Daniel   Galvalizi
Periodista

La campaña andaluza se estanca y la duda es el papel de Vox en la Junta

Al cumplirse la primera semana de campaña formal, solo el debate de este lunes puede mover el amperímetro. El primero, realizado la pasada semana, no dejó nada nuevo. El PP y la ultraderecha pugnan por si hacer coalición o no, y el progresismo necesita espabilar si no quiere una derrota por paliza.

Foto de grupo de los seis candidatos a presidir la Junta de Andalucía que participaron en el debate en RTVE el 6 de junio.
Foto de grupo de los seis candidatos a presidir la Junta de Andalucía que participaron en el debate en RTVE el 6 de junio. (Joaquín CORCHERO | Europa Press)

«Soy distinto», parece querer dar a entender todo el tiempo el presidente de la Junta y candidato a ser reelegido, Juanma Moreno Bonilla. Durante esta campaña, en la que sobrevuela constantemente el fantasma de otra coalición con la extrema derecha, el líder del Partido Popular andaluz intenta desmarcarse todos los días un poco, al menos en el discurso.

La campaña en Andalucía ha pasado su ecuador y acabará a las 0:00 horas del próximo sábado, 32 horas antes que se abran las mesas de votación en las ocho provincias, que esperan a 6,7 millones de posibles electores. El PSOE, Por Andalucía y Adelante Andalucía cruzan los dedos para que todos ellos sufraguen porque, si la desmovilización progresista se repite como en 2018, se encaminan a una derrota histórica.

La primera semana no presentó grandes hitos que puedan virar la decisión del electorado, que, según el CIS, es poner al PP casi al borde de la mayoría absoluta (fijada en 55 escaños), catapultar más aún a Vox y mostrar un declive histórico de los socialistas y la casi desaparición de Ciudadanos, además de lastimar a la izquierda transformadora, que, en otra actitud fratricida, va por separado y divide el voto en todas las circunscripciones.

Escaso proselitismo

Una actividad proselitista estancada viene siendo la nota. En ese intento de Moreno Bonilla de mostrarse como un adalid de los conservadores moderados y demócratas, la última disputa verbal con Vox ha sido sobre su rol en el futuro gobierno. El presidente andaluz dijo el viernes que «sería incoherente» una coalición en el Palacio de San Telmo con el partido de su rival a la derecha, Macarena Olona, la actual portavoz en la Carrera de San Jerónimo.

Desde la granadina Almuñécar, y a través de la Cadena Ser, Moreno criticó que Vox exija entrar en un gobierno en el que «no creen» porque están en contra del Estado de las Autonomías. Además, reiteró que va a luchar contra la violencia de género y el cambio climático, y negó que acepte cerrar la radiotelevisión pública andaluza. Sin embargo, no cerró la puerta y dijo que desde el PP «tendrán que buscar otras fórmulas» para conseguir la investidura.

Abascal ha dicho que habrá coalición PP-Vox «sí o sí», con todo lo que eso impactaría a nivel estatal y europeo, ya que Andalucía es una de las subregiones más grandes de la UE

La ultraderecha, que cabe recordar dio su primer gran salto en votos a nivel institucional justamente en las autonómicas de Andalucía a fines de 2018, ha cambiado en 2022 su estrategia y ahora sí exige formar coaliciones de gobiernos y cargos. Lo hizo en Castilla y León, y ahora el presidente de Vox, Santiago Abascal, incluso ha dicho que habrá coalición «sí o sí», con todo lo que eso impactaría a nivel estatal y europeo, ya que Andalucía es una de las subregiones más grandes de la UE, con casi nueve millones de habitantes y un territorio mucho más extenso que el de Baviera o Escocia.

El vicepresidente saliente de la Junta, Juan Marín (Cs), podría rentabilizar el pánico que genera en la derecha moderada imaginar en este cargo a una Olona que representa lo más rancio de Vox. En sus últimas declaraciones, ha asegurado que lo que realmente desea Moreno «es seguir gobernando» con la formación naranja y lamentó que los presuntos logros de la coalición actual solo le está trayendo beneficios electorales al PP. Además, en un guiño al voto útil, ha adelantado que no apoyará un gobierno con el PSOE-A, al que calificó como «el peor de la historia de Andalucía».

En la acera de enfrente, el candidato socialista, Juan Espadas, ha reivindicado el modelo de gobierno que llevó adelante durante sus tiempos de alcalde de Sevilla, donde gobernó en minoría alcanzando pactos legislativos puntuales con Podemos y con Ciudadanos. El líder del PSOE local machaca todo lo que puede el fantasma de la ultraderecha y ha insistido en que Moreno Bonilla, aunque diga lo contrario, «sabe que tendrá que gobernar con Vox».

También azuza con el espectro de Olona cuando reitera, como hizo el viernes en la COPE, que es difícil pactar con gente que está en contra de la autonomía andaluza. A diferencia de otras regiones del Estado, el autogobierno es muy caro a los sentimientos de los andaluces, que, si bien no son soberanistas, rechazan rotundamente el centralismo. En la misma entrevista ratificó que está en contra de la bajada de impuestos «para hacer regalos fiscales a los que más tienen». En este asunto de la fiscalidad, Moreno Bonilla no se diferencia ni de Díaz Ayuso ni de Núñez Feijóo.

Por su lado, la candidata del frente de Podemos, Izquierda Unida, Equo y Más País, Inma Nieto, mantiene su tono suave y alejado del estilo más combativo de barricada de Teresa Rodríguez (exlíder del Podemos andaluz hasta que rompió al conformarse la coalición en Moncloa) e insiste en la movilización de la izquierda, haciendo foco en revertir los recortes en la sanidad pública.

«Algunos gallitos se van a llevar una sorpresa el 19-J», comentó en entrevista con el diario ‘La Voz de Almería’, asegurando que las encuestas están sub-pronosticando su fuerza electoral. Nieto se mueve bien en distancias cortas y, como explicaron días pasados a GARA fuentes de Por Andalucía, la idea es mostrar cercanía ante el electorado y diferenciarse de la formación de Rodríguez, a la cual califican como ‘la CUP andaluza’.

La última encuesta publicada por ElectoPanel muestra un leve descenso del PSOE y de Vox tras la primera semana de campaña y un ascenso de Adelante Andalucía, quedando a poca distancia en preferencias de los votantes pero siendo víctima del sistema D’Hont, quedando a cuatro escaños de sus rivales próximos (3 por 7 de los morados). Según el mismo sondeo, el PP lograría 43 escaños y Vox 26, lo que daría una comodísima ventaja a las derechas en el Parlamento andaluz.

Un debate sin ganadores claros

La campaña dista de ser entretenida y, como muestra, los portales: cuesta entrar a los sitios web de los dos periódicos más leídos de Andalucía (‘Diario de Sevilla’ y ‘Diario Sur’ de Málaga) y ver inmediatamente noticias de las elecciones. Priman artículos sobre el grave incendio en Sierra Bermeja o el caso del crimen de Marta del Castillo.

La campaña dista de ser entretenida y el debate de la semana pasada no ha ayudado

El debate de la semana pasada no ha ayudado. Era probable, como acabó siéndolo, que todos iban a cuestionar duramente a Moreno Bonilla, que salió bastante airoso y pareció que su objetivo principal fue cumplido: no entrar en una batalla dialéctica con Macarena Olona, quien lo buscó incesantemente pero no lo encontró.

Marín pudo mostrarse como una opción pragmática para quienes quieren una investidura del PP pero sin Vox y, debe decirse, fue quien utilizó algunos de los mejores argumentos contra Olona y desnudó su desconocimiento técnico de la Administración Pública andaluza y las competencias.

Teresa Rodríguez fue la de más vehemencia contra el argot antifeminista de Olona y tuvo un discurso nítidamente de izquierda dura, con la ayuda de no pertenecer a ningún ejecutivo (su fuerza gobierna el Ayuntamiento de Cádiz y poco más). Los límites que representan ser parte de una formación que cogobierna el Estado jugaron de freno para Inma Nieto, que es la candidata menos conocida para los electores y el debate le ha servido para hacerse notar.

Este lunes los seis postulantes volverán a verse a la cara a las 21.30 pero ya no en TVE, sino en Canal Sur. Quizás, junto con el cierre de campaña, la última oportunidad para motivar a un electorado que poco está obteniendo de esta campaña.