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Bruselas

Bruselas no descarta dejar de importar gas ruso pero por el momento «no hay nada sobre la mesa»

La mayoría de los expertos no entra a despejar esta cuestión: ¿qué sucedería en caso de que el suministro de gas desde Rusia a la UE se vea interrumpido bruscamente? Desde Bruselas se señala que  hay «un pequeño colchón» en sus almacenes de reservas y que está negociando para encontrar alternativas.

Vista aérea de las instalaciones tratamiento de gas y petróleo de Al-Zour, en el sur de Kuwait.
Vista aérea de las instalaciones tratamiento de gas y petróleo de Al-Zour, en el sur de Kuwait. (AFP)

El vicepresidente económico de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, ha comentado este lunes que Bruselas no excluye «ninguna medida», incluida la prohibición de importar gas ruso, entre las sanciones que está aprobando para intentar frenar el avance de Rusia en Ucrania.

«Lo que puedo decir ahora respecto a las sanciones es que todas las opciones están sobre la mesa. No excluimos ninguna medida», ha dicho Dombrovskis en una intervención en el Parlamento Europeo para debatir el impacto que las sanciones a Rusia tendrán en la UE.

«Hasta ahora, el análisis que hemos estado haciendo estaba enfocado al revés, en qué pasaría si Rusia, por ejemplo, corta el suministro de gas, y la conclusión de este análisis es que, no sin problemas, podemos manejar esta situación», ha añadido.

Pero, si bien ha manifestado que hay trabajo en marcha para evaluar las consecuencias de que el corte de suministro fuera decidido por la UE, también ha afirmado que «no hay nada sobre la mesa en esta fase».

Respecto al impacto que tal medida tendría en la UE, fuentes comunitarias han señalado que «uno de los puntos que hay que mencionar es que en este momento tenemos un 30% de capacidad de almacenamiento de nuestras reservas históricas. Eso también nos daría un pequeño colchón».

El difícil acceso a otros suministros

Cerca del 40% del gas que llega a la UE proviene de Rusia –de donde también importa unos 2,3 millones de barriles diarios de petróleo–, siendo Noruega el segundo suministrador (16%), seguido de Argelia (8%) y Qatar (5%). Una veintena de Estados miembro tienen una gran dependencia del gas ruso.

En este contegxo, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, se reunió la semana pasada con el primer ministro de Noruega, Jonas Gahr Støre, que también mantuvo un encuentro, entre otros, con Dombrovskis.

El vicepresidente de la Comisión se reunió también con el consejero delegado de Econor, la mayor energética noruega, quien le aseguró que la empresa está suministrando ya «más del cien por cien de lo que pueden».

Además, Bruselas ha multiplicado los contactos en las últimas semanas con países productores como Estados Unidos, Azerbaiyán o Qatar. Pero la mayoría de analistas opina que no hay alternativa a corto plazo para el suministro que la UE recibe de Rusia.

Los precios siguen disparados

Y si para Bruselas será difícil encontrar nuevos suministros, lo que está más claro es que los precios de los recursos energéticos van a continuar disparados al alza en los próximos días o semanas.

Este lunes, hacia las 11.30 horas en Euskal Herria, el precio del barril de Brent para entrega en abril aumentaba un 4,92% hasta 102,75 dólares y el West Texas Intermediate (WTI) subía en Nueva York un 5,11% hasta 96,27 dólares.

El mercado de referencia del gas natural en Europa, el neerlandés TTF (Title Transfer Facility), se había disparado tras la apertura más de un 35% hasta alcanzar los 128 euros por megavatio hora (MWh), aunque a las 11:30 horas cotizaba a 108,04 euros.

«Las fuertes alzas de precios se deben a las sanciones impuestas a Rusia por Occidente, que se reforzaron considerablemente este fin de semana», ha indicado a AFP Carsten Fritsch, analista de Commerzbank. «Rusia podría responder a estas duras medidas reduciendo, o incluso suspendiendo por completo, sus entregas de energía a Europa», ha añadido.

Esta nueva andanada de sanciones «podría eventualmente interrumpir el suministro de gas a Europa y tener peligrosas consecuencias económicas para el continente y el resto del mundo», ha advertido también Hussein Sayed, analista de Exinity.

Reunion de la OPEP+ este miércoles

Con estas escaladas bélica y de precios, la alianza de exportadores de petróleo Opep+ se reunirá este miércoles con pocas expectativas de que tome decisiones que contribuyan a rebajar la febrilidad de los mercados.

Fundada en 1960 con el objetivo de regular la extracción y el precio del crudo mediante el establecimiento de cuotas de bombeo, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) reúne a trece miembros, encabezados por Arabia Saudí, y se amplió en 2006 con diez socios, guiados por Moscú, para formar la OPEP+. Rusia es el segundo mayor exportador de petróleo del mundo.

Una de las misiones establecidas en sus estatutos es la de «coordinar y unificar las políticas petroleras de sus países miembros, y asegurar la estabilidad de los mercados». Desde el inicio de la pandemia de covid, los 23 Estados miembro se vienen reuniendo casi mensualmente para ajustar lo más finamente posible su oferta de crudo a una demanda con fuertes vaivenes.

Su estrategia de recortes drásticos para frenar la caída de los precios ha demostrado su eficacia pero, ahora que hay que reabrir los grifos, el mecanismo parece agarrotado. La organización demuestra ser incapaz de evitar las brutales fluctuaciones de precios, ya que el cártel no logra cumplir sus objetivos de suministro todos los meses.

Carsten Fritsch considera que «es probable que la brecha entre la producción acordada y la producción real de la OPEP+ se amplíe» aún más, a menos que Arabia Saudí y otros países con capacidades sobrantes no utilizadas acudan al rescate.

Mirando a los países árabes

«Solo Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, y quizás Kuwait, podrían aumentar la producción en el corto plazo», ha señalado Tamas Varga, de PVM Energy, a AFP.

Arabia Saudí y Qatar, que suelen alinearse en la esfera internacional con EEUU y la UE, «registran una importante demanda de sus exportaciones» de hidrocarburos, según resalta Karen Young, directora del programa sobre economía y energía del Middle East Institute, con sede en Washington.

Pero estos dos países no están preparados para convertirse en un «superhéroe en el caso de que el gas y petróleo rusos dejen de llegar a Europa», señala Young, que explica que las inversiones para aumentar la extracción no van muy rápido.

«Hay negociaciones en curso» para redirigir las entregas de gas previstas para los mercados asiáticos a Europa si es necesario, afirmó, no obstante, un funcionario qatarí consultado por AFP a finales de enero.

Pero, al igual que sus vecinos del Golfo, Riad y Doha están actuando con cautela. Qatar ya indicó que tiene poca capacidad adicional de producción de gas natural licuado (GNL) y que la cantidad de gas que se puede desviar de los contratos existentes es limitada.