Víctor Esquirol
Crítico de cine

Broche de oro para el cuento de nunca acabar

La 16ª edición del Festival Internacional de Cine Documental de Nafarroa concluye con la coronación de “Baleh-Baleh”. El mediometraje dirigido, fotografiado, montado y producido por Pascale Bodet, se alza con el Gran Premio Punto de Vista a la Mejor Película.

Pascale Bodet, la ganadora este año en Punto de Vista.
Pascale Bodet, la ganadora este año en Punto de Vista. (NAIZ)

Punto de Vista se despidió un año más como lo hacen la mayoría de festivales de cine, con el anuncio de unos premios que, para no desentonar con el buen hacer del certamen, acertaron poniendo el foco sobre algunos de los mejores trabajos de la Sección Oficial. Una selección de cortos, medios y largometrajes en la que, todo sea dicho, era relativamente fácil acertar. Ya se puede decir, ahora que termina la edición de 2022, que el relevo de Garbiñe Ortega a Manuel Asín en la dirección artística de esta gran celebración del cine documental, se ha concretado con una serie de decisiones que evidencian que este gran tesoro cultural de Iruñea, sigue en buenas manos.

Lo referenció el jurado compuesto por Marina Vinyes Albes, Roger Koza y Christopher Small, quienes otorgaron el Gran Premio Punto de Vista a la Mejor Película a “Baleh-Baleh”, una preciosa pieza de apenas cincuenta minutos de metraje. Menos de una hora en la que un antiguo cuento oriental se repetía, una y otra vez, en boca de distintas personas de la misma familia. Con ello, nos adentrábamos en relatos vitales impregnados de esas ilusiones y decepciones con las que las clases populares se relacionan con un mundo en el que todo cambia… y tarde o temprano, todo parece volver al punto del que se partió.

El jurado justificó así su elección: «Un viejo cuento asiático es el catalizador de este hermoso retrato de un amigo entrañable, un alma abatida que no teme hablar honestamente de sus deseos y decepciones con sus seres queridos, incluso con toda la tensión que ello conlleva. La película es un magnífico y serpenteante diálogo que revela continuamente algo sorprendente; un diálogo que alcanza la visión del mundo circundante y en el que un perro llamado Joël, sin decir una palabra, acompaña como un interlocutor esencial y silencioso.»

A continuación, se anunció el Premio Jean Vigo a la Mejor Dirección, otorgado a la artista multidisciplinar china Zhang Mengqi, principal cabeza visible de “Self-Portrait: Fairy Tale in 47KM”, aunque a decir verdad, debe apuntarse que dicha propuesta es de autoría compartida. ¿Con quién? Con los niños del pueblo del título, quienes como sucedía con “Quién lo impide”, de Jonás Trueba, se «adueñan» del dispositivo cinematográfico. Sobre el papel, la película pretende documentar el proceso de construcción de una casa diseñada para convertirse en centro cultural. Pero a la práctica, es todo una magnífica excusa para empoderar a las jóvenes generaciones con el uso de las artes cinematográficas.

Volvió a hablar el jurado: «Cine hecho en la vida cotidiana, con cada aspecto que hay que dominar, como las herramientas que se encuentran en la granja de 47KM. Los momentos milagrosos se acopian, otros se desbordan debido a una invención desordenada y alocada. Película realmente única que traza el camino de un nuevo tipo de cine democrático.»

La terna de galardones de la Sección Oficial se completó con el Premio al Mejor Cortometraje, otorgado a “To Pick a Flower”, de Shireen Seno, una bella y al mismo tiempo dolorosa compilación de documentos fotográficos, con el espíritu devastador del colonialismo en Filipinas como telón de fondo. Según el jurado, «Una obra verdaderamente frágil: un suave juego de imágenes de archivo y pantalla en negro, una voz ligeramente quebrada que habla precisamente de lo que vemos, detallando una historia en fuera de campo erigida en ataques y explosiones.»

Otra de las grandes triunfadoras fue “918 Gau”, de Arantza Santesteban. El relato auto-biográfico de la antaño política de Batasuna, encarcelada vía express por la Audiencia Nacional de Baltasar Garzón, se hizo con una de las Menciones Especiales del Jurado (la otra fue para “Evangelio mayor”, de Javier Codesal), y también con el Premio del Público a la Mejor Película. Por último, el Premio de la Juventud a la Mejor Película fue, de nuevo, para “Self-Portrait: Fairy Tale in 47KM”, de Zhang Mengqi.

El Juardo de la Juventud explicó así su elección: «Partiendo de un contexto cotidiano, la película genera un autorretrato que se crea de forma colectiva, a través de las relaciones y sus vínculos con el paisaje. Una película que plantea nuevas maneras de hacer y mirar desde lo audiovisual.» Y así terminó este cuento, con el «happy end» que hacía presuponer otra estimulante semana en compañía de la no-ficción entendida, en parte, como medio para alcanzar nuestras más increíbles fantasías.