Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

«West Side Story»

El musical de Broadway se sigue representando en todo el mundo y nunca ha perdido el favor del público, generación tras generación. En cambio, en el cine nadie se había atrevido a hacer una nueva versión, porque la película de 1961 está considerada como una de las mejores del género y hasta ahora parecía poco menos que intocable. Sesenta años después es Steven Spielberg quien da el paso, consciente de que solo alguien con su reputación puede permitirse desafiar a una obra de culto ganadora de diez premios Óscar, incluido el de Mejor Película. Y, por increíble que parezca, ha encontrado un nexo de unión entre dos realizaciones tan alejadas en el tiempo la una de la otra, en la persona de Rita Moreno, que a sus 90 años vuelve a unirse al título que la ha hecho inmortal. Evidentemente, ya no puede ser Anita, así que se ha creado para ella un nuevo papel, el de Valentina, la anciana dueña de la tienda donde trabajaba el estelar Tony, y que en el original estaba regentada por Doc. Es uno de los varios cambios que impone el sentido de la actualización, conservando la esencia del clásico.

Las canciones tampoco se pueden sustituir, porque fuimos muchos los que crecimos con ellas y ya las tarareábamos en nuestra niñez, lo mismo que el propio Spielberg en su adolescencia. Son emociones que marcan de por vida, y la música de Leonard Bernstein, junto con las letras de Stephen Sondheim, se han quedado ahí para siempre. ‘María’, ‘America’, ‘Tonight’, ‘I Feel Pretty’ o ‘Somewhere’ son auténticos himnos, reconocibles a los primeros compases. Y a David Newman le ha tocado la difícil tarea de hacer los arreglos del 2021, a sabiendas de que en su época sonaban innovadoras, mientras que en la actualidad ya no es así. La dirección de la orquesta corre a cargo de Gustavo Dudamel, mientras que Jeanine Tesori ha sido la entrenadora del joven reparto. La estelar Rachel Zegler, de ascendencia colombiana, no deja de ser una debutante, pero que sabe cantar como demuestra en sus youtubes y en el casting donde fue seleccionada entre unos 30.000 aspirantes.

La dificultad para poner al día la partitura musical y las canciones va emparejada a la de los bailes porque no hay que olvidar que en la película de Robert Wise figuró como codirector Jerome Robbins, por ser el coreógrafo del espectáculo teatral. Spielberg no ha utilizado esa fórmula, si bien ha confiado las coreografías y su renovación a Justin Peck. La ventaja con la que ha contado, no obstante, es la escénica, que le ha permitido desarrollar las evoluciones del reparto en grandes espacios. A tal fin se construyó expresamente un enorme set de rodaje al aire libre, que ha sido posible gracias a un presupuesto que ronda los 100 millones de dólares.

El otro escollo a salvar es el del guion, y ahí sí que había más margen para efectuar cambios en todo lo tocante al tratamiento del conflicto racial de fondo, entre jóvenes de origen puertorriqueño (los Sharks) y los de procedencia europea (los Jets). Se ha empezado por utilizar un lenguaje más realista, pues cuando se escribió en los años 50 ya estaba algo desfasado. El argumento primitivo de Arthur Laurents y el cinematográfico de Ernest Lehman pertenecen a su época y, aunque se trate de un musical retrospectivo, Spielberg ha confiado la reescritura a su guionista Tony Kushner, con el que ya ha colaborado en ‘Munich’ (2005) y en ‘Lincoln’ (2012).

La inclusión permite superar la vieja censura blanca, lo que en Hollywood se conocía como el ‘whitewashing’, con actores blancos con la piel bronceada. Ahora el reparto latino es una realidad, e incluso se ha introducido un personaje afroamericano para dar mayor verosimilitud al ambiente de las calles de Nueva York de mediados de los 50.

De cualquier modo, ‘West Side Story’ es una obra universal y atemporal, que nace de la modernización y urbanización de la tragedia romántica de William Shakespeare ‘Romeo y Julieta’, con una pareja dividida racialmente entre dos bandas callejeras rivales.