Cuatro meses de satisfacción generalizada

La primera vuelta en Primera acaba con la Real segunda, sólo superada por el Barcelona. El Athletic no pierde de vista el podio y el Alavés sorprende con un rendimiento excepcional en su debut. La excepción la pone el Eibar, que llega al ecuador peligrosamente cerca del descenso.

Real y Athletic son los equipos mejor clasificados. En la imagen, Oguiza y Franssi durante el derbi de San Mamés, que se llevaron las donostiarras. (Aritz Loiola/Foku)
Real y Athletic son los equipos mejor clasificados. En la imagen, Oguiza y Franssi durante el derbi de San Mamés, que se llevaron las donostiarras. (Aritz Loiola/Foku)

La Liga en Primera llega al parón navideño coincidiendo con el ecuador del campeonato. Quince jornadas se han disputado desde que arrancara una Liga que, de momento, no deja sorpresas en sus extremos: el Barcelona es campeón de invierno tras ganarlo todo, como también ha hecho en la Champions League, y el farolillo rojo le corresponde a un Rayo Vallecano en plena agonía institucional.

Más cerca –en puestos, porque en números es imposible– del líder que de las madrileñas se mueve la mayoría de los cuatro equipos vascos que, tras el ascenso del Alavés, compiten en la elite. La excepción es para un Eibar al que no le está funcionando el cambio de proyecto y llega al ecuador liguero en plena caída y habiendo ganado sólo tres partidos en estos casi cuatro meses. Muy alejados de sus preocupaciones están un Athletic que prolonga la línea que empezó a marcar con la llegada de Iraia Iturregi y dos de las grandes revelaciones de esta Liga: el Alavés, séptimo en su debut en Primera, y la Real que, tras un convulso verano en el que perdió a varios de sus referentes, sólo se ha visto superada por el Barcelona.

De la incógnita al éxito

El equipo donostiarra ha completado la mejor primera vuelta de su historia. Sus números ya fueron buenos la pasada temporada aunque se diluyeron un tanto en el tramo final del curso, marcado por problemas físicos y de calendario y por las desavenencias dentro del vestuario. El final de Liga supuso también un final de ciclo, con la marcha de una decena de futbolistas –nueve de ellas con oferta de renovación–, incluyendo referentes como Itxaso Uriarte, Leire Baños, Mariasun Quiñones o, sobre todo, Nahikari García. Pero también el inicio de otro, en el que el club apostaba claramente por el liderazgo de Natalia Arroyo, a la que acaba de renovar hasta 2024, y de un grupo renovado de futbolistas encabezadas por Nerea Eizagirre y Amaiur Sarriegi.

El acierto, también en los fichajes, se ha demostrado pleno. La Real ya no es sólo un equipo que intenta jugar un buen fútbol y muchas veces lo consigue, como sucedía la temporada pasada. También es un equipo competitivo y sólido, que cuando el rival no se deja dominar sabe sufrir y esperar su momento y que cuando le llega, lo aprovecha. Que las actuaciones y los resultados hayan sido buenos desde el principio tampoco les ha venido mal a las donostiarras, evitándose las dudas que rodeaban al proyecto cuando echó a andar.

El dato más significativo no es que la Real sea segunda, «el mejor de los normales» como decía Mikel Crespo la víspera del derbi de Ibaia, que también, sino que sólo dos equipos han sido capaces de ganarle: el Barcelona, con una de sus habituales goleadas sonrojantes, y el Levante, con un gol que no debería haber subido al marcador.

Los números y las sensaciones invitan al optimismo de cara a la segunda vuelta aunque esta también arranca con un interrogante, en su caso por el escaso número de futbolistas que conforman la primera plantilla, de las que además hay que descontar a Cecilia Marcos que, tras romperse el cruzado en San Mamés, se perderá toda la temporada. Ha sido la peor noticia de la primera vuelta para las donostiarras, junto a la sanción de la Federación Española, que restó tres puntos al equipo guipuzcoano por no portar su logo en la manga.

El éxito deportivo de esta nueva Real también deja un detalle para, como mínimo, la reflexión. La misma temporada en la que se festeja la creación del tercer equipo, las futbolistas vascas no alcanzan a la mitad de la primera plantilla y apenas tres –Amaiur Sarriegi, Nerea Eizagirre y Elene Lete– se cuentan entre las once más utilizadas por su entrenadora.

Dinámica con limitaciones

En el quinto puesto, un partido por disputar, a once puntos de la Real y cinco del tercer puesto que también da acceso a Champions, llega al ecuador el Athletic. Una zona que se ha convertido en habitual para el equipo rojiblanco, campeón hace apenas cinco años pero al que el avance general de la Liga le ha hecho descender algún peldaño, pero que la temporada pasada a estas alturas, con el descenso a un punto, parecía una utopía. Por fortuna, con la llegada de Iraia Iturregi, el primer relevo que vive el Athletic en su historia con la temporada en juego, el equipo cambió de rumbo y en esta primera parte de la Liga ha dado continuidad a la dinámica.

Además, este verano, al contrario de lo que sucedió el anterior, hubo incorporaciones al proyecto de Lezama. Tres jugadoras –Mariasun Quiñones, Itxaso Uriarte, Ainize Barea «Peke»– que han añadido experiencia y competitividad a un equipo todavía en proceso de cambio generacional, en el que las jóvenes siguen siéndolo pero ya saben más que hace un año y al que las lesiones han vuelto a restar potencial. Oihane Hernández, Leyre Monente y las veteranas Erika Vázquez y Nekane Díez que llevan dos temporadas para olvidar en ese sentido, a las que se acaba de unir Naroa Uriarte, que se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha durante el entrenamiento de el miércoles, el último del año, y se perderá lo que queda de temporada.

El Athletic es, sobre todo, más fiable. Betis, Sevilla y Sporting son los únicos equipos de la zona media y baja que le han rascado puntos. Aunque, de la misma manera, Alavés, Real Madrid y Madrid, son los únicos rivales de la zona noble a los que ha conseguido vencer, lo que invita a pensar que su techo no debe estar muy lejos del quinto puesto que ocupa ahora mismo.

La revelación

Sólo dos por debajo, en el séptimo, disfrutará de la Navidad el Alavés. La revelación de la Liga en su debut en la categoría, nunca ha estado por debajo de ese séptimo puesto en estas quince jornadas en las que sólo el Athletic y los tres primeros clasificados han sido capaces de ganar a las albiazules. Con 22 puntos, tomando la media en la que se ha situado la permanencia en las últimas temporadas y más aún viendo el flojísimo ritmo que llevan los últimos clasificados, el Alavés estaría prácticamente a tres victorias de asegurarse el objetivo, con toda la segunda vuelta por delante para conseguirlo.

Un éxito rotundo del club albiazul que, para su primera temporada en Primera, apostó por la continuidad del cuerpo técnico, encabezado por Mikel Crespo, que le había traído aquí, así como de buena parte del grupo de jugadoras que conquistó el ascenso. La mitad de las futbolistas más utilizadas por su entrenador ya vestían la camiseta albiazul la temporada pasada. La entidad, además, ha acertado con los refuerzos, que han sido variados: desde la amplia experiencia de Cris Auñón hasta la ilusión de las exosasunitas Garazi Facila y Sara Carrillo, pasando por el cocktail de juventud, calidad y experiencia al que da nombre Carla Armengol o la cesión de futbolistas con hambre pero poco hueco en sus plantillas de origen, como Sonia Majarín y Nerea Nevado.

Tanto los encargados de confeccionar la plantilla como de hacerla funcionar han acertado con la tecla porque la temporada está siendo inmaculada. No cabe duda de que la victoria inicial ante el Betis ayudó y de que el Alavés tuvo la suerte de enfrentarse después a los dos equipos más flojos de la categoría, lo que le permitió encadenar tres triunfos para empezar la Liga pero, además de que los partidos hay que jugarlos para ganarlos sea cual sea el rival, el cuadro babazorro ha mantenido su buena dinámica toda la primera vuelta. Sobre todo en Ibaia, donde se mantenía imbatido hasta la última jornada, cuando cayó ante una Real intratable.

Cambio a peor

La trayectoria de las albiazules se parece a la que trazó el Eibar la pasada temporada, cuando también debutaba en Primera, en la primera vuelta y gracias a la que acabó consiguiendo la permanencia tras un segundo tramo del campeonato mucho menos dichoso. Un camino que no tiene nada que ver con el que recorre ahora, que le ha llevado a comer el turrón peligrosamente cerca del descenso tras haber perdido once de los quince partidos que ha disputado.

El Eibar inició un nuevo proyecto en verano. Inesperadamente, no renovó al cuerpo técnico encabezado por Iker Dorronsoro, con el que había enlazado ascenso y permanencia. El relevo del técnico igeldotarra lo tomaba Ana Junyent, exjugadora y técnica con experiencia, aunque debutante en la categoría, que llegó con un buen número de ayudantes, un libro de estilo muy diferente al de su predecesor en el cargo y una ventaja con la que no contó Dorronsoro: una mejora en las condiciones laborales de la plantilla, que ahora entrena por las mañanas.

En su presentación, Junyent se mostró convencida de que el equipo no tendría que sufrir por la permanencia pero la realidad está empeñada en llevarle la contraria. Con una plantilla muy corta, que ha perdido a su goleadora Thembi y la experiencia de Esti Aizpurua o Napo y ha incorporado a Kundananji, Elba Vergés o ADT, y un estilo de juego que exige un gran esfuerzo, al Eibar se le hacen muy largos los partidos. Sobre todo porque su vocación ofensiva rara vez se ve reflejada en el marcador, no en vano se ha quedado sin marcar en casi la mitad de los partidos y sólo cuatro equipos han anotado menos goles que las azulgranas. Como tampoco destaca especialmente por su solvencia defensiva, la situación en la que alcanza el ecuador liguero roza el drama: sólo tiene cinco puntos de renta sobre el descenso, que se verán reducidos a uno si el Villarreal recupera los seis puntos que le restó la Federación Española.

Arriba y abajo

Entre las castellonenses y el Eibar aguanta a flote el Sporting, casi tan invencible como el Barcelona. Tanto que, pese a ser el único equipo de Primera que todavía no ha celebrado la victoria, no está descenso. Y es que es casi tan difícil ganar a las onubenses, acostumbradas a sufrir, como perder con ellas. Nueve empates han logrado en estas quince jornadas, incluyendo los que han conseguido en Ibaia, Lezama y Zubieta.

Durante muchas jornadas se movió en la zona baja, incluso en descenso, un Real Madrid que necesitó tres jornadas para marcar su primer gol –que además fue en propia puerta del Granadilla– y seis para celebrar su primera victoria, remontando al Eibar en Valdebebas. El equipo madrileño, que ha pagado muy caro las lesiones de jugadoras clave, sobre todo en el apartado ofensivo, ya ha cogido ritmo pero su arranque de temporada fue tan malo que, además de costarle el puesto a David Aznar, le condena a terminar la primera a 22 puntos del Barcelona y a cinco de la Champions, que ahora mismo cierra un Atlético con un partido más por disputar. Y con otros rivales que no van a dejarle pasar con facilidad, sobre todo un Granadilla maestro en confeccionar plantillas competitivas y que, con una racha espectacular –una derrota, ante la Real, en trece jornadas; siete victorias en ocho jornadas, las cuatro últimas consecutivas–, se ha colocado cuarto, empatado con el Atlético. La cara opuesta a la del equipo canario sería la del Levante, con una trayectoria marcada por la irregularidad. Capaz de golear a Real Madrid y Madrid o de ganar en Zubieta, se ha dejado puntos con otros ocho equipos, incluyendo el Villarreal, que le ganó en casa.

Por encima de todos ellos, por supuesto, el Barcelona, líder en todas las facetas. Puntos, victorias, goles –86, a 5’7 por partido–… El equipo catalán va lanzado a por su séptimo título de Liga, al que quiere, y puede, acompañar con el resto de competiciones que disputa, amén de todos los galardones individuales que están adjudicándose sus futbolistas en los últimos meses.