje entre iguales».

Y el rol de la Administración, que tiene que «conocer y reflexionar sobre los diferentes modelos organizativos» que existen. También aboga por «realizar un acompañamiento cercano para ofrecer asesoramiento, formación, seguimiento y recursos». Por ello, plantea que «la gestión de la diversidad escolar debe realizarse mediante contratos-programa consensuados».