Aritz Intxusta
Redactor de actualidad

Se vende circuito, razón aquí

El Gobierno de Nafarroa quiere desprenderse del circuito de Los Arcos. El proyecto nació del capricho de un constructor y del capricho todavía mayor del presidente Miguel Sanz. El precio que se pueda conseguir por una astracanada de 60 millones es hoy una incógnita.

Inauguración del Circuito de Los Arcos, con Samaniego, Sanz y Elena Torres.
Inauguración del Circuito de Los Arcos, con Samaniego, Sanz y Elena Torres. (Gobierno de NAVARRA)

Huele a champán y goma quemada. Corre el año 2010 y la saga “Fast and Furious” va por su cuarta entrega. El Circuito de Navarra acaba de ser inaugurado en Los Arcos por el presidente Miguel Sanz, que está a punto de pasar el testigo a Yolanda Barcina. La factura para las arcas públicas del circuito, según constató la Cámara de Comptos, se ha ido más allá de los 60 millones de euros. Pocas sospechas hay de desfalco. No se escatimó en materiales de calidad, gastaron a lo loco, eufóricos. Querían un circuito fetén. Y lo es. La operación se gestó en 2006, tiempos de atar perros con longanizas, de constructores a los que les sobraba el dinero y de la burbuja en su esplendor. Vísperas del baño de realidad de la gran crisis financiera. 

Esta semana el Gobierno de Nafarroa ha decidido colgar el cartel de “Se vende”, a aquel flamante circuito. Nada se dice del precio. Escuchan ofertas. Han pasado 12 años y las fotos de su inauguración tienen un punto casi impúdico. Ni siquiera el circuito se ha terminado de pagar. Quedan todavía 6,7 millones de un crédito de 35. 

Toca explicar someramente por qué el Circuito nunca funcionó antes de entrar en si es sensato venderlo (o el cómo venderlo), aportar alguna cifra que aún no ha salido a la luz y algún problemilla extra que tampoco se ha contado. 

“Diario de Navarra”, al informar esta semana que el circuito salía a la venta, se ha referido a él como «pesadilla», ayudando a espantar compradores. Pero algo de razón lleva. Jamás, ni cuando descorcharon el champán, se planteó que aquella inversión se recuperaría. Daba igual, fue un capricho y los caprichos no se piensan demasiado.

Los Arcos no es el mejor sitio para una infraestructura que, de partida, iba a ser deficitaria y que solo tenía un pase por los  presuntos retornos indirectos que Sanz prometía (gastos en alojamiento, etc. del público que iba a atraer). No es que el pueblo tenga nada de malo, al contrario, pero se encuentra a 44 minutos en coche de Iruñea y a solo 25 minutos de Logroño. En consecuencia, buena parte de los retornos indirectos, que no fueron tantos como los prometidos, se los ha llevado la comunidad vecina. 

Samaniego tenía previsto gastar 6 millones pero a Sanz le gustó la idea y el Gobierno acabó pagando más de 60.

 

El circuito se encuentra en Los Arcos, simplemente porque uno de esos constructores que el ladrillo y la burbuja hizo millonarios, Jesús Samaniego, comenzó a construir un circuito privado en terrenos de poco valor. Tenía previsto gastar 6 millones, pero al presidente Sanz le gustó la idea y metió al Gobierno en el ajo, coinvirtiendo con Samaniego. Nafarroa acabó con el 95% de la sociedad y engordó el proyecto hasta los 60 millones largos citados. Samaniego se encargó de las obras y se quedó con el 5% de la sociedad, con lo que el negocio le salió redondo. Aun así se quejó, pues había una discrepancia de 4,3 millones de euros por sobrecostes. 

¿Cuánto vale hoy el circuito?

Dos motivos espúreos empujan al Gobierno actual a deshacerse del circuito. El primero y evidente es que quedan ya solo 6,7 millones de euros por pagar, por lo que conseguir lo suficiente como para saldar la deuda y olvidarse del Circuito no parece un imposible. Partiendo de la base de que es –casi– diez veces menos de lo que valió, liquidar no debiera ser complicado. 

Otro motivo, que no se ha escuchado apenas, es que doce años después el circuito necesita otra vez que le den de comer. El asfaltado acusa los años y volverlo a poner a punto va a costar entre 2 y 4 millones de euros (dependiendo de lo bien que se quiera reasfaltar).

La decisión adoptada por la empresa pública que lo gestiona, Nicdo, –y, en consecuencia, por la consejería de Rebeca Esnaola– será un acierto en caso de que consigan un comprador que ofrezca un precio razonable por la pista. Lo que no tiene demasiado sentido es sentar la decisión, como hizo el actual responsable de Nicdo en la radio, en que las pérdidas del año previo estaban en 4,9 millones. No es del todo así.  

No demasiado sentido es sentar la decisión, como hizo el actual responsable de Nicdo en la radio, en que las pérdidas del año previo estaban en 4,9 millones. No es del todo así.  

 

A esa cantidad que mencionó Ramón Urdiáin hay que quitarle 2,4 millones que se corresponden al crédito (que se paga sí o sí) y además tener en cuenta, el año pasado fue atípico a causa del covid y la pista no pudo funcionar la mitad del tiempo y, cuando sí pudo hacerlo, existía miedo, aforos... por no hablar de que, sin posibilidad luego de disfrutar de locales de ocio, apetecen menos eventos de este estilo. 

Lógicamente, si los grupos políticos oyen que el agujero anual del circuito es de cinco millones, van a ser más favorables a una hipótesis de venta. Y quizá venderlo es lo mejor que se pueda hacer, aunque solo sea por política. El circuito, a la postre, constituye una oda al consumo descontrolado de combustibles fósiles, a la contaminación y la antítesis del desarollo sostenible. No tiene sentido que lo público impulse algo así. Pero, aun desde este ángulo, habrá que buscar la salida más digna y menos dolorosa para las arcas públicas.
Hay distintas fórmulas para fijar un precio para el Circuito. La primera –lógicamente descartada– es que el Gobierno recupere lo que invirtió. Es decir, unos 60 millones de euros. 

Un segundo método es asumir que la infraestructura se ha deteriorado, restar las amortizaciones, etc. En su momento, cuando Uxue Barkos coqueteó con la idea de desprenderse del circuito (pues también lo hizo), se llevó a cabo una estimación del valor actual que apuntaba en ese momento algo por encima de los 30 millones. 

En su día, se ofreció una opción de compra a la empresa Los Arcos Motorsport (una sociedad que gestionó la infraestructura entre 2014 y 2019) por 15 millones de euros.

 

Otra fórmula para calcular el precio es ver por cuánto se han vendido construcciones análogas a la pista de Los Arcos. Se han hecho estudios, pero las particularidades son tantas que no se ha llegado a cifras concluyentes.

Existe otro precio para el circuito. En su día, se ofreció una opción de compra a la empresa Los Arcos Motorsport (una sociedad que gestionó la infraestructura entre 2014 y 2019) por 15 millones de euros. Esto implicaría reconocer unas pérdidas de 35 millones de euros en poco más de una década. Motorsport dijo que no. Y esto hoy es muy malo, pues resulta indicativo de que quizás el circuito valga todavía menos. Y no es el único indicador que apunta a que el precio será incluso más bajo. Por cierto, aquella cifra de 15 millones se dio simplemente porque era la deuda que restaba.

Jóvenes observan una carrera de motos en el Circuto de Navarra. (Iñigo URIZ/FOKU)

En operaciones económicas de este tamaño, normalmente, al comprador poco o nada le suele importa cuánto haya costado la obra. Lo que de verdad le interesa es cuánto puede rentabilizarla. Por esto, la convención para empresas es realizar una multiplicación por siete del Ebitda. En el caso de Los Arcos, el resultado neto de explotación puede estar en torno a los 300.000 euros. Por tanto, por este método –el más común, hay que remarcarlo­– al comprador se le pueden pedir unos 2,5 millones de euros. 

Sabiendo esto, cabe preguntarse si, a día de hoy, alguien va a ser capaz de pagar los 6,7 millones de euros que necesita el Gobierno para quitarse la deuda, sabiendo, además, que le toca gastar otros dos millones en el reasfaltado. ¿Va a conseguir el Gobierno que alguien le pague el triple de lo habitual? ¿Si lo hiciera, si vendiera por 6,7 millones, sería una decisión acertada?

¿Si el Gobierno vendiera por 6,7 millones un circuito que costó más de 60 sería una decisión acertada?

Por este sorprende tanto la decisión de vender. Existen otros modelos, como el alquiler con opción a compra, que permitirían que una empresa interesada, si realmente le va bien promoviendo, fuera capaz de rentabilizar la infraestructura y animarse a pagar algo más.

Tras dos años perdidos por el covid, no parece mal momento para campeonatos y el mundo del motor. Pues no es lo mismo vender en horas bajas tras la pandemia, que venderla cuando las expectativas son mejores. 

No cabe olvidar que el circuito sigue valiendo por lo que hay ahí construido: el centro de convenciones, el recinto vallado, la explanada asfaltada de 25.000 metros... ¿Si Nicdo llena el Arena una y otra vez, no sería capaz de llenar algo más grande al aire libre? ¿Música, quizás? Si la filosofía de Nicdo es «despamplonizarse», el circuito sigue siendo un potente activo.