Víctor Esquirol
Crítico de cine

Pedal poético de un perro playero

Fotograma de ‘The Beach Bum’, la última película de Harmony Korine.
Fotograma de ‘The Beach Bum’, la última película de Harmony Korine. (NAIZ)

La micro-crítica que sirve para presentar esta nueva incorporación en nuestro particular ‘salón de la fama’ del VOD es anónima, como sucede con otras muchas genialidades de la historia del arte. Esta se dio, por cierto, en el Festival de Cine de Gijón, uno de los poquísimos sitios donde, hasta la fecha, se había podido ver el título en cuestión. Allí, un joven crítico de cine salió extasiado de la sala de proyección, y cuando intentó resumir la experiencia, lo hizo con las siguientes palabras: «En esta película, hay un momento en el que el protagonista recita poesía de dudosa calidad mientras está tumbado en la playa, borracho, drogado y rodeado de gente guapa y divertida. Pues bien, este momento dura hora y media.»

Y sí, exactamente así opera ‘The Beach Bum’, disponible (¡por fin!) en el catálogo de Filmin (¿en cuál si no?). Se trata de la última película de Harmony Korine, quien entrara en barrena en los radares cinéfilos gracias a su labor como guionista de la legendaria ‘Kids’, de Larry Clark, drama juvenil de 1995 que no tardaría en erigirse como uno de los retratos generacionales más brutales del indie americano moderno. A partir de ahí, el hombre probaría suerte con la dirección, y así empezaría una de las filmografías más radicales (y por esto estimulantes) de la autoría cinematográfica más rabiosamente moderna.

En ella encontramos títulos tan odiados y amados como ‘Gummo’, ‘Mister Lonely’, ‘Trash Humpers’ o, por supuesto, ‘Spring Breakers’, película fundamental, en la consagración del sello A24, la que ahora mismo pasa  por ser la productora/distribuidora más cool del mundillo. Muy a rebufo de esta última (una estilizada crónica de las farras primaverales universitarias) encontramos al protagonista de ‘The Beach Bum’, un Matthew McConaughey en uno de los mejores papeles de su carrera, y quien perfectamente podría ser el alter ego del propio Harmony Korine.

En la pantalla, vemos a un golfo haciendo lo que más le gusta: golfear. Un despojo humano nada acomplejado por dicha condición. Al revés, el tipo la lleva con todo el orgullo y, por qué no decirlo, con toda la pachorra que caracteriza a esos seres superiores que han conseguido colocarse en una posición muy por encima del Bien y del Mal. La cámara y el texto de Korine sienten el flechazo; quedan inmediatamente prendados del carisma pasado de rosca del tal ‘Moondog’, un poeta que deambula alegremente por las erráticas sendas de la auto-destrucción.

Acompañando a McConaughey están Isla Fisher, Zac Efron, Snoop Dogg, Martin Lawrence o Jonah Hill. Un reparto espectacular, que en otros tiempos habría garantizado una más que generosa distribución mundial a la película en cuestión. Pero no, para ponernos en situación, ni el Festival de Venecia (cuando tuvo la ocasión) se atrevió a programarla. Ya se sabe, vivimos tiempos extraños, en los que el cine para adultos siente fuertes reacciones alérgicas ante todo lo que mínimamente huela a riesgo. Y así es ‘The Beach Bum’, efectivamente, aunque para ser justos, tiene de ‘adulta’ lo mismo que su autor, quien al fin y al cabo no es más que un niño… esto sí, con la edad legal suficiente para conseguir todas las sustancias ilegales imaginables.

Consecuentemente, ‘The Beach Bum’ opera como una farra sin hora de cierre. A nivel narrativo, podría existir cierto interés para ver si el protagonista encuentra o no cierto camino que pudiera parecerse remotamente a la rectitud de la redención (en este caso, abrazar la sobriedad y conseguir que el arte lírico que supuestamente fluye por sus venas, vuele cual ave fénix), pero a efectos prácticos, esto no importa. De hecho, nada (ni nadie) importa. Harmony Korine se reivindica así, por enésima vez, como uno de los más grandes maestros del nihilismo cinematográfico. Atención a esto porque realmente así lo siento.

Dentro de un par de siglos, cuando por fin hayamos conseguido arrasar todo el planeta, los pocos supervivientes de la humanidad intentarán entender cómo llegamos al punto de precipitarnos hacia nuestro propio fin, y tendrán en ‘The Beach Bum’ uno de los más esclarecedores testigos de tan demencial proceso.

Harmony Korine y Matthew McConaughey, desatados; nadando como peces en una jarra de cerveza. Lúcidos en una borrachera con proyección de resaca apocalíptica; fumando una y otra vez porque cada calada podría ser la última. Y no hay melancolía en el gesto, ni mucho menos rabia, solo el dulce vacío del placer hedonista: el que mejor sabe disfrutar el momento. Carpe diem, porque no hay ayer, ni mañana, ni belleza ni fealdad… ni nada que se acerque remotamente a impedimentos morales. Solo el ahora, marcado por la más bobalicona y feliz de las sonrisas.