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Un libro recoge los cien años de historia de la enfermería de la Plaza de Toros de Iruñea

El doctor Javier Álvarez Caperochipi ha recogido en un libro los cien años de historia de la enfermería de la Plaza de Toros de Iruñea, de la que ha destacado su nivel y que en un siglo no ha muerto en ella «ningún torero ni subalterno».

La Plaza de Toros de Iruñea, en una imagen de los últimos sanfermines, cumple un siglo este año.
La Plaza de Toros de Iruñea, en una imagen de los últimos sanfermines, cumple un siglo este año. (Gorka RUBIO/FOKU)

Un libro escrito por el doctor Javier Álvarez Caperochipi recoge los cien años de historia de la enfermería de la Plaza de Toros de Iruñea. En concreto, la obra se titula ‘Un siglo de alerta roja. La enfermería de la Plaza de Toros de Pamplona (1922-2022)’ y en su presentación, el autor ha afirmado que la capital navarra tiene «una plaza de toros de primera categoría y una enfermería de Champions».

El coso iruindarra ha acogido la presentación del libro con motivo del quinto peldaño de la escalera sanferminera, donde Álvarez Caperochipi ha destacado que «en 100 años, no ha muerto ningún torero ni subalterno en la plaza».

Según el autor, se trata de «un libro apto para taurinos, sanitarios y sobre todo para personas curiosas que quieran conocer cosas que no se conocen, si no están metidas en el contexto taurino».

Un ensayo médico histórico en el que se recogen historias y anécdotas que han sucedido en el centenario de la enfermería de la Plaza de Toros de Iruñea. «No solo hay cornadas y sangre. En el perímetro de la enfermería hay muchas cosas que ocurren y que son muy simpáticas», ha afirmado Álvarez Caperochipi.

En el año 1900 se publicó un Reglamento Taurino que obligaba a las plazas de toros a disponer de un espacio para la enfermería, atendido por médicos y practicantes con presencia física durante la corrida, y a disponer de un instrumental quirúrgico adecuado de suturas y hemostasia, además de un botiquín de primeros auxilios con las medicinas importantes de la época.

Es por ello que la primera enfermería se creó en la antigua Plaza Vieja (1852-1921), situada en el actual emplazamiento del teatro Gayarre. Sin embargo, nada tiene que ver con la actual.

En 2003, Ángel Hidalgo, responsable de la enfermería desde ese año, dio un gran paso en la modernización de la enfermería. Durante las fiestas, la misma se transforma en una sala propia de un hospital de primera fila con especialistas, enfermeras y todas las prestaciones técnicas e instrumentales, permitiendo realizar con éxito las cogidas más graves, como las de Padilla o Rafaelillo.

Hidalgo ha explicado que «este año seguimos el mismo equipo de años anteriores y, además de ser especialistas en diferentes ámbitos, somos todos muy amigos. En total somos unas 18-20 personas».