Arnaitz Gorriti

Saski Baskonia debe poder meterle mano a un Real Madrid cojo y descabezado

Sin Llull, con Abalde muy castigado y con Chus Mateo encargado de dirigir a la nave blanca, el Real Madrid se presenta en un Buesa Arena vulnerable como casi nunca, pero ante un Saski Baskonia muy poco fiable este año como local. Fontecchio demanda «más energía» a partir de las 21.00 de este martes.

Simone Fontecchio espera un Baskonia con «más energía» este martes.
Simone Fontecchio espera un Baskonia con «más energía» este martes. (Endika PORTILLO / FOKU)

«No queremos irnos de vacaciones en mayo», dijo Wade Baldwin a cuenta de la eliminatoria de cuartos de final de Bitci Baskonia frente a Valencia Basket. Entre el buen hacer y la carambola, los deseos del base de Nueva Jersey se hicieron realidad, pero la triste realidad es que un Real Madrid medio cojo y descabezado, que además ahora cuenta con la baja de su entrenador jefe, tiene a los de Neven Spahija contra las cuerdas, a la espera de que estos reaccionen este martes a partir de las 21.00, en la que se espera que sea la primera visita al Buesa Arena de esta serie. La primera, que no la última, a poder ser.

Sergi Llull no estará en Gasteiz, Abalde llegará a tiempo, pero muy castigado y, ¡caramba! se han lesionado los dos apartados por el Real Madrid, tanto Thomas Heurtel como Trey Thompkins. Si alguna vez toca decir que la ocasión la pintan calva, es esta para que Saski Baskonia le meta mano a un Real Madrid que se está cayendo físicamente –más allá de las buenas noticias sobre Pablo Laso, el cual ya está en planta después de habérsele dado de alta en la UCI– y en el que Chus Mateo será el encargado de llevar su banquillo.

Pero en ese «caerse físicamente», el propio Saski Baskonia no está como para sacar pecho. Tavares y Poirier –tocado este último– se están bastando para dominar el rebote ellos solos, con jugadores como Rudy Fernández o Yabusele ejerciendo como subalternos.

Lo verdaderamente sangrante está siendo la superioridad madridista en el puesto de base, siendo Juan Núñez –cuya aportación está siendo mayor a la esperada, pero pequeña en culquier caso– el único base puro del cuadro blanco, al tiempo que entre Hanga y Causeur, más la ayuda de Rudy Fernández –cuya mano izquierda recuerda a los peores días del bueno de Joxean Tolosa– para no solo salir del entuerto, sino además poder producir sin excesivos agobios, toda vez que la opción presionar a toda cancha o atacar el bote de los armadores o cualquier otra «osadía estratégica» parece haberse abandonado hasta como hipótesis por parte del bando baskonista.

«¡Claro que podemos dar más! Sabemos de la calidad del Real Madrid, pero hemos hecho dos partidos muy malos», ha subrayado Simone Fontecchio en la previa al encuentro de este martes. Y eso que el de Pescara ha sido de los más destacados por el bando gasteiztarra.

El alero italiano ha subrayado en que uno de los factores que definen este 2-0 está en la escasa «energía» que han puesto los gasteiztarras. «Ambos equipos nos conocemos bien, pero por nuestra parte podemos poner más energía en el campo. Hay que buscarla como sea, empezando en que jugamos en casa ante nuestra afición», ha indicado Fontecchio, sabedor de que se espera una gran entrada este martes, superando quizá los 9.734 espectadores que se reunieron en el choque frente a Valencia Basket.

Por parte de Neven Spahija, en un gesto que lo honra como ser humano, ha primado el recuerdo por Pablo Laso –como en el caso de Fontecchio y el propio Saski Baskonia como club–, pese a ser consciente de estar «ante un partido muy importante para sobrevivir en la competición».

«La salud y la vida son mucho más importantes que cualquier partido. Quisiera enviar de mi parte y del club un abrazo a Pablo Laso. Ojalá se recupere bien y podamos verlo trabajando otra vez», ha indicado, en unas declaraciones que necesarias en un mundo a veces tan poco humano como el deporte profesional.

En todo caso, el de Sibenik pronto ha redirigido sus expectativas hacia el duelo del martes, destacando la falta de un partido completo en los duelos del WIZink Center. «En el primer partido atacamos bien, pero defendimos fatal, concediendo 17 triples y muchas canastas de segundas opciones. En el segundo, nos quitamos muchos puntos de este tipo, pero atacamos muy mal, sin usar el extra pass, tomando tiros que no necesitábamos hacer. Nosotros dependemos mucho del tiro exterior, pero para tener buenos porcentajes, hay que buscar esas mejores posibilidades», se ha quejado el técnico croata.

«Los jugadores quieren y espero que, con la ayuda de nuestra afición, vayamos a jugar un baloncesto mucho mejor», ha indicado Spahija, sabedor de que el equipo debe olvidarse de sus flaquezas como local de esta temporada y buscar un triunfo balsámico incluso con sus incondicionales, muy decepcionados con el desempeño de los suyos, en especial en el segundo encuentros, en el que los gasteiztarras bajaron los brazos al poco de arrancar el tercer cuarto, dejando poco más de 15 minutos para los «minutos de la basura» en el que lo más que consiguió el Baskonia fue perder por una diferencia digna.

Ya no le queda margen de error al cuadro gasteiztarra, pero ante un Real Madrid tan mermado y con un Buesa Arena que se espera esté lleno hasta arriba, al menos podría quedar la honrilla de forzar el cuarto partido y, ya mirando al jueves, ver si las debilidades del Real Madrid se pueden explotar.